JARRAS PARA PULQUE

DURANTE SIGLOS las pulquerías de la ciudad de México fueron centro de reunión; ahí se servía pulque en diversos recipientes. Con el tiempo y las circunstancias los envases en los que se expendía este líquido cambiaron. Los primeros fueron las grandes jícaras llamadas xoma; después los jarros de barro vidriado, unas veces sencillos, otras muy ornamentados o con una cara humana en el lado opuesto al mango. Estos jarros sirvieron de inspiración para los que más tarde se harían de vidrio soplado con un rostro; se decoraban a pincel con varios colores. Desde mediados del siglo XVIII hasta la década de los 70 del siglo XX, los recipientes de vidrio fueron muy populares.

vasos de cristalvasos de cristalvasos de cristalvasos de cristal
Orgullo de los expendios

CADA PULQUERIA poseía dos o tres tipos de vasos y jarras, que eran el orgullo de cada establecimiento. Se exhibían en repisas y los clientes conocían los nombres de cada tipo y el volumen del vaso o jarra. Los más difundidos eran: tornillos, chivos, cañones, piñas, cacarizas, palomas, torres, violas o violines, tripas, camiones, reinas, macetas, ferrocarriles, barrilitos, catrinas. En 1965 las lolas, que son botellas de vino, recortadas y esmeriladas por el borde, hicieron su aparición y desplazaron a otros vasos en los que se bebía el pulque.

EN LAS PULQUERIAS había desde vasos en los que se daba la prueba o ''contrata"; se regalaba a cada cliente. Se trataba de un pequeño vaso que contenía unos 200 centímetros cúbicos que se entregaba como muestra de la calidad del pulque que se expendía en ese local.

CUANDO UNA PULQUERIA renovaba sus vasos y jarras, los parroquianos los bautizaban casi siempre atendiendo a su forma, diseño o aspecto exterior. De manera usual los recipientes más populares tenían entre medio y un litro de capacidad; también había jarras que podían contener poco más de dos litros.

EN OCASIONES una misma jarra tenía diferentes nombres, según la pulquería, como las reinas o palomas o el caso de las piñas, que si bien tenían distinta forma, recibían el mismo nombre. En los estados de Querétaro, Puebla, Tlaxcala, México, Hidalgo y el Distrito Federal, eran populares las jarras de vidrio soplado de producción artesanal y especialmente las de vidrio reciclado de color verde o café ambarino. Otras más eran de vidrio cristalino de producción industrial, también moldeado. Algunos, como los llamados cañón grande de Tlaxcala, se moldeaban y el asa se hacía de vidrio soplado.

LOS TALLERES y fábricas de la ciudad de México; de Texcoco, en el estado de México, y de la ciudad de Puebla, produjeron varios modelos en diferentes tamaños. Por ejemplo, de los chivos hay tres de diferentes capacidades, aparte de las reproducciones en miniatura que se usaban como juguetes. En un principio como la producción artesanal reciclaba los vidrios de botellas desechadas o rotas, los colores de las diferentes producciones no eran uniformes; aun en los vidrios cristalinos presentaban una ligera coloración azulada, y la ''junta" de las dos o tres secciones del molde, frecuentemente tenía ''rebaba". Aun así, en su tiempo eran piezas apreciadas.
 
 

Dibujo y fotografía

de Marco Buenrostro



 
 
 
 


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