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México D.F. Jueves 12 de febrero de 2004

El Nobel portugués entregó en México la versión castellana de Ensayo sobre la lucidez

Saramago encara de modo radical al sistema en su nueva novela

Importa mucho al autor saber cuál será la lectura de las personas dedicadas a la política

El escritor será uno de los celebrantes de Julio Cortázar en la Universidad de Guadalajara

CESAR GÜEMES

La nueva novela de José Saramago está ya en manos de sus editores en México.

El Nobel portugués entregó, la tarde de este martes, la versión castellana realizada por su esposa y traductora, Pilar del Río, a la casa Alfaguara en nuestro país. Poco antes había hecho lo propio en España.

Ensayo sobre la lucidez, ''la novela más política de cualquiera que haya hecho antes", expresa en entrevista, aparecerá en Portugal y Brasil el 29 de marzo, y en fecha un poco posterior lo hará en castellano y catalán.

La posibilidad de terminar la obra casi de manera simultánea a la traducción es resultado del trabajo conjunto de Saramago con Pilar del Río:

''Mientras yo escribo en casa, en el piso de arriba, ella va traduciendo, en el piso de abajo. De tal modo que cuando termino de escribir, la traducción concluye casi al mismo tiempo. En fin, la novela hará su camino, para eso está y para eso nació."

Relación más allá de los títulos

-Según entendemos piensa invitar a personajes de la política para presentarla y eso no deja de ser un hecho singular.

-En principio, es algo que casi no se practica. Todos vemos que a las presentaciones se invita a críticos literarios y lectores de la obra en caso. También ocurre que el autor se presenta y habla él mismo de su trabajo.

''Ensayo sobre la lucidez, por su lado, es una novela profundamente política y consideramos que puede interesar a un público lector mucho más amplio que el habitual.

''Para mí es muy importante saber qué dirán los hombres que se han dedicado a la política de una novela que se enfrenta de manera radical al sistema. Claro, no puedo decir mucho de la obra porque por el momento el texto está en la editorial.''

-¿Cierra un círculo en relación con Ensayo sobre la ceguera?

-No lo diría tan tajantemente, porque cuando terminé Ensayo sobre la ceguera no tenía ninguna intención de hacer un texto relacionado con la lucidez. Pero el año pasado se me presentó la idea y por eso hay una relación que va más allá de los títulos.

Contra el didactismo

-Sin lastimar la discreción que requiere una novedad editorial, podría decirnos si es más complicado hacer una novela en la que prevalecen las ideas a la existencia misma de los personajes.

-Hay una dificultad innegable, porque se puede caer en una especie de didactismo, puede parecer que mediante una novela cierta persona le dice al lector lo que debe pensar.

''Hay un riesgo real, eso es cierto. Y, sin pretender demasiado, creo que en el fondo todas mis novelas son de ideas. Eso no significa que no tenga personajes vivos

''El problema que propongo, en el mejor de los casos es: ¿Los personajes no pueden tener ideas, discutirlas y debatirlas en una novela? ¿Eso no puede ser materia de una novela? Creo que todo es susceptible de convertirse en materia de ficción.

''Acepto que Ensayo sobre la lucidez es la novela más política de cualquiera que haya hecho antes, pero también digo que es una novela de ficción, con personajes que actúan e interactúan.

''Y sé que es una novela, pero confío en que sea algo más: una fábula, una sátira y una tragedia. Lo cual no puede sorprender porque sabemos que todo en la vida acaba en tragedia."

Conexión Cortázar-Kafka

-En un par de días participará en la cátedra Julio Cortázar. ¿Cuál es para usted, finalmente, la lectura contemporánea del autor de Rayuela?

-Desde siempre he considerado a Julio Cortázar como un gran escritor, no sólo de Latinoamérica sino de toda la literatura del siglo XX, de eso no tengo ninguna duda.

''No puedo decir que lo conocí, porque nuestros caminos no se cruzaron nunca, y sin embargo lo leo desde hace muchísimos años.

''Uno de los planteamientos que pienso realizar en Guadalajara es que Julio Cortázar está conectado con Franz Kafka, en el sentido de que uno y otro arrancan siempre de algo cotidiano, sencillo, normal, y poco a poco eso se desliza a un misterio, a la duda, a lo diferente.

''Y aunque no voy a establecer un paralelo entre uno y otro, sí espero poder expresar los puntos de contacto entre La metamorfosis, de Kafka, y el cuento de Cortázar titulado No se culpe a nadie.

''Si Kafka no pudo leer a Cortázar, el segundo sí leyó al primero. No digo con esto que haya habido una influencia directa, aunque si existiera no pasaría nada, porque todos nos influimos unos a otros a diario.

''Creo que hay un espíritu común entre ambos, y eso ya es decir mucho."


