15 AÑOS OJARASCA  número 90  octubre 2004

Un caracol zapatista michoacano

"Erupción de rebeldía en el lago azul"


Gloria Muñoz Ramírez, Zirahuén, Michoacán. Los comuneros de Zirahuén se organizan y resisten. Frente a las campañas gubernamentales encaminadas a la aniquilación paulatina de su comunidad e identidad, los purhépechas de esta región luchan por la defensa de su territorio, su autonomía.

A más de 1 200 kilómetros del territorio controlado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en la región lacustre de Michoacán, se levanta el caracol zapatista Erupción de Rebeldía en el Lago Azul de Zirahuén, lugar donde, como en Chiapas, los purhépechas organizan su autonomía mediante un ayuntamiento autónomo y una Junta de Buen Gobierno con características propias, sin pretender ser una imitación.

Se trata de mantenerse organizados frente a las embestidas de un gobierno que pretende la desaparición de las tierras comunales; de la iniciativa privada, lista para invadir sus tierras.

Un megaproyecto turístico que incluye un campo de golf, más de 2 mil cabañas, embarcaderos de lanchas de motor y motocicletas acuáticas, espera un solo descuido de los comuneros de Zirahuén para echarse a andar. La belleza natural de las 1 222 hectáreas del vaso del lago y los terrenos que comprenden la ribera y sus alrededores, son objeto del deseo de empresarios nacionales y extranjeros, ex funcionarios estatales, caciques y narcotraficantes. "Pero aquí no van a entrar, ya se los dejamos claro, que ni le muevan", advierte Marcos Paz Calvillo, presidente del comisariado de bienes comunales de Zirahuén y sus anexos.

Precisamente para defender su territorio, los purhépechas se organizan ahora en el nuevo espacio de resistencia. Por acuerdo de asamblea, el nuevo caracol purhépecha y zapatista representa uno más de los esfuerzos de los pueblos indios encaminados a organizar su autonomía. "Esta resolución se tomó ante la negativa del gobierno foxista de aprobar los Acuerdos de San Andrés y su incapacidad de resolver nuestros problemas", se afirma en un comunicado elaborado durante los festejos del 24 aniversario de la Unión de Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ).

Una causa local que los afecta directamente fue el detonante: "la intención del cacique local, Guillermo Arreola, de continuar deteriorando la ecología del lago y del bosque, mediante la construcción del megaproyecto turístico y fraccionamientos urbanos para los ricos". Esto, acusan los comuneros, con la complicidad de los gobiernos municipal y estatal.

La resistencia en Zirahuén no es nueva y, por supuesto, la motiva un historial de agravios similar al que se repite en centenares de regiones y comunidades indígenas de todo el país: "Llegan los caciques a meterse a las tierras, uno los para y la comunidad se moviliza para que no entren, después ellos hacen la denuncia y el resultado es que a uno se lo llevan a la cárcel... Luego el pueblo se vuelve a movilizar para sacar a sus presos y se repite la historia. Así es la vida por acá", relata Paz Calvillo.

La comunidad purhépecha lucha por la posesión y defensa de estas tierras comunales desde hace más de 200 años. Un título virreinal de 1731 y un amparo de posesión de 1733 avalan la posesión del territorio. "Nuestros antepasados pelearon estas tierras que marcan los títulos y nosotros estamos en eso, pero nos hemos encontrado con funcionarios corruptos y con la represión como respuesta", explica el representante comunal, hombre que ha pisado la cárcel en varias ocasiones, siempre por la defensa de la tierra.

Las tierras que pertenecen a la comunidad indígena, y de las cuales poseen un título virreinal, abarcan 21 500 hectáreas, de las cuales 5 mil están en posesión de cinco ejidos que cuentan con carpeta básica (dotación que hace la Secretaría de la Reforma Agraria). El resto (16 500) les pertenecen a los miembros de la comunidad. En 1999 les reconocieron bajo el régimen comunal 856 hectáreas que, sumadas a 604 que ya les habían reconocido, suman un total de 1 560 hectáreas comunales. En estos momentos la comunidad lucha por que el resto de las tierras (cerca de 15 mil hectáreas) sean reconocidas por la Reforma Agraria bajo este régimen.

Y es aquí donde entran el Programa de Certificación de Derechos Ejidales (Procede) y de Certificación de Comunidades (Procecom) "que son unas verdaderas trampas para permitir el mercantilismo de las tierras y el latifundismo". Por eso, advierten los comuneros, "no hemos permitido que estos programas entren a la comunidad, pues el gobierno trata que los indígenas y campesinos obtengan el certificado de propiedad para que, ante la falta de apoyos, inmediatamente después puedan vender... Los comuneros de Zirahuén nos pusimos a pensar que si vendemos se viene el latifundismo y la tierra queda en manos de unos cuantos, es por eso que luchamos por incorporar la tierra al régimen comunal", explican.

Ante la fuerte y organizada defensa de la tierra y del lago de Zirahuén, la respuesta gubernamental ha sido la represión. El propio Paz Calvillo ha pisado la cárcel en más de una ocasión. La última vez (o la más reciente) fue acusado de secuestro y violación, precisamente por el cacique que pretendía construir en la ribera del lago un desarrollo turístico.

Ahora, siguen con la intención del "mentado centro turístico, pues el lago es una joya de oro y no hay otro como éste, gracias a que los comuneros lo hemos cuidado y no hemos permitido que le pase lo mismo que al de Pátzuacaro, que ya está muy contaminado".

"Nosotros" --advierte el líder de la comunidad-- "ya les dijimos que no van a poder. Este proyecto no va a pasar". Y para muestra de la voluntad de los zirahuenses por defender las tierras y el lago, relata que se organizaron para impedir la instalación de una capitanía de puerto en el lago. "Sólo serviría para dar concesiones a los empresarios para entrar al lago". También han echado a los organizadores de carreras de veleros con motor "porque sólo contaminan el agua con el aceite y la gasolina". Por último, platica orgulloso que han impedido el paso a empresarios de Estados Unidos, Japón, Francia y España, "que han querido comprar las tierras".

Los comuneros han reforestado 920 hectáreas de bosques con pinos y cedros, y están pendientes de reforestar otras 50; han construido 20 mil metros cúbicos de presas alrededor del lago, para conservarlo y defenderlo de la contaminación; tienen un proyecto para arreglar el embarcadero principal. Otro de sus orgullos es la secundaria técnica, construida a partir de un proyecto comunitario diseñado para satisfacer las necesidades colectivas.

Cuentan en este plantel con talleres de herrería, música, madera repujada y cobre, y buscan emprender clases de purhépecha "para los jóvenes que van perdiendo la lengua".

Los purhépechas de Zirahuén no ocultan la influencia que tienen de la lucha zapatista. "En todos lados se pueden formar ayuntamientos autónomos, sólo hay que organizarnos para que el que mande, mande obedeciendo".

Del gobierno de Lázaro Cárdenas Batel, opinan que "si no hay verdaderos cambios no hay nada. Nosotros lo que queremos es un verdadero reconocimiento a nuestros derechos y con Cárdenas nos hemos topado con lo mismo". Además --señala Paz Calvillo-- "no olvidamos que Lázaro votó como senador a favor de una ley indígena que desconoce los Acuerdos de San Andrés, que desconoce a los indígenas y sus derechos y que, por lo mismo, puede entregar nuestro lago a los empresarios"

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