Ojarasca 84  abril de 2004

El ascenso de la violencia

en Zinacantán
 
 

Dolores Camacho y Arturo Lomelí

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Los acontecimientos de los últimos meses en Zinacantán, nos llevan de manera directa a reafirmar que la paramilitarización de Chiapas no sólo no ha sido resuelta sino que en ciertos lugares está en proceso de reorganización o de conformación, como en Zinacantán.

Lo paramilitar y los grupos armados no tienen por fuerza que ser organizados por el Estado, el ejército federal o una conjura de Estado para minar el avance del movimiento zapatista en Chiapas, simplemente es dejar hacer...

Ahora las víctimas directas son las familias bases de apoyo zapatista, de 13 comunidades del municipio de Zinacantán. El pretexto: quitarles el agua, pero por todos es sabido que el problema real es que los zapatistas no se ciñen a las órdenes del ayuntamiento municipal y tampoco comparten sus prácticas políticas.

Este pueblo, uno de los más estudiados por la antropología, se debate en el tenso proceso de la modernización de sus instituciones políticas y el tradicionalismo de su religión y misticismo particular. Conforme pasan los años, los conflictos políticos se han agudizado. En lo político, hay una tradición priísta pero como en todos los pueblos indios de Chiapas, se trata de un priísmo particular, que desarrolla una cultura política de unipartido (con todos sus males) pero fundamentada en los principios organizativos tradicionalistas indígenas. El resultado no es ningún orgullo para los principios democráticos universales.

Estos cambios provocaron conflictos al interior del municipio. Si bien la cabecera y los barrios son el centro político, los parajes han crecido tanto que varios son más grandes que ella. Su importancia no radica sólo en el número de habitantes sino también en su poder económico.

Nachig y Navenchauc luchan políticamente contra los priístas de la cabecera, por el ayuntamiento, desde hace mucho tiempo. Desde que tiene sueldo y maneja proyectos y recursos, el ayuntamiento es más que un lugar de servicio a su pueblo, pues es más codiciado. Así, las tradiciones se convierten en prácticas autoritarias y clientelares.

Los inconformes de los parajes buscan el respaldo de otros partidos políticos. La presencia del PAN en este lugar existió desde principios de los noventa. Alguna vez era posible observar las siglas del PPS, y posteriormente del Verde Ecologista. Ante el influjo cardenista que culminó en el 88, el ingeniero Cárdenas estuvo presente en mítines en estas comunidades, pero no se acercaban al bastión priísta ubicado en la cabecera. Unos años después y en pleno desencanto del salinismo, la figura del perredismo encontró lugar entre los habitantes de la cabecera, desarrollándose un cardenismo perredista. Los zinacantecos aparecen en las marchas junto con campesinos de organizaciones sociales simpatizantes perredistas.

Es importante resaltar que los cambios no se dieron directamente dentro de los partidos políticos de oposición; en el interior del PRI se registraron procesos trascendentales de ruptura interna.

El día seis de enero de 1994 el gobierno del estado, a través de su agencia indigenista, organizó un debate entre los indios "oficialistas", con el objetivo de sacar una manifestación pública contra de la violencia, en ese momento identificada con el EZLN. Ahí hubo una primera rebelión de los propios habitantes de Zinacantán, quienes discutieron y concluyeron que estaban de acuerdo con "los hermanos zapatistas, aunque no con sus métodos", refiriéndose al hecho de usar armas y ejércitos. También descubrieron que había zapatistas entre ellos y que podían convivir sin problemas. Los tiempos del zapatismo en resistencia trajeron la primera revuelta en el seno del priísmo zinacanteco que culminó a inicios de 1995 con la violenta destitución del presidente en funciones y la expulsión de personas acusadas de caciques del pueblo. Estos últimos eran originarios de Joigelito y Nachig. Uno de ellos fue Manuel García, de quien se dice manipulaba a su antojo al presidente del momento, y tenía una silla a su lado donde sentaba al presidente municipal.

Estos líderes expulsados del priísmo encontraron que en el prd podían seguir haciendo de las suyas. Con trabajo sistemático y constante lograron que en comunidades como Pasté, Nachig y Apaz existieran autoridades paralelas de acuerdo a la filiación partidista: agente municipal priísta, agente municipal perredista. La separación partidista llegó al grado de tener promotores de salud e iloles, curanderos tradicionales, con su propia filiación. Finalmente con el apoyo de sus propias comunidades logró el triunfo Domingo de la Cruz, con las siglas del PRD en las elecciones del 2001, para el trienio 2002-2004.

