LETRA S
Marzo 4 de 2004
______
 
 
ls-levantada 8 de marzo: Día Internacional de las Mujeres

Recordar logros, exigir derechos y reafirmar compromisos
 

Este 8 de marzo conmemoramos una vez más las huelgas de las trabajadoras textileras de Nueva York en 1857 y 1867, quienes demandaban aumento de salarios y mejores condiciones laborales. Estos acontecimientos hablan del hecho, muchas veces olvidado, de que la lucha de las mujeres por sus derechos es una lucha amplia que abarca derechos civiles y políticos, así como reivindicaciones de trabajadoras asalariadas de fábricas, lavanderías, talleres.

Aunque hoy asistimos a lo que podríamos llamar expresiones diversas y múltiples de la lucha feminista, pareciera que entre la masacre de las trabajadoras de Nueva York y el feminicidio de Ciudad Juárez no hubiera pasado más de un siglo. No cesaremos en expresar nuestra indignación, coraje y nuestra exigencia de justicia. ¡No podemos aceptar una mujer asesinada más en Ciudad Juárez!

A pesar de esos crímenes y de la vergonzosa impunidad que aún los envuelve, hoy podemos decir que la condición de las mujeres como sector social ha cambiado sustancialmente. Hemos ganado legitimidad, hemos ganado espacios, oídos atentos a nuestras palabras y, por sobre todo, hemos ganado derechos. Por esto nuestra insistencia, nuestra persistencia en demandar justicia.
 
 

Más que celebración

Creemos que el Día Internacional de la Mujer más que jornada de celebración o de conmemoración, constituye la oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con los derechos de las mujeres, además de nuestra firme y militante vocación de lucha por lograr el advenimiento de una sociedad donde el respeto a la libertad, la dignidad e igualdad plenas de las mujeres no sean tan sólo objetivos a lograr, sino aspectos que constituyan el cotidiano vivir de la sociedad.

Es inadmisible concebir que el pleno cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres sea todavía un tema pendiente en la agenda de las sociedades contemporáneas. Es inadmisible porque las mujeres fuimos creadas a imagen y semejanza de Dios, de la divinidad bondadosa. Tenemos la misma capacidad de raciocinio, la misma capacidad de pensamiento, tenemos la misma autoridad moral que los hombres, porque tenemos la misma dignidad, basada en nuestra libertad de conciencia. Atributo tanto de mujeres como de hombres, aunque se haya intentado desconocerla durante siglos.

Para Católicas por el Derecho a Decidir, luchar por los derechos de las mujeres no expresa tan sólo un compromiso con un determinado, aunque mayoritario, sector de la población. Constituye, antes que nada, nuestra demanda de justicia, nuestra vocación por la defensa de los derechos humanos de todas las personas y, sobre todo ahora que las mujeres ocupan, cada vez más, lugares antes reservados a la esfera pública, de incidencia vital para la existencia no sólo de las familias, sino de muchas otras instituciones fundamentales para la constitución de la sociedad actual.
 
 

Nuestro mejor y más sincero tributo

La conciencia es el recinto más íntimo de las personas, donde se toman las decisiones que confieren autonomía a su existencia. Es, por tanto, el espacio del ejercicio pleno de la libertad donde nadie, ni siquiera Dios, puede entrar si no lo permitimos.

Las Católicas por el Derecho a Decidir proclamamos con orgullo y voz fuerte que nuestra lucha cotidiana por lograr y preservar la libertad de conciencia constituye uno de los mejores y más sinceros tributos que podemos brindar, en este día, a las mártires de las históricas luchas por los derechos de las mujeres.