México D.F. Domingo 8 de agosto de 2004
Más de un tercio de los usuarios se niega
a pagar el suministro de energía eléctrica
Revuelta contra CFE en Chiapas
En diciembre pasado, la paraestatal y el gobierno local
signaron programa para resolver la situación
Se tiene que revisar tarifas y ver que los cobros parciales
no resulten excesivos, sostiene diputado
ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSAL
San Cristobal de Las Casas, Chis., 7 de agosto. Al
amparo del alzamiento zapatista de enero de 1994, decenas de miles de usuarios
de energía eléctrica, sobre todo indígenas y campesinos,
se declararon en resistencia de pago en gran parte de los 118 municipios
de Chiapas, lo que ha convertido a esta región en un foco rojo
para la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Según fuentes oficiales, a principios de este año
la cifra de deudores llegó a 306 mil, de un total de más
de 800 mil usuarios en la entidad, es decir, más de un tercio, con
una deuda de 230 millones de pesos, de los cuales a la fecha la paraestatal
ha firmado convenios para recuperar 110 millones.
Para dirigentes sociales y políticos, la única
forma de resolver el problema es que la CFE revise sus tarifas en la entidad,
donde, según la compañía, se produce 14 por ciento
de la energía hidroeléctrica de todo el país; del
total de energía en México sólo 35 por ciento es hidroeléctrica.
Aunque en 1992 y 1993 había algún antecedente
de la resistencia de pagos, fue hasta 1994, con la rebelión del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), cuando
se generalizó en cientos de comunidades indígenas y campesinas
la decisión de no pagar el consumo de energía eléctrica,
por considerar muy elevadas las tarifas.
Ante la falta de pago de miles usuarios, el gobierno condonó
en 1996 la deuda, pero la resistencia continuó, lo que trajo como
consecuencia cortes masivos en distintas comunidades.
En
respuesta, los consumidores se organizaron para impedir la suspensión
del servicio, y cada vez que empleados de la CFE trataban de cortar la
energía eran retenidos, amarrados y encarcelados, lo que provocó
que 533 usuarios fueran procesados, demandados o se les librara orden de
aprehensión. Cuatro aún están en la cárcel.
A partir de 1999 el movimiento de resistencia se dividió
en dos bloques: uno, formado principalmente por bases y simpatizantes zapatistas,
en el norte, los Altos, la selva y la frontera de Chiapas en torno a las
llamadas coordinadoras regionales de resistencia civil, que pretende seguir
en resistencia hasta que se establezca una tarifa fija de entre cinco y
15 pesos bimestrales, se cumplan los acuerdos de San Andrés Larráinzar
y se garantice la no privatización de la industria eléctrica.
El otro grupo, aglutinado en la Alianza Estatal de la
Resistencia, ha optado por la vía jurídica, interponiendo
amparos y denuncias ante la Procuraduría Federal del Consumidor
(Profeco), sin que hasta el momento hayan obtenido algún beneficio.
Este bloque, que cuenta con el apoyo y la asesoría de la Comisión
Estatal de Derechos Humanos, plantea la posibilidad de interponer una queja
ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En un intento por resolver el problema y dar una respuesta
a los usuarios, a partir de mayo de 2001 se instaló una mesa de
diálogo entre el gobierno estatal y la CFE. Como resultado, en diciembre
pasado el gobierno estatal y la CFE firmaron el programa Tarifa justa,
vida mejor, mediante el cual se pretende solucionar el problema. El acuerdo
implica el pago de 50 por ciento de la deuda por parte de la autoridad
estatal y el usuario moroso se compromete a liquidar el resto en 18 bimestres
y a suspender la resistencia.
Miguel Angel Chávez Beizabal, representante del
gobierno de Chiapas ante la CFE hasta mediados de julio, dice que más
de 175 mil morosos habían firmado el convenio Tarifa justa, vida
mejor, lo que permitirá recuperar 110 millones de pesos en los próximos
18 bimestres.
Para Emilio Zebadúa González, diputado federal
perredista y ex secretario de Gobierno de Chiapas, dicho programa -que
significa "el primer reconocimiento implícito de parte de la CFE
de que tiene una deuda pendiente con Chiapas"- es "limitado, porque siguen
siendo impagables las altas tarifas que se les cobran a muchas familias
indígenas de Chiapas".
La solución, dijo, se tiene que buscar en la revisión
de las tarifas, en la condonación de deudas y/o en políticas
para la recuperación de los adeudos que "no estrangulen" el presupuesto
de los ayuntamientos ni de los usuarios.
Daniel Luna, de la Coordinadora de la Sociedad Civil en
Resistencia de los Altos, coincidió en que el programa no solucionará
el problema, antes bien "causará conflictos más graves porque
lo están metiendo con engaños". Al firmar, agregó,
los usuarios aceptan la deuda y se comprometen a pagar en 18 bimestres,
pero si se atrasan pierden el 50 por ciento que les da el gobierno y les
cortan la luz.
Yolanda Castro, de la misma coordinadora, afirmó
que para hacer firmar el convenio Tarifa justa, vida mejor, el gobierno
y la CFE "se han valido de muchas presiones, como exigir los recibos de
luz pagados a los padres de los alumnos que desean inscribirse en centros
educativos, presentar exámenes o solicitar actas de nacimiento,
e incluso hay casos en que el Ejército Mexicano exige el recibo
a quienes desean obtener la cartilla del servicio militar".
Ante la negativa de miles de familias de firmar el convenio,
la CFE ha iniciado nuevamente los cortes de energía en muchas comunidades,
pero ha encontrado resistencia, y muchas veces los empleados han sido agredidos.
Castro y Luna aseguraron que los empleados de la empresa
"se hacen acompañar por presuntos policías vestidos con el
uniforme de la CFE y llevan piedras en las camionetas para lanzarlas a
la gente que se opone a los cortes, como ocurrió en Zinacantán
y en Tumbalá. Tenemos casos de personas lesionadas por los supuestos
empleados".
Esto fue negado por José Antonio Domínguez,
superintendente de zona de la CFE, quien sostuvo que en los cortes participan
únicamente empleados de la compañía, quienes, admitió,
si son agredidos tienen que defenderse.
Advirtió que la CFE continuará con los cortes
de energía a los usuarios que se niegan a pagar, hasta recuperar
el adeudo de 130 millones de pesos.
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