La opinión de priístas y perredistas inconformes con este grupo político, sobre la forma de ejercer el poder municipal es la siguiente: "Ahora los presidentes ya no mandan, ya no les tienen respeto como antes que le decían tú vas a ser el presidente y te vamos a apoyar. Ahora le dicen tú vas a ser el presidente pero no te metas con nosotros, las cosas de nuestra comunidad aquí las arreglamos". Parece que así le dijeron a Domingo de la Cruz y al actual presidente Martín Sánchez, de Nachig. Según esta opinión hubo un acuerdo donde la gente de las comunidades antes mencionadas apoyan al actual ayuntamiento pero manteniendo sus propias decisiones.

Perredistas vs priístas
Las hostilidades del presente ayuntamiento iniciaron desde que tomara posesión Domingo de la Cruz. Armado se paseaba por la plaza de la cabecera municipal un encapuchado. Los priístas se quejaron de que el presidente no cumplía sus obligaciones con todo el pueblo, favoreciendo sólo a sus comunidades allegadas. Sin embargo el conflicto se hizo más fuerte en marzo del 2003, cuando un grupo de priístas tomó las oficinas de la presidencia municipal con las mismas demandas. El resultado fue un enfrentamiento entre perredistas y priístas, cuando los primeros entraron al pueblo con camionetas del ayuntamiento llenas de gente armada y encapuchada, disparando contra los priístas no sólo en la presidencia sino en las casas del centro. De este acontecimiento resultaron dos muertos, y muchos heridos. A pesar de la gravedad de la situación, debido a que se hizo evidente la posesión de armas de fuego en grandes cantidades, las investigaciones parecen no haber prosperado y sólo hubo acuerdos políticos que en nada ayudaron a resolver el problema de fondo, las armas aún permanecen en el municipio y los responsables de su uso están libres.
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El conflicto con los zapatistasExiste un conflicto de los zapatistas de varias comunidades de Zinacantán con las autoridades municipales que desde diciembre del año pasado decidieron cortar el agua, como una forma de presión de que "o hacen los que las autoridades municipales quieren", en este caso, "dejen de ser zapatistas" --ante la posibilidad de que crearan un municipio autónomo dentro del propio municipio--, "o váyanse de esas comunidades".

Uno de los compromisos iniciales de la creación de los caracoles y sus juntas de buen gobierno fue el compromiso de apoyo a sus bases en donde quiera que se encuentren. Este es un compromiso difícil de cumplir en las comunidades zapatistas que se encuentran dispersas, donde aún no han logrado una conformación territorial madura. Las comunidades de Zinacantán pertenecen a Oventic, por lo que, cuando surgió el problema del agua en Jech'vo, un importante grupo de bases de apoyo de esta sede se trasladaron el 16 de febrero del 2004 a esas comunidades, llevando agua en tinacos, tambos y hasta cubetas, desde lugares alejados de los Altos de Chiapas. También hicieron un mitin pacífico en la entrega del agua, insistiendo a las autoridades del municipio que intervinieran para que no se enfrentaran entre hermanos.

El hostigamiento de los vecinos no zapatistas ha sido constante para las ya numerosas familias de estas comunidades que, por cierto, son los de condición más pobre entre los habitantes de Zinacantán. Son familias de ancianos, mujeres, niños y hombres en resistencia por la causa del zapatismo civil.

El 26 de febrero de este año los zapatistas de Jech'vo decidieron abrir las ollas de agua que les cerraron las autoridades zinacantecas.

La presencia de reporteros y gente que les parecían "extraños" a los perredistas, fue interpretado como una provocación. En la comunidad de Chactoc, los perredistas detuvieron a dos periodistas y un fotógrafo que cubrieron el evento, acusándolos de ser quienes daban las órdenes a los zapatistas. Esta detención tardó 5 horas en resolverse, sin que existan investigaciones de por medio.

