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México D.F. Viernes 3 de septiembre de 2004
FORO DE LA CINETECA
Carlos Bonfil
Noviembre, recuerdos del porvenir
En su nueva cinta, Achero Mañas propone un falso documental
LA 24 EDICION DEL Foro Internacional de la Cineteca presenta, en el recinto y otras siete salas capitalinas, un total de 15 películas, con exhibiciones posteriores en nueve estados de la República. Se proyectarán seis cintas europeas, tres latinoamericanas, dos canadienses, y cuatro de medio y extremo oriente. Ocho de estas películas son coproducciones. Una vez más habrá que lamentar la ausencia de cine africano, una producción prácticamente ignorada en nuestro país.
LA CINTA QUE abre el foro es Noviembre, recuerdos del porvenir, segundo largometraje del español Achero Mañas, de quien ya se conoce aquí El Bola (2000), proyectada en el Festival Cinematográfico de Verano de la UNAM. La nueva experiencia del realizador propone ahora un falso documental, interesante en cuanto crónica posible del teatro callejero en Madrid durante los años noventa; desconcertante cuando pretende evocar los recuerdos de un grupo de sexagenarios que supuestamente vivieron la historia relatada. La confusión surge desde el momento en que, por cálculo simple, el espectador supone que los entrevistados maduros (los jóvenes comediantes del documental) nos hablan desde un futuro hipotético, tal vez los años 40 del presente siglo. En realidad, Achero Mañas evoca su propia infancia durante los años 70, cuando presenciaba en las calles una expresión teatral independiente, desenfadada e incluso peligrosa dadas las circunstancias políticas de los años inmediatos a la caída del franquismo. Lo que el director se pregunta es si a 20 años del destape español, en una sociedad neoliberal deshumanizada, que padece realidades tan punzantes como el terrorismo internacional, aun es posible una expresión artística tan idealista e impugnadora como la de Noviembre, el imaginado grupo de teatro callejero que se propone agitar las conciencias y escenificar todas las provocaciones posibles, sin pedir un solo centavo.
Afán de querer sacudir nuevas conciencias
AUNQUE A DIARIO vemos intentos (la mayoría fallidos) por revivir el espíritu de los años 70 en pleno siglo XXI, la cinta Noviembre... se afana en querer sacudir nuevas conciencias con este canto a las utopías liberadoras. El intento peca a menudo de mucha ingenuidad. Considérese el tono solemne con que el maestro de actuación, Yuta (Héctor Alterio, Ƒquién más?), propina una lección de ética al desesperado alumno idealista Alfredo (Oscar Jaenada), o la confrontación, al interior del grupo teatral, de dos posturas irreconciliables, la del radicalismo antiburgués, lleno de provocaciones pueriles, y la pureza moral del joven actor destinado a la inmolación por sus ideales.
LO QUE SE disfruta a ratos en la cinta no es tanto el pretendido mensaje liberador, a un paso de la auto-laceración satisfecha, sino el juego de las representaciones callejeras inventadas, esos performances que satirizan a la hipocresía moral y a las buenas costumbres, al desquiciamiento bélico y al fanatismo religioso. Estos segmentos, y la actuación muy correcta de los jóvenes protagonistas, mantienen a la cinta en un buen nivel de interés y entretenimiento. Y justo entonces, como irrupción un tanto ociosa, los actores veteranos vuelven a intervenir para comentar los añorados y difíciles tiempos del radicalismo artístico, semejando, por el tono de sus palabras, antiguos combatientes que rememoraran las glorias de la lucha antifascista, sus saldos amargos, y las ilusiones perdidas, siempre entrañables.
NOVIEMBRE, RECUERDOS DEL PORVENIR soporta el lastre de un sentimentalismo moral y político que entorpece su eficacia narrativa, haciéndole perder de paso buena parte de su posible intención crítica.
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