Un hogar de cientos de miles de tesoros editoriales

"Es bueno que se hagan nuevas bibliotecas, pero es más importante que se conserven las existentes y se apoye con recursos la salvaguarda de las colecciones, para conservarlas, restaurarlas, microfilmarlas, digitalizarlas", dice la coordinadora de la BNM.

ARTURO JIMENEZ

Si bien la Biblioteca Nacional de México, "sede de la memoria intelectual del país", cuenta con más de un millón 250 mil libros y documentos, sus principales tesoros, muchos con cinco siglos de existencia, se concentran bajo cuidados especiales en el Fondo Reservado, que alberga al menos 200 mil volúmenes y materiales.

Por un túnel que parte del edificio que alberga al Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB), la Biblioteca Nacional de México y la Hemeroteca Nacional, se llega a la estructura anexa que resguarda ese fondo.

Rosa María Gasca, coordinadora de la Biblioteca Nacional de México (BNM), bajo la responsabilidad del IIB, que dirige el escritor Vicente Quirarte, guía un recorrido y una reflexión por esos tesoros de papel.

Es un viaje privilegiado por olores y texturas de hojas antiguas y pastas escamadas hechas de papel, lino con papel y otros materiales. Libros colocados por miles en decenas de anaqueles, distribuidos en varios depósitos restringidos y laberínticos. Oscuros, para protegerlos de la luz, y con temperatura controlada, para que no los dañe la humedad.

"El Fondo Reservado reúne colecciones antiguas y para la consulta del público deben reunirse ciertos requisitos. Incluye colecciones desde unos 170 incunables -ediciones europeas desde la invención de la imprenta hasta el año 1500- hasta ediciones de principios del siglo XX", informa Gasca.

Dante, Juárez, Bonifaz

Son cuatro las grandes secciones en que se divide el Fondo Reservado. La sección I, Colecciones de Obras Raras y Valiosas, incluye la subsección Mexicana (1554-1910), con textos impresos en el país, entre ellos Recognitio summularum y Dialéctica resolutio, del humanista fray Alonso de la Veracruz, impresos en 1554 por Juan Pablos, el primer editor de México y América.

La subsección Incunables (1469-1500), entre los que destaca un ejemplar en italiano de La divina comedia, de Dante Alighieri, de 1498. Este fue restaurado por los especialistas de la BNM y se le cambió la portada original de pergamino, ya en muy mal estado, por una de piel con un grabado. Los viejos materiales sustituidos se archivan y se anexan a la documentación que recoge la historia de cada libro, añade Gasca.

La subsección Lafragua, una de las más consultadas, consta de mil 580 volúmenes de folletería, de 1576 a 1924, con poco más de 24 mil piezas, 18 mil de ellas del siglo XIX. José María Lafragua heredó una segunda parte de su tesoro al estado de Puebla.

Llama la atención la subsección Libros raros y curiosos, que reúne ediciones príncipes de libros impresos en diversas partes del mundo, desde el siglo XVI hasta el presente, sobre todo de tiradas muy limitadas, ricos en grabados, litografías, fotografías, valor literario e importancia de su autor e impresor.

La sección II, Archivos y Manuscritos, incluye el acervo Franciscano, muy consultado, por ejemplo, por investigadores e historiadores como Miguel León-Portilla, así como el Benito Juárez, que reúne cartas del entonces presidente a, por ejemplo, su yerno y colaborador cubano Pedro Santacilia.

Protegida por un plástico, en una de ellas, fechada el 6 de junio de 1858, en Veracruz, se puede leer de la fina caligrafía de Juárez acerca de su preocupación por la escasez de recursos "para el triunfo completo de la causa que sostenemos".

Gasca informa que existe el proyecto de digitalizar este archivo para los festejos, en 2006, por el bicentenario del nacimiento del Benemérito de las Américas.

Otro archivo es el Francisco I. Madero, del que destaca la correspondencia de éste con Venustiano Carranza y que la BNM enriqueció recientemente con la adquisición de más materiales.

Otros son el Angel María Garibay, el Vicente T. Mendoza, el Roberto Núñez y Domínguez, el Agustín Rivera y San Román, el de Tenencia de la tierra en el estado de Puebla, el Dr. Atl, el Enrique Olavaria y Ferrari, el Manuscritos de los siglos XVI-XX, los Libros de coros de los siglos XVII y XVIII. La subsección Iconoteca reúne grabados, litografías, fotografías, carteles, dibujos y otros materiales.

La sección III, Colección Fondo de Origen (o Fondo Primitivo), está compuesta de poco más de 95 mil volúmenes, en su mayoría impresos en Europa entre 1501 y 1821.

