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México D.F. Martes 16 de noviembre de 2004

Dimiten altos funcionarios de la CIA críticos hacia la guerra contra el terrorismo

Powell renuncia; se habla de Condoleezza Rice como sucesora

Pretende Bush ejercer mayor control sobre la política exterior en los próximos cuatro años

Los secretarios de Seguridad Interna y Defensa también podrían dejar su cargo, en breve

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 15 de noviembre. La renuncia hoy del secretario de Estado Colin Powell y las dimisiones de altos funcionarios de la CIA críticos del manejo de la llamada guerra contra el terror, son pasos claves en la reorganización del aparato de seguridad nacional del gobierno de George W. Bush para establecer mayor control de la Casa Blanca sobre la política exterior durante los próximos cuatro años.

En breves comentarios a los medios, Powell dijo que permanecerá en su puesto hasta que se nombre a su sucesor, pero agregó que "siempre ha sido mi intención regresar a la vida privada después de un periodo". Esta noche ABC y CBS News reportaron que la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, sustituirá a Powell, pero no hubo un anuncio formal.

En tanto, el jefe de operaciones clandestinas de la CIA y su segundo renunciaron este lunes como parte de un proceso que algunos oficiales de la agencia calificaron de "purga" dirigida por la Casa Blanca para eliminar a agentes desleales que han criticado o han filtrado información importante del manejo de la guerra en Irak y los esfuerzos para capturar a Osama Bin Laden.

Además la Casa Blanca anunció que los secretarios de Agricultura, Educación y Energía también se retirarán del gabinete, sumándose al procurador general John Ashcroft y al secretario de Comercio Don Evans, que anunciaron sus renuncias la semana pasada.

Así, hasta la fecha, seis de los 15 secretarios del gabinete de Bush en su primer periodo han renunciado, pero estas decisiones no han provocado sorpresa. Algunos esperan que el secretario de Seguridad Interna Tom Ridge también se retire del gabinete, y se rumora que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld lucha por permanecer en su puesto.

Pero ninguna de estas renuncias ha generado tanta atención como la de Powell. El secretario de Estado se ha presentado como la única voz moderada en el gabinete de seguridad nacional, conformado por halcones, como un hombre razonable y diplomático entre ideólogos impacientes pro guerra. Pero Powell también sirvió una función útil para este gobierno en el ámbito internacional, como ejemplo al ofrecer una cara de mayor credibilidad internacional al justificar la guerra contra Irak en la ONU.

En su carta de renuncia enviada al presidente, Powell declaró: "estoy complacido por haber formado parte de un equipo que lanzó la guerra global contra el terror, liberó a los pueblos de Afganistán e Irak, llevó el problema de la proliferación ante la atención del mundo, reafirmó nuestras alianzas, realizó los ajustes a un mundo pos guerra fría e impulsó mejores iniciativas para abordar el problema de la pobreza y la enfermedad en el mundo en desarrollo". El vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan, dijo que Estados Unidos "liberó a unos 50 millones de personas bajo su liderazgo (el de Powell) en el Departamento de Estado".

La decisión de Bush sobre el sucesor de Powell ofrecerá la mejor indicación sobre si los halcones neoconservadores permanecerán como la corriente dominante en la política exterior estadunidense o si el presidente dejará la política exterior en manos de republicanos centristas ligados al equipo de su padre.

Por el momento la apuesta entre observadores y periodistas en la Casa Blanca es que Rice, la asesora de Seguridad Nacional, será la próxima jefa del Departamento de Estado. Rice es considerada más como una administradora de burocracias que como una abogada de políticas particulares, pero ha permitido que los neoconservadores establezcan la dirección y diseño de la política exterior durante los últimos cuatro años.

Pero si Bush decide nombrar a alguien como el senador Richard Lugar, estaría colocando a un republicano moderado y opositor explícito de los neoconservadores en el puesto. Pero esta opción es considerada como la menos probable. También podría ser alguien como el embajador ante la ONU John Danforth, que no tiene gran experiencia diplomática y tampoco estaría dispuesto a limitar el poder de los neoconservadores.

A lo largo de los últimos meses se han intensificado los rumores sobre quién será el sucesor de Powell. Varios funcionarios del Departamento de Estado comentaron a La Jornada que hasta había rumores de que Paul Wolfowitz, alto funcionario del Pentágono y una de las principales figuras neoconservadoras, está entre los que podrían llegar al puesto.

Las decisiones sobre quiénes serán los subsecretarios de Estado serán igualmente importantes en esta transición. El actual subsecretario Richard Armitage dice que se marchará con Powell. Algunos han mencionado que John Bolton, el ultra conservador subsecretario de Estado, podría ser elevado al puesto número dos en el Departamento de Estado o podría ser enviado a la ONU si Danforth es designado como sucesor de Powell.

La "purga"

La renuncia de Powell se anuncia al mismo tiempo que varios altos oficiales de la CIA han comentado que el nuevo director de la agencia, el ex representante Porter Goss, se está deshaciendo de muchos veteranos en puestos claves.

"La agencia se está purgando bajo instrucciones de la Casa Blanca", declaró al periódico Newsday un ex alto funcionario de la CIA. "Goss fue dando instrucciones... de deshacerse de quienes filtraron (información a los medios) y demócratas liberales. La CIA es percibida por la Casa Blanca como un semillero de liberales y personas que han obstaculizado la agenda del presidente".

El viernes pasado John MacLaughlin, quien fue el subdirector de la CIA, anunció su retiro y hoy Stephen R. Kappes, director de servicios clandestinos y su segundo Michael Sulick anunciaron sus renuncias. Estas dimisiones siguieron al anuncio de que Michael Scheuer, el ex jefe de la unidad sobre Bin Laden en la CIA, también abandonaría su puesto. Scheuer fue el autor del libro Imperial Hubris que ofreció una feroz crítica de los fracasos de la guerra contra el terrorismo.

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