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México D.F. Viernes 3 de septiembre de 2004

La cinta narra la vida del tetrapléjico Ramón Sampedro

Con Mar adentro no busco abrir un debate sobre la eutanasia: Aménabar

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 2 de septiembre. "La muerte con dignidad", la "libertad de decidir entre vivir o morir" o las contradicciones morales de una sociedad que no permitió a un tretlapéjico postrado más de 25 años a una silla de ruedas a optar por la eutanasia son algunos de los dilemas de Mar adentro (Sogecine), el cuarto largometraje del joven cineasta español Alejandro Aménabar.

Aménabar, considerado por la crítica española como un "joven genio" que renovara el cine de este país, presentó hoy su más reciente y arriesgada película, que incluso antes de su estreno comercial ha suscitado un debate público en torno al derecho civil de la eutanasia.

El origen de este filme es una historia real que conmocionó a este país a finales de la década de los 90, cuando Ramón Sampedro, tetrapléjico gallego que desde su incapacidad física -sólo podía mover la boca y tenía sensibilidad en la cara- publicó textos filosóficos y poéticos en torno al derecho -su derecho- a lo que llamó "una muerte digna".

Se historia y su causa provocó numerosas adhesiones que permitieron abrir diversas vías jurídicas para que la ley española reconociera su derecho a morir, sin embargo los detractores de este acto junto a los ferreos vigilantes de la ley -los jueces y los tribunales- rechazaron con reiteración la demanda de Sampedro. Los jueces y los sacerdotes se refirieron al asunto en términos similares, siempre con el trasfondo de la supuesta vulneración de un principio sagrado y de caráctor teologal.

El propio Sampedro, que se definió agnóstico y defendió su estabilidad emocional y síquica para implorar su "derecho a una muerte digna", estudió hasta el último resquicio de la legislación relacionada con la eutanasia y elaboró un sistema para que pudiera morir con ayuda de varias personas sin que éstas fueran procesadas después por homicidio.

Ante la última negativa de los tribunales y la publicación de su libro de poemas, Cartas desde el infierno, una especie de testamento filosófico, Sampedro filmó su propia muerte: en la cama, con la única compañía de una cámara de video y un vaso medio de lleno de ciánuro de potasio, el tetrapléjico defendió su decisión y recriminó la doble moralidad de los estamentos públicos y judiciales, pero también a la Iglesia católica, que lo atacó con violencia verbal y que lo presentó como un "cobarde" que no acepta "los designios de Dios".

El autor de Tesis y Abre los ojos conoció la historia de Sampedro a través de los medios de comunicación y descubrió que ahí había un "melódrama perfecto" que para llevarla al cine exigía una elaboración compleja y arriesgada. Aménabar conoció de cerca a los protagonistas reales de la historia, pues Sampedro tejió a su alrededor relaciones muy arraigadas y de entrega absoluta, tanto su familia -su hermano, su cuñado y su sobrina- como las tres mujeres que estuvieron a su lado hasta el final -sus dos abogadas y una joven campesina gallega que se enamoró de él y fue la que le ayudó a morir con "dignidad".

El cineasta español también revisó documentos, cartas y libros relacionados con su historia y con el dilema existencial que plantea: el derecho a morir de un individuo incapacitado físicamente. Aménabar explicó en una multitudinaria rueda de prensa que "al hablar a su familia descubrí al Ramón Sampedro del que no se había hablado en los medios de comunicación: el Ramón que enamoraba a las mujeres desde la cama, al Ramón de los sueños, el Ramón marinero... Entonces me convencí de que quería contar su historia".

Amenábar explicó que Mar adentro no pretende abrir un debate sobre "la eutanasia, pues no está hecha desde la reivindicación sino desde la reflexión", por lo que añadió que sin importar el tema que aborde en sus películas él "nunca" las hace "con miedo, sino con el punto justo de locura, que es lo que aporta creatividad y pasión".

En relación a su obsesión por la muerte, un concepto y divagación desde el que giran todas sus películas, el cineasta explicó que "la muerte es algo a lo que nos enfrentamos todos, es algo que nos es igual y a poco que camines por la vida te encuentras con ella".

Mar adentro está protagonizada por unos actores que reconocieron la huella imborrable de esta historia extrema, por ejemplo, Javier Bardem -que interpreta a Sampedro- reconoció que se siente "atado de por vida a Ramón Sampedro, quien murió solo y sufriendo cuando podría haber muerto rodeado de los suyos".

El resto de los actores son Belén Rueda, Lola Dueñas, Joan Dalmau, Mabel Rivera y Celso Bugallo, entre otros.

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