Finalmente el 10 de abril se suscitan los hechos ya sabidos por todos, donde más de cuatro mil bases de apoyo zapatistas son emboscados en los caminos de acceso a la comunidad de Jech'vo sin permitirles la salida. El acto había sido pacífico, la caravana no estaba armada ni dispuesta a enfrentarse con los vecinos del lugar, lo cual fue evidente para todos los presentes en el acto, ya que no respondieron a las provocaciones. Únicamente limpiaron el camino para poder salir del lugar lo más rápido posible ante las amenazas y burlas de los lugareños que se dicen perredistas. A la salida del camino en el entronque con la carretera Panamericana, en las inmediaciones de Nachig, dentro de uno de los innumerables camiones llenos de zapatistas que constituían la marcha, una mujer de baja estatura y con el rostro deformado por la indignación gritó a la muchedumbre burlona, "no importa que nos maten allá hay muchos más de los que andamos aquí".

Lo preocupante de estos hechos es que cada vez que la violencia crece porque la impunidad impulsa que no se detenga, las armas no se buscan y ni siquiera han merecido un comentario de las autoridades. Un lugar donde hay armas y diferencias que cada vez se van haciendo más graves, porque se acumulan resentimientos y rencores, es un lugar que tarde o temprano terminará con una catástrofe de dimensiones inimaginadas, ejemplo de ello, Acteal cuya historia es muy parecida: autoridades estatales y federales que subestiman los acontecimientos, que se esfuerzan más por demostrar que el estado está bajo control que por resolver los conflictos serios que vivimos. Es importante poner atención al riesgo de no tomar medida, severas contra los grupos armados, y de proteger y negociar lo político antes que hacer justicia.
 

El papel del PRD
El PRD como institución tiene que reaccionar ante tales acontecimientos, está desgarrándose desde sus adentros por los casos de corrupción pero el caso Zinacantán es un problema aún no visualizado o no valorado lo suficiente en ese partido. El PRD cuenta a sus militantes por el número de afiliados y a sus simpatizantes por el número de votos pero no ha existido una preocupación real por saber si esos militantes o simpatizantes conocen los documentos básicos del partido o mínimamente su ideología, es decir que la lucha del prd no sólo es contra el pri sino contra lo que representa.

El caso Zinacantán es el espacio idóneo para observar las contradicciones internas del PRD. Aunque surge como un partido más cercano a la izquierda con paradigmas de lucha basados en la democracia, el respeto, la tolerancia, la pluralidad y una serie de principios humanistas, en los hechos no podemos encontrar diferencias: la actuación de los autollamados perredistas zinacantecos, igual puede ser la de priístas o panistas. Las siglas no cambian las prácticas políticas.

Obviamente es difícil exigir un cambio inmediato, pero se supone que cuando un partido con principios e ideología diferente llega al poder, la cultura política dominante tendería a modificarse. Sin embargo aquí ha ocurrido todo lo contrario. Las siglas del prd han sucumbido ante prácticas políticas violentas ejercidas por grupos de personas que ven en un partido político únicamente la posibilidad de acceder al poder.

Sería injusto llamar oportunistas a todos los perredistas de Zinacantán.Existe un perredismo más cercano al cardenismo que ahí está, agazapado porque se ha visto despojado de su lucha de tantos años, y porque incrédulo ve que aquello por lo que pelearon se convirtió en lo mismo contra lo que lucharon.

Sería terrible que empezáramos a hablar de paramilitares perredistas o que vivamos el mundo al revés: indígenas perredistas atacando a indígenas zapatistas o priístas defendiendo a los zapatistas de los ataques de los perredistas. Por ello es importante que haya ya un pronunciamiento oficial de todos los niveles de gobierno, que llame por su nombre los hechos, que reconozca que los últimos acontecimientos no fueron enfrentamientos sino una clara emboscada de la cual hay más de cuatro mil testigos presenciales. A la vez deben resolverse las siguientes preguntas que todos no hacemos:

¿Quiénes eran los encapuchados con "cuernos de chivo" que se paseaban en las camionetas de la presidencia de Zinacantán en enero del 2001? ¿Quiénes son los asesinos materiales, los que dispararon y que entre la multitud asesinaron a dos personas el 5 de marzo del 2003 en la cabecera municipal? ¿Qué responsabilidad tiene el PRD ante los últimos acontecimientos en Zinacantán? ¿Qué responsabilidad tienen o tendrán los diferentes niveles de gobierno ante futuros acontecimientos sí como se prevee serán más violentos aún?

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Dolores Camacho es investigadora del PROIMMSE-UNAM y Arturo Lomelí profesor de la FCS-UNACH. La reconstrucción de los hechos se hace con información obtenida a través del seguimiento continuo al conflicto del municipio, de entrevistas a pobladores, y datos surgidos obtenidos de los medios de comunicación.

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