Usted está aquí: lunes 7 de marzo de 2005 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Intereses nacionales, a la basura

Los priístas aprueban que sectores estratégicos del país queden a merced del capital foráneo

INMERSOS EN LA GRILLA sucesoria, los desvergonzados delegados priístas reunidos en Puebla se despreocuparon de todo lo demás y tiraron la seguridad y los intereses nacionales al bote de la basura, al aprobar que sectores estratégicos del país queden a merced del capital privado, especialmente el foráneo.

RESULTA ESCALOFRIANTE SIQUIERA suponer que esos especímenes lleguen a gobernar al país, pero parece que la maquinaria neoliberal terminaría por romper los candados para que México regrese a situaciones históricamente superadas.

CASI SIETE DECADAS atrás, don Jesús Silva Herzog describió una serie de acontecimientos sufridos por México y los mexicanos, y que a raíz de la decisión cardenista de 1938 el país y sus habitantes nunca más volverían a tolerar; sin embargo, las decisiones asumidas en la 19 asamblea priísta parecen buscar que la historia se repita.

EL ILUSTRE POTOSINO sabía perfectamente de qué hablaba cuando refería que en México, antes de promulgarse la Constitución de 1917, el propietario del suelo lo era también del subsuelo; con esa base, en 1906 se celebraron los contratos con las extranjeras Pearson & Sons, luego traspasado a la Compañía Mexicana de Petróleo El Aguila, y con la Huasteca Petroleum Company en 1908, traspasado en 1922 a la Standard Oil Company de Nueva Jersey.

POR ELLO, VALE retomar algunos paisajes de México y el vampirismo petrolero (incluidos en el libro Jesús Silva Herzog, una vida en la vida de México, Lecturas Mexicanas número 49, SEP 1986): En 1908 hubo un incendio en el pozo Dos Bocas. La falla de conocimientos de los técnicos petroleros, que no habían conocido pozos de la potencia de los mexicanos, fue la causa del desastre. Se cuenta que el petróleo hecho llamas se elevó a 300 metros de altura. Fue imposible apagarlo. Se extinguió el incendio cuando se acabó el petróleo. Se calcula que se perdieron por descuido e ignorancia de los técnicos algo más de 50 millones de pesos; pero aquel incendio formidable reveló la inmensa riqueza de los campos petrolíferos de México.

EN 1911 SE PRODUJERON 12.5 millones de barriles; en 1916, 40 millones, y en 1921 la producción se elevó a 193 millones. A partir de ese año desciende la producción casi año tras año, a tal grado que en 1932 la producción fue apenas de 32 millones y en 1937, último año en que trabajaron las compañías petroleras en condiciones normales, llegaron a producir 47 millones de barriles.

EN NUESTRO PAIS existieron los gushers más productivos del mundo. Veamos unos cuantos datos: el pozo Potrero del Llano produjo en 28 años 117 millones de barriles; Cerro Azul, en 21 años, 89 millones; Juan Casiano, en nueve años, sólo en nueve, 75 millones. De 1901 a 1937 los campos mexicanos produjeron mil 866 millones de barriles de petróleo, riqueza enorme para las compañías extranjeras, y para México los salarios de hambre a nuestros trabajadores, impuestos discutidos centavo a centavo, presiones diplomáticas y ninguna obra de beneficio social.

HUBO UNA LUCHA constante en las zonas petroleras; lucha por la obtención de petróleo; lucha de compañías contra compañías; compañías inglesas contra compañías estadunidenses; en ocasiones luchas entre subsidiarias de una misma empresa por la obtención de los mejores terrenos petroleros. Un hervidero de pasiones. La historia del petróleo mexicano está llena de relatos sombríos, de chicanas, de incendios de juzgados para conseguir la desaparición de documentos comprometedores, de asesinatos de quienes se negaban a entregar sus propiedades.

POR OTRA PARTE, A LOS dueños de los terrenos se les pagaban por concepto de regalías sumas insignificantes. Ejemplos: al propietario del terreno en que brotó el pozo Cerro Azul, que produjo 89 millones de barriles, se le pagaron apenas 200 mil pesos; el dueño de los terrenos de Juan Casiano, que produjo 75 millones de barriles, recibió de los vampiros del oro negro apenas mil pesos anuales, y al propietario de un lote de Chinampa, del que se extrajeron 70 millones de barriles, se le entregó cada año la cantidad de 150 pesos.

LAS COMPAÑIAS PETROLERAS no sólo lucharon entre sí, lucharon también contra el gobierno y el pueblo de México. En noviembre de 1914 se levantó en armas en la zona petrolera de Tamaulipas y Veracruz el aventurero Manuel Peláez (al igual que Roberto Madrazo, tabasqueño), pagado por las compañías para sustraer de la obediencia del gobierno todo lo que era posible. Así las compañías se encontraron a menudo como moros sin señor. Este es un hecho histórico que ni las propias compañías se han atrevido a negar. Peláez depuso las armas en mayo de 1920.

LA SITUACION SE tornó grave al publicarse, a finales de 1925, la ley reglamentaria del artículo 27 constitucional en materia de petróleo. Notas poco diplomáticas y aun agresivas del Departamento de Estado. En alguna de esas notas se decía con cierto eufemismo que México estaba en el banquillo de los acusados ante el mundo civilizado.

DE LAS COMPAÑIAS petroleras: no obstante las cuantiosas utilidades obtenidas, jamás habían realizado una sola obra de beneficio social; se decía que solían ocultar sus utilidades por medio de maniobras contables para burlar el pago del impuesto sobre la renta, principalmente la Compañía Mexicana de Petróleo El Aguila; se afirmaba que de 1934 a 1936 inclusive las utilidades obtenidas por las empresas habían sido aproximadamente de 550 millones de pesos al año (alrededor de 2 mil millones de dólares de la época); para evitar el pago de impuestos elevados dividían las acciones de 10 pesos en una de cuatro de El Aguila de México y otra de seis de una nueva compañía El Aguila del Canadá. Había otra Aguila. The Eagle Shipping Company, a la que El Aguila de México vendía sus productos por debajo de los precios del mercado, trasladando de esta manera el pago de impuesto por concepto de utilidades de México al gobierno de su majestad británica...

EL 2 DE MARZO DE 1938 tuve mi primera plática con el embajador de México en Washington, Francisco Castillo Nájera. Me preguntó: "¿Qué cree usted que va a pasar?" Respondí: "Una intervención temporal..." "Eso yo lo arreglo". Añadí: "O la expropiación". "¡Ah, chingao! Si hay expropiación, hay cañonazos".

Las rebanadas del pastel:

EL PRI Y SU insistencia de volver al futuro.

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