Usted está aquí: viernes 25 de febrero de 2005 Mundo Disciplina militar, para frenar la corrupción en el turismo cubano

Ofensiva oficial contra "casos fuera de control"

Disciplina militar, para frenar la corrupción en el turismo cubano

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 24 de febrero. La disciplina laboral de un corporativo empresarial militar, que limita severamente el trato con extranjeros, podría ser aplicada a los trabajadores de turismo, según una resolución oficial.

La resolución del ministro de Turismo, Manuel Marrero, es esencialmente el reglamento ya vigente en la corporación Gaviota, conglomerado turístico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, dijeron a La Jornada fuentes que pudieron cotejar ambas disposiciones.

Marrero, arquitecto de 41 años, era director de Gaviota antes de hacerse cargo del ministerio, el 12 de febrero de 2004.

En un indicio de una ofensiva gubernamental contra la corrupción, el presidente Fidel Castro celebró en un discurso, hace dos semanas, haber despojado de facultades a alrededor de 3 mil ejecutivos y reconoció que la experiencia empresarial en la isla ha derivado en casos que "escaparon del control", tras la aparición de intermediarios extranjeros.

El Reglamento para las Relaciones con el Personal Extranjero en el Sistema de Turismo debía entrar en vigor el pasado viernes 18, pero hasta este jueves no estaba publicado en órganos oficiales ni había sido comunicada masivamente a los trabajadores, aunque circula en copias en el sector.

El documento precisa el trato que deben asumir los cerca de 100 mil empleados turísticos de todo nivel con la clientela extranjera, recoge normas establecidas por dos reglamentos previos (1990 y 1999) y agrega nuevas obligaciones.

Las novedades, según explicó a este diario una veterana empleada del ramo, son:

-Las invitaciones a diplomáticos extranjeros a celebraciones sociales y las felicitaciones de cualquier tipo a las embajadas, serán tramitadas por un viceministro de Turismo y la cancillería, que además fijará las normas de trato.

-La asistencia a reuniones sociales en embajadas o las invitaciones para que extranjeros visiten a funcionarios cubanos en sus casas, deben ser consultadas y aprobadas por escrito.

-Las recepciones o comidas que realice personal comisionado en el extranjero, deberán ser autorizadas por escrito por el ministro o por el jefe de la delegación.

-Cuando un extranjero quiera hacer un donativo, se le debe sugerir que lo haga para los sectores de la salud o la educación.

-Cualquier trabajador del sector de cualquier rango reportará por escrito a su superior todo regalo en especie que reciba de un extranjero con quien mantenga vínculos de trabajo.

-Los obsequios institucionales a los extranjeros serán aprobados por el ministro.

-Ningún trabajador o ejecutivo podrá utilizar, para fines laborales o personales, vehículos que sean propiedad o rentados por extranjeros, ni subir a carros de matrícula diplomática.

En cuatro de sus 10 capítulos el reglamento reproduce normas vigentes desde hace 15 años, pero que según algunas fuentes son de supervisión "casi imposible".

Son preceptos como los de mantener una vida austera, reportar cualquier hecho contrario "a los intereses del Estado", evitar opiniones "que vayan en detrimento del prestigio del país, institución cubana, colectiva de trabajo o compañero" o abstenerse de tramitar en forma individual becas, participación en eventos o visitas fuera del país.

Normas anteriores, también renovadas, son la de informar al superior en menos de 72 horas cualquier contacto con el empleado o su familia que "pretendan socavar su prestigio y moral revolucionaria" y contar con testigos, siempre que sea posible, en cualquier reunión de negocios con extranjeros.

 
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