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E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Viernes 20 de agosto de 2004

Realizarán ceremonia cívica, mesa redonda y teatro

Recordarán hoy los 157 años de la defensa del convento de Churubusco

JAIME WHALEY

Interv1Ante el velado intervencionismo que México padece, principalmente en el aspecto económico, justo es recordar la defensa del convento de Churubusco ocurrida hoy, hace 157 años, cuando la invasión del ejercito de Estados Unidos.

El 20 de agosto de 1857, las tropas invasoras, en su avance hacia la ciudad de México, sostuvieron un fiero combate con fuerzas mexicanas que pelearon con denuedo para finalmente caer ante un adversario superior numérica y técnicamente.

Ante la apuesta por la recuperación de la memoria, como lo expuso Alfredo Hernández Murillo, director del Museo Nacional de las Intervenciones (MNI), que hoy ocupa el recinto defendido hasta el último cartucho hace 157 años, esta mañana habrá una serie de actividades para conmemorar la gesta que en ocasiones ha sido soslayada en la historia patria ya que vincula dos aspectos cruciales, la lucha por la soberanía y la amistad entre los pueblos.

A las 10 horas se realizará una ceremonia cívica en el mismo ex convento, con la participación del cuarteto clásico de la Marina, la banda de guerra de la Defensa Nacional, la Banda Sinfónica de la Ciudad y los gaiteros del Batallón de San Patricio. A las 18 horas habrá una mesa redonda con Ana María Salazar, Angela Moyano, Arturo Córdova y un representante del Ejercito Mexicano, personas todas ellas doctas en la materia, y a las 19:45 se escenificara la obra Requiem por una nación, que da cuenta de los últimos días de Su Alteza Serenísima, Antonio López de Santa Anna.

''Si hubiera parque, no estarían ustedes aquí''

En su pretendido avance hacia la ciudad de México, las tropas estadunidenses en número cercano a los 6 mil elementos, libraron una cruenta lucha contra los batallones Independencia, Bravo, Guerrero, Chilpancingo y Tlapa, además del de San Patricio, integrado por irlandeses, desertores del ejercito invasor, que juntos apenas sobrepasaban los mil 200 integrantes.

Interv2En la mañana del 20 de agosto las fuerzas estadunidenses, al mando del general Davis Twiggs, emprendieron el ataque al convento dieguino que había sido fortificado con un parapeto y un foso con agua para obstaculizar el avance enemigo.

Las armas mexicanas, más modestas y antiguas que las de los invasores, pronto resultaron inútiles a pesar de la resistencia de los guardianes del fuerte al mando del general hidalguense Pedro María Anaya, quien se vio obligado a rendir la plaza al quedarse sin parque, lo que originó esa famosa frase de ''si hubiera parque, no estarían ustedes aquí''. La invasión estadunidense se dio cuando en mayo de 1846 el presidente de Estados Unidos, James Polk, le declaró la guerra a México, por su pretension de adueñarse de los territorios de la Alta California, Arizona, Nuevo México y Texas, estado este último que fue admitido en la Unión Americana en 1845 y que, en 1836, se declaró independiente.

Las fuerzas estadunidenses primeramente intentaron entrar a México por tierra a través de la frontera de Tamaulipas, pero al serles cortado el paso decidieron atacar Veracruz, puerto al que llegaron a bordo de 70 embarcaciones en marzo de 1847.

Como da cuenta el folletín La intervención norteamericana 1846-1848, publicado por el MNI, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ese mismo 20 de agosto, el invasor derrotó a los nacionales al mando del General Valencia, a temprana hora en Padierna, zona en lo que hoy es la delegación de Tlalpan. Cabe anotar que originalmente Antonio López de Santa Anna había desplazado a sus tropas por los rumbos del Peñon Viejo, la hoy calzada Zaragoza pero el estratega estadunidense Winfield Scott sacó la jugada B y se fue hacia el sur de la ciudad

Un batallón de puros artesanos

En el folletín de marras cuya investigación y textos se debieron al minucioso trabajo de Rebeca Panameño y Alfredo Hernández Murillo, se puede leer un breve testimonio de Perfecto Falcón, uno de los combatientes y, al parecer, vecino del rumbo: ''mi batallón estuvo formado por albañiles, sastres, carpinteros, en una palabra, puros artesanos, se llamó batallón Independencia. Nuestro armamento era malo, pues con nuestro peculio hubímoslo, siendo obreros, pudimos comprar solamente armas viejas de chispa''.

La batalla en Churubusco propició un número considerable de bajas y desgaste en los invasores , y no les quedó más remedio al día siguiente que pedir un armisticio que, desde luego, fue aceptado por el gobierno mexicano y que se extendió hasta el 6 de septiembre. En ese tiempo el ejercito de Estados Unidos pudo entrar a la ciudad para aprovisionarse, llevándose también agresiones a pedradas por parte de gente del pueblo, indignadas por su presencia.

Dos días después de concluido el armisticio se reanudaron las hostilidades. El invasor se apropió del Molino del Rey, edificio hoy aledaño a la residencia oficial de Los Pinos, que operaba como fábrica de cañones, y de ahí se le hizo fácil tomar la fortaleza del castillo de Chapultepec que alojaba al Colegio Militar.

Los cadetes apostados en el plantel, medio centenar según las crónicas, incluidos los seis que honramos como Niños Héroes, resistieron, junto con los soldados, el fuego enemigo por más de 24 horas. Tardíamente Santa Anna envió como apoyo al batallón de San Blas, al mando del coronel Felipe Santiago Xicoténcatl, quien cayó al pie del cerro del Chapulín. Santa Anna ordenó el retiro de las tropas nacionales con cerca de 9 mil efectivos al caer Chapultepec .

El 14 de septiembre la bandera de las barras y las estrellas, entonces con menos de estas últimas, fue izada en el Palacio Nacional. Por nueve meses, hasta junio de 1848, el pendón estadunidense ondeó en el zócalo de la ciudad de México, cuatro meses después de firmarse los tratados de Guadalupe-Hidalgo, en los que se legalizó el despojo de más de 2 millones 400 mil kilómetros cuadrados de territorio.

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