El artículo, originario de Tamaulipas, no de España

La cuera, de prenda artesanal a signo distintivo de políticos

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Gonzalez, Tamps., 7 de agosto. Ante algunas confusiones sobre el origen de la famosa cuera tamaulipeca, esas chamarras de gamuza con flequillo y bordadas en piel con grecas o flores, don Antonio Reyna Hernández aclara: "Tula, Tamaulipas, es la cuna de esta tradición".

Don Antonio, uno de los artesanos creadores de la cuera tamaulipeca más conocidos a niveles regional y nacional y también uno de los tres maestros reconocidos en el contexto del noveno Festival de la Huasteca que se desarrolla aquí, agrega que esta tradición surgió en Tula con la familia Reyna, desde la época de su bisabuelo.

Reyna Hernández ha diseñado y creado cueras que han portado gente del espectáculo como Eulalio González Piporro y Cornelio Reyna, pero hoy varios tríos de son huasteco y grupos norteños portan sus prendas: falda, blusa y cuera, para la mujer; cuera y chaparrera, en el caso de los hombres.

"Ahora hasta políticamente la cuera es símbolo de gobernadores y otros políticos", comenta en entrevista, mientras trabaja en el local del tianguis de artesanías instalado en el parque principal de esta población noctámbula amante de la versada, el son huasteco y las huapanguedas, como lo ha demostrado en estas noches.

Un siglo de tradición

Don Antonio, tercera generación especializada en esta artesanía, asegura que el remplazo se encuentra garantizado porque algunos de sus hijos y sobrinos, aunque son profesionistas, ya dominan el oficio.

La tradición familiar artesanal comenzó con su bisabuelo, pero fue su abuelo, Rosalío Reyna, quien le comenzó a dar ese toque singular de grecas de piel para la cuera masculina, pues antes el bordado de flores lo usaban hombres y mujeres.

Don Rosalío hizo cueras para hacendados antes de la Revolución Mexicana y después para varios militares surgidos de ese movimiento social.

Antonio Reyna aprendió el oficio de su padre desde los 13 años y luego, cuando se casó, hace 40 años, su esposa Irma Garza también se integró al trabajo del taller familiar. Hermanos y parientes también tienen sus talleres en Tula.

"Seguimos manteniendo esta artesanía que ha llegado a los rincones de todo México y a algunos países del extranjero, donde les gusta mucho esta prenda de vestir".

Reyna y su familia han participado en varias exposiciones en México y el extranjero, y ahí y en su taller en Tula los han contactado grupos de músicos, de danza folklórica y hasta políticos.

Aunque los pedidos no son masivos, el ingreso familiar está garantizado porque son constantes, y una cuera puede costar entre 4 mil 500 y hasta 6 mil pesos. Don Antonio sólo hace una cuera en cuatro días, pero con su esposa invierte dos.

Las pieles de cabra las adquiere ya teñidas con colores industriales en la ciudad de México, por mayoreo. Aparte del chedrón tradicional se usan el amarillo, el verde botella y el rojo.

Pero antes las cueras eran de piel de venado; ellos mismos las procesaban y el chedrón se lograba con la raíz de la planta llamada chayotillo.

La polémica

Las que elaboraba la señora María Luisa Herbert, quien ya murió y que sigue haciendo su hija del mismo nombre en Ciudad Victoria, no son las que representan el origen de esta prenda de vestir, retoma don Antonio.

Y cuenta que en los años 60 dos tíos suyos, Santos y Pedro Reyna, dieron cursos en una escuela de Victoria y luego la señora Herbert los contrató para que le trabajaran.

La hija, ''que no es artesana'', también dio trabajo a dos primos de don Antonio: Eulalio y Salvador Reyna, ya jubilados, por lo que su taller ya no produce de manera sistemática.

''Ella dice que la cuera es de origen español, pero no es cierto. La cuera surgió en Tula", señala Reyna Hernández, quien cada vez es más buscado en Tula como el maestro artesano de esta prenda de vestir.