Mientras, la Sección IV, Colecciones Especiales, reúne los acervos de bibliotecas particulares adquiridas por compra o donación, como la de Mario Colín Sánchez, María Asúnsolo, Angel Pola, Escuela Nacional Preparatoria (Gabino Barreda), Rafael Heliodoro Valle y Francisco J. Mújica Díez de Bonilla.

Hace poco la BNM recibió en donación los acervos del poeta Rubén Bonifaz Nuño y del narrador Mariano Azuela, y pronto recibirá los de Carlos Pellicer, Celestino Gorostiza y Luis Cardoza y Aragón. Una reiterada muestra de confianza en la importancia y responsabilidad de la Biblioteca Naconal de México y en la UNAM.

Durante el recorrido, Gasca, con el apoyo de Liborio Villagomez, jefe del Fondo Reservado, mostró varios materiales, como un libro de coros manuscrito del Convento Grande de San Francisco, del siglo XVII.

Además, un ejemplar, "único en el mundo", del Graduale dominicale, de 1576, el cual también tuvo que ser restaurado. "Su importancia además es porque en el mundo hay pocos impresos mexicanos del siglo XVI". Villagómez agrega que estos libros estaban encaminados a regular la liturgia católica.

Otro es el de las actas de la Junta Revolucionaria de Puebla, reunida el 16 de noviembre de 1910. "Ya estaban avisados que iba a estallar el movimiento revolucionario", recuerda Villagómez.

Destacan los volúmenes "expurgados" (censurados) por la Santa Inquisición, que tachaba textos e imágenes según su criterio. Un ejemplo es una edición italiana de 1539 de Declaris mulieribus, de Boccaccio.

Un libro más, también sacado casi al azar de entre los miles de ejemplares, es el Album del imperio mexicano, con decenas de fotografías encabezadas por las de Carlota y Maximiliano y de miembros de su gabinete. Es curioso, comenta Gasca, que junto a las fotos de los conservadores aparecen las de liberales.

Durante el recorrido, Gasca menciona varios proyectos recientes y futuros con los que la BNM avanza en su labor, como el nuevo catálogo automatizado Nautilo (biblional.bibliog.unam.mx), que facilita la consulta mediante búsquedas. "Fue un gran paso porque se reúnen ya todas las colecciones de la Hemeroteca, la Biblioteca, las colecciones generales y las del Fondo Reservado".

Aparte, este año también se actualizó el equipo de cómputo de los empleados y se adquirió el sistema de automatización, llamado Aleph 500, para mejorar los servicios al público.

Pronto, con el Instituto de Química, se organizará una exposición de libros antiguos sobre el tema, los cuales saldrán del variado acervo científico de la BNM.

Se trabaja además en un Catálogo de Fondos Antiguos para incorporar todos los de la BNM en una base de datos e invitar a otras instituciones mexicanas que los tengan a sumarse al proyecto.

Pese a los recursos insuficientes, reconoce, la Biblioteca Nacional de México avanza en sus proyectos. Y aunque Gasca, como Quirarte, asume que es "un poco difícil" conocer el presupuesto de la BNM porque básicamente se destina al personal y la nómina no se maneja ahí, señalan que la asignación anual para la adquisición de libros es de unos 3 millones de pesos.

"La máxima institución"

Tras el recorrido por los tesoros de papel Gasca reflexiona: "Esta es la memoria intelectual del país, que se ha reunido a lo largo de su historia. Esta es la Biblioteca Nacional de México, que resguarda el patrimonio cultural de la nación. La biblioteca sigue adquiriendo y recibiendo donaciones de archivos.

"El propósito es que siga siendo la institución bibliotecaria con mayor presencia en la vida académica y cultural del país, la máxima institución de México."

Y considera que en lugar de los muchos recursos que consumirá el proyecto federal foxista de megabiblioteca mejor deberían destinarse apoyos para los proyectos que requiere la BNM y otras instituciones similares del país.

-ƑQué presupuesto se necesitaría?

-Es difícil fijar una cifra exacta, pero sí se requiere mucho más presupuesto para todos los proyectos de modernizar una biblioteca de esta naturaleza. Sería sobre todo para la conservación y preservación de los fondos, desde su microfilmación hasta su digitalización, que permitiría un mayor acceso y la democratización de la consulta.

"Así podrían hacerse consultas desde cualquier lugar del país y del mundo vía Internet, como se hace en muchas de las grandes bibliotecas del mundo. Eso además iría de acuerdo con los principios de 'memoria del mundo' que promueve la UNESCO. Todas esas bibliotecas tienen un presupuesto considerable para catalogación, preservación y digitalización."

Por si hubiera confusiones entre la Biblioteca Nacional de México y el proyecto federal de megabiblioteca, Gasca reitera: "Esta es la verdadera y única biblioteca nacional. Cada país tiene su biblioteca nacional y ésta es la nuestra".