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México D.F. Domingo 7 de marzo de 2004

Alinne Pettersson

Generación espontánea

La adolescencia solía ser una época de sueños, personales y colectivos, que, con el tiempo, se iban derrumbando, al percatarse uno de que las cosas, las costumbres, permanecían inalteradas. Creo que así ha sido durante muchas generaciones. Pero yo me pregunto si los adolescentes de hoy todavía tienen sueños, cuando una gran mayoría se sabe sin futuro.

Sin embargo, y pese al escepticismo de los años, lo que sucede ahora en nuestro país rebasa el desencanto de la edad. El problema es de tal manera agudo que cancela la ilusión de un cambio. Y es que el cambio debe venir desde la raíz. Y ello, bien se ve, no es posible, o no parece fácil.

Hemos crecido burlando las leyes. Ni siquiera se puede hablar de un doble discurso, porque las cosas lo rebasan. Ahora un desencanto nacional se prende de los aires de este tiempo convulsionado y horrible. Nadie se salva, ni los partidos ni la gente en lo privado.

Todo el mundo se da de patadas. La suciedad se adueña de las acciones, de una manera que quizá no sorprenda a nadie. Porque hemos sido educados pensando en que la corrupción es la norma. Desde hechos tales como transitar, coches y bicicletas en sentido contrario de la calle, anulando el derecho del peatón. O un hecho no pequeño: el acoso para redondear las sumas de la compra "caritativamente", pero hasta ahora no debidamente desglosado.

Ante lo que sucede hoy, lo primero parece irrelevante, sin embargo, creo que no lo es. Se suele actuar con indiferencia frente al bienestar de la comunidad. Y el no respetar las reglas puede, incluso, costar vidas. En el otro caso, es saberse presa de un abuso que va tomando centavo a centavo hasta que éstos se convierten en millones de pesos.

Y todo ello desemboca en las recientes acciones que laceran a la sociedad en su conjunto. Tal vez el no haber puesto atención a la educación nos ha conducido a encontrar un placer más que morboso en el espectáculo terrible de exponer a la luz pública los espionajes que se llevan a cabo. No digo, de ninguna manera, que conviene que todo permanezca, como antes, en la oscuridad. ƑPero, quién se salva? ƑQué partido? ƑQué figura conspicua? ƑLos delatores? Parece que ahora ya no hay más entretenimiento que el ver cómo, una a una, se derrumban las esperanzas en un cambio para bien de la gente.

La frivolidad e ignorancia del gobierno, y también aquí sus cuentas poco claras, nos han llevado a la situación que ahora vivimos. Las componendas entre la iniciativa privada y quienes nos gobiernan (sin distinción de partidos) ha acelerado la visión de la podredumbre que nos rodea por todas partes.

ƑQué va a suceder con nuestro país si todos hemos cooperado de una forma u otra en la descomposición en la que vivimos? Los gastos del menaje presidencial nos sorprendieron, como nos sorprenden las declaraciones, explicaciones o la distracción sobre unas acciones tapadas con la aparición inmediata de otras cada vez más nefastas.

Y en este cochinero, lo único que se ve es la distancia que priva entre las mieles de la palabra pública y la realidad que ésta pretendía esconder. Las increpaciones se empalman ahora unas sobre otras.

ƑY nuestro futuro dónde queda, ya que no existe, por desgracia, la generación espontánea? La noria seguirá dando vueltas con las mismas presencias que suben y bajan de la rueda de la fortuna, mientras las fortunas se acrecientan a costa del desarrollo del país.

ƑHacia dónde volver el rostro? Porque no importa a qué esquina se asome uno, siempre se va a encontrar basura en grandes cantidades. ƑCuáles propuestas se nos ofrecen, si la palabra fácil, embaucadora, es la que prevalece siempre? No veo otra cosa que la lucha sin cuartel de todos contra todos. No encuentro cómo se puedan mejorar las cosas, o quiénes tienen, en verdad, un compromiso más allá del ansia de poder.

De qué manera tan rápida se pone en evidencia el derrumbe de las figuras o su construcción oportunista y mentirosa que en nada contribuye al bien común. A nadie parece importarle éste, y cada quien para su santo.

ƑCómo dejamos que las cosas llegaran a estos extremos? Tal vez se deba a que a todos nos ha convenido siempre cerrar los ojos, porque todos tenemos un dedo que nos pisen. Porque todos nos hemos beneficiado (la mayoría en lo privado) hasta que se nos desbordó la cloaca manchándonos sin remedio.

Pero, insisto, así hemos sido educados. Y si "vivir fuera del presupuesto es vivir en el error", la búsqueda de una ética ciudadana no entra en nuestras contemplaciones. En la ineficiencia burocrática y flagrante corrupción, todos solemos acomodarnos. ƑPara qué mover las aguas en contra nuestra? Es sólo que se trata de aguas pantanosas que ahora nos rodean por doquier. En ellas nos estamos ahogando tirios y troyanos.

ƑDónde colocar los hilachos de esperanza, cuando todo se deshace? Y si no hay generación política espontánea, tampoco la hay en los ciudadanos, que por ignorancia o comodidad se dejarán embaucar por las promesas fáciles, insustanciales, que les serán endilgadas cuando se baje el nivel de esta agua fétida.

Mientras no haya una propuesta educativa que vaya al fondo de la idiosincrasia viciada en la que nos movemos, no va a cambiar nada. Lo hemos visto hasta la saciedad (y suciedad) que hoy nos abruma.

Por eso me pregunto si la juventud puede tener hoy alguna esperanza.

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