Usted está aquí: martes 8 de febrero de 2005 Cultura Tamayo: catálogo razonado

Teresa del Conde/ I

Tamayo: catálogo razonado

El catálogo razonado sobre la gráfica de Rufino Tamayo ya está circulando. Es una publicación indispensable cuyo proyecto ha durado más de una década, auspiciado por la Fundación Tamayo, gracias a prioritarias mociones de su directora Aimée Labarrere de Servitje, con apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Turner. El trabajo general y la idea se deben a Juan Carlos Pereda, quien dividió las entradas del volumen por técnicas siguiendo un orden cronológico.

El catálogo comienza, por tanto, con las xilografías de 1925 (Sirenas, Virgen de Guadalupe, El leñador, etcétera) seguidas por otro conjunto de nueve viñetas, que se incluyeron en el Cancionero Mexicano de Mexican Folkways, editado por Frances Toor en 1931. Siguiendo declaraciones del propio Tamayo, antes se creía que su incursión en el quehacer litográfico se había iniciado en 1950 en los talleres parisinos del Gremio Internacional del amante de la estampa, y casi simultáneamente en el Atelier Desjobert.

Ese año Tamayo participó en la Bienal de Venecia (el primer premio lo obtuvo Matisse y el segundo Siqueiros) y presentó en París una exposición individual que André Breton prologó. En realidad sí había incursionado en la litografía a una tinta probablemente en el taller litográfico de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, que dirigía Emilio Amero. En el catálogo que comento se publica la litografía Pareja, a una tinta, firmada y fechada en 1933 en la piedra, sin numerar. Unos años después produjo aguafuertes, el de fecha más temprana, según el registro, apareció en la edición de lujo de la monografía que le dedicó Robert Goldwater en 1947, Hombre contemplando a la luna, en edición numerada de uno a ochenta, más cinco H.C. sin firmar. Como algunas veces me han preguntado qué significan las iniciales H.C. (las correspondientes a pruebas de autor no ofrecen problema) anoto aquí que H.C. significa Hors Commerce, ''no para la venta", aunque la admonición funcionaba sólo en el año de la emisión, porque después bien que se vendían.

Los aguafuertes de Tamayo alcanzaban tirajes considerables, por ejemplo 75, cuando los promovía un mismo atelier o casa editora, como los 15 que editó e imprimió Polígrafa de Barcelona en 1975, no todos de igual atractivo: por ejemplo, entre éstos, los hay soberbios, como la sandía entronizada mediante líneas de fuga, a tres tintas, o como Manos, dispuestas al centro de un radiante fondo amarillo, en tanto que las cabezas tipo Dubuffet son más convencionales.

Debió advertir la significancia de las manos estilizadas, como si fueran guantes o adminículos de armadura, toda vez que en Mixiografía realizó una Mano blanca, con los nudillos y líneas de articulación marcadas y después una Mano negra (con todo y lo que este término involucra), ambas impresas en el Taller de Gráfica Mexicana en 1977. De éstas existieron 25 ejemplares de lujo, numeradas con números romanos y 115 más, incluidas pruebas de autor y H.C. numeradas con arábigos.

Los efectos mercantiles del primer tiraje de aguafuertes deben haber sido benéficos para Polígrafa, dado que al año siguiente la misma casa imprimió 16 más, que desde mi punto de vista resultaron si se quiere menos derivativos de la retórica de Tamayo (a la vez más sencillos), pero quizá no tan ''comerciales" como los anteriores.

Algunos como Torre blanca y Niño con pájaros son, si se observan bien, excelentes por sintéticos, pero a la vez poco ''tamayescos", porque proponen opciones no tan transitadas por el maestro, en cambio sus modos compositivos resultan obvios en piezas como Mujer en azul, dividida en dos zonas en la que la geometría no excluye la figuración. Ese mismo año Kyron editó la serie Idolos precolombinos, copias libres de 12 piezas que Tamayo donó a la colección de arte prehispánico por él reunida en el acervo del museo que lleva su nombre en Oaxaca.

Recordó así sus dibujos realizados décadas atrás en el Museo Nacional de Etnología, de donde hizo derivar la idea de la marca que el arte preshispánico dejó en toda su trayectoria posterior, si bien su contacto con el arte antiguo de México ocurrió desde su más temprana infancia.

A 25 de estas litografías a línea (las que corresponden a pruebas de autor) les hizo un toque en forma de vaina con acuarela, que en sentido vertical atraviesa el espacio de impresión de arriba a abajo.

 
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