Usted está aquí: jueves 31 de marzo de 2005 Ciencias Científicos y universitarios de países pobres emigran al primer mundo

Desde la década de los 90 ha crecido la fuga de cerebros, revela estudio de la OIT

Científicos y universitarios de países pobres emigran al primer mundo

Esta movilidad frena el avence tecnológico de estos Estados y crea "círculos viciosos"

Releva que 47% de los extranjeros que logran un doctorado en EU se queda allá

CAROLINA GOMEZ MENA

Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que la cantidad de científicos e ingenieros que han abandonado sus países de origen hacia naciones industrializadas en busca de mejores opciones de trabajo, de ascenso y de remuneración, equivale a cerca de un tercio del número de los que se quedan en sus países de origen, lo cual provoca una merma importante del capital humano para estos rubros, el cual es "indispensable para la productividad y el crecimiento económico" de las naciones pobres.

En su estudio En busca de un compromiso equitativo para los trabajadores migrantes en la economía globalizada, la OIT plantea que por lo menos hay "400 mil científicos e ingenieros de naciones en desarrollo" que trabajan en actividades de investigación y desarrollo en las naciones del primer mundo, y 1.2 millones siguen laborando en su país.

En el apartado "Emigración de personas calificadas: fuga de cerebros", este organismo internacional expone que desde principio de la década de los 90 la movilidad de trabajadores muy calificados está aumentando de manera constante, ante la creciente demanda mundial de especialistas, del avance de la globalización y del espectacular desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación.

Advierte que la fuga de cerebros no sólo puede frenar el avance tecnológico de un país en ciertas circunstancias y dependiendo de la magnitud, sino que también puede "engendrar círculos viciosos", por ejemplo, en la atención de aspectos tan importantes como la salud, y cita que la emigración de médicos y enfermeras africanos está "menoscabando el nivel de la atención de salud" en ese continente, justo en el momento en que es más acuciante la necesidad de disponer de esa atención en razón del avance del VIH/sida. Subraya que en Ghana y en Jamaica los médicos formados en el propio país que trabajan en el exterior "son más numerosos que los que siguen ejerciendo en su país".

En el análisis también se sostiene que la migración de estudiantes es un fenómeno precursor de la fuga de cerebros, y alude que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a principios del actual milenio poco más de "1.5 millones de estudiantes extranjeros cursaban estudios superiores en los estados miembros, y que de ellos más de la mitad eran procedentes de países ajenos a la OCDE, de este total casi medio millón estaba en Estados Unidos, un cuarto de millón en el Reino Unido y en Alemania alrededor de 200 mil".

Tras acotar que una proporción importante de los estudiantes acaba siendo inmigrante permanente, alude que aproximadamente "47 por ciento de las personas nacidas en el extranjero que completan un doctorado en Estados Unidos se quedan en este país".

Aspectos positivos

Pero la OIT destaca que cuando el éxodo tiene retorno se "desencadenan diversas fuerzas que pueden promover el crecimiento económico por un efecto de retroacción, pues los migrantes al regresar traen sus calificaciones y su experiencia laboral del extranjero impulsando con ello el aumento de la productividad". De igual forma, refiere que "por sí sola la perspectiva de conseguir ingresos más altos gracias a la migración puede incitar a invertir más de lo previsto en educación, tanto pública como privada", pero ello realmente depende de las condiciones de cada país.

Al citar que también las naciones desarrolladas "promueven la inmigración de profesionales mediante mecanismos de contratación y sistemas de selección que facilitan su entrada", y que esos sistemas de selección consiguen "atraer a los más brillantes y competentes de los países en desarrollo", la OIT señala que en el decenio pasado las personas que habían inmigrado a Estados Unidos procedentes de países en desarrollo tenían en promedio un nivel de educación "dos veces superior al de sus compatriotas que seguían viviendo en su país", un ejemplo de ello lo fueron los jamaicanos, ya que a principios de esta década había "3.7 veces más jamaicanos de nivel universitario en Estados Unidos que en su propio país".

 
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