Ojarasca 88  agosto 2004

umbral
 
De plano no entienden que para entender y respetar a los pueblos indios no basta ponerse encima trapos de ellos, ni robarles (mal) sus palabras, ni repartirles los 15 mil insuficientes millones de pesos que les "destina" el gasto público estruendosamente publicitado.

El indigenismo oficial (cuando existía, pues ya no; la palabra se sigue usando, erráticamente, pero su contenido hace años se esfumó) escuchaba de los indios lo que le convenía oír, pero al menos lo hacía. Hoy, que se entiende mucho mejor lo que dicen los pueblos indios, los gobiernos no oyen nada, o se escuchan a sí mismos diciendo algo sobre lo que no tienen nada que decir pues no saben ni les interesa.

¿Cuántos centímetros más se aproxima a las mujeres indígenas Martha de Fox por colocarse un chal zinacanteco que no le va sobre un vestido exclusivo y aburrido? ¿O se acerca más Xóchitl Gálvez, la principal funcionaria (pero ni siquiera secretaria de Estado) al "servicio" de los pueblos indígenas, con su colección de huipiles tan variada, tan completa?

Para pueblos dignos y de espíritu vivo y poderoso, esa filantropía de dientes para afuera, al no cumplir su palabra, resulta insultante, irrespetuosa, prescindible.

El 9 de agosto, el presidente Vicente Fox logró montarse (como si eso cambiara las cosas) en los medios de comunicación a su servicio, gracias al día internacional de los pueblos indígenas. Al mismo tiempo, las Juntas de Buen Gobierno zapatistas celebraban en Chiapas, y sin participar en eso 15 mil millones de pesotes para changarro y desarrollo arriba mencionados.

El poder no es tan poderoso como para negar la existencia de lo que allí está en el país de lo real. El presidente declama y los gobernadores de cualquier partido hacen el trabajo sucio contra las construcciones diversas de la autonomía. Y después de las elecciones de Oaxaca, ¿qué más dan los partidos políticos si, como diría un buen taxista, todos son lo mismo? En Guerrero y Morelos golpean la autonomía, en Oaxaca la encarcelan, en Michoacán le doran la píldora y en Veracruz bueno, la píldora ya se disolvió de tanto chuparla y macanearla.

El estado de Chiapas (¿la excepción?) es para el Estado un "problema" sin resolver. Los municipios autónomos se cuentan por decenas, están organizados y en rebeldía, y en muchos sentidos funcionan, a pesar de la contrainsurgencia y la pobreza. Son gobierno. Formas legítimas, eficaces y alternativas de gobierno. Vienen de más antiguo y son más modernas y democráticas que las del Estado.

Vaya incomodidad para el gobierno del cambio de maquillaje. Por eso mejor no ver a los pueblos, ni oírlos. Con arremedarlos...



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