El Nobel portugués recibió la medalla Isidro Fabela en la Facultad de Derecho de la UNAM

Ante la justicia corrupta, queda un arma: la desobediencia civil, afirma Saramago

El mundo, dominado por las plutocracias; el ciudadano debe aprender a exigir al poder, recomienda

KARINA AVILES Y ARTURO JIMENEZ

Frente a leyes ''terribles'' y una justicia ''corrupta'', en un mundo en el que la disyuntiva es morir ''resignados'' o con ''dignidad'', sólo queda un arma: la desobediencia civil.

Así habló en Ciudad Universitaria el escritor portugués José Saramago, quien llamó comisiones ''fantasma'' a las instancias creadas por Estados Unidos y Gran Bretaña para investigar el desempeño que los servicios de inteligencia tuvieron antes de la invasión a Irak.

En el caso de Estados Unidos, precisó, esa comisión contiene la trampa de que los resultados se darán a conocer después de las elecciones presidenciales en ese país.

saramago_unam8El Nobel de Literatura también calificó de ''mentira universal'' las supuestas razones para la guerra creadas por la triada Bush-Blair-Aznar. ''La mentira se ha convertido en un instrumento político. Pero no la mentira sutil e inteligente, sino la más burda y obscena''.

Saramago recibió ayer la medalla de oro Isidro Fabela de la Facultad de Derecho de la UNAM por su capacidad ''para crear universos y construir sujetos humanos que transitan de la angustia a la esperanza''.

En el Aula Magna Jacinto Pallares, el novelista tildó de ''monstruoso'' que exista un mandatario como George W. Bush, quien se define como un ''presidente de la guerra''.

Y alertó a los cientos de jóvenes universitarios que acudieron a verle y escucharle: ''Lo que vivimos no es democracia, sino una plutocracia de señores como Soros y Cisneros". Los gobiernos del mundo, añadió, no son más que ''los comisarios políticos del poder económico''.

Cuestionó varios temas: la "democracia que no es democracia", el sistema capitalista, el no respeto por los derechos humanos, el excesivo interés por el cosmos en detrimento del interés por los asuntos de la Tierra y hasta la llamada ''transición democrática'' en México:

"De la revolución de los claveles, en Portugal, hace 30 años, no quedó nada. Y en México puede ocurrir que tampoco quede mucho de lo que llaman transición democrática, si los mexicanos no toman en sus manos esos cambios. Si no lo hacen, esa transición sería algo más que ha fracasado''.

De la relación entre los presidentes Fox y Bush, el autor de El hombre duplicado creó dos escenarios:

''Imaginemos que el presidente Fox un día se encuentre con el señor Bush y le diga: 'mire, usted, en México nos gustaría mucho contar con una pequeña base militar en Estados Unidos -algo insignificante, en Alaska o algo así-, sólo para poner ahí la bandera mexicana, que es muy bonita."

Y el otro: ''Imaginemos también qué diría por su parte el señor Bush al presidente Fox: '¡Vamos a poner ahí una base militar. Prepárame una escolta!'".

¿Una historia medieval?

Con la humildad que lo caracteriza, Saramago habló ante los futuros abogados acerca de la justicia, la ley, el derecho, las garantías individuales y la mayoría marginada del mundo. "Lo obsceno no es la pornografía, sino que una persona pueda morir de hambre".

Saramago estuvo acompañado por el embajador de Portugal en México, Manuel Marcelo Monteiro, y autoridades de la facultad, encabezadas por el director Fernando Serrano Migallón, quien le impuso la presea que el escritor guardará al lado de los reconocimientos que representan "momentos clave de mi vida".

Con un público que lo recibió y despidió de pie, en un auditorio en el que faltaron lugares para las decenas de alumnos que se quedaron afuera, aunque con la consolación de ver al escritor en monitores, Saramago comenzó su charla con una historia "sin datos ficticios", ocurrida en un pueblo medieval cercano a Florencia, Italia.

En ella hay dos personajes principales, un campesino y un noble que, no satisfecho con su riqueza, arrebató a aquél su pequeña parcela. Un día las campanas de la iglesia del pueblo llamaron "a muertos". El campesino acudió al templo y ahí alguien le preguntó quién había fallecido. Y la respuesta: 'Nadie. Lo que ha muerto es el derecho'".

De esa forma el novelista introdujo a sus oyentes al mundo de las leyes, el derecho y la justicia, el cual, consideró, "no sirve para nada si no se pone al servicio del hombre". En tal sentido, enfatizó que puede haber leyes ''injustas'' y una justicia ''corrupta''.

Recordó que en Portugal vivieron 48 años bajo una dictadura en la que no faltaban leyes, el derecho, abogados ni tribunales. ''Lo teníamos todo, pero no teníamos nada'', reflexionó.

Entonces, dijo, hay que acatar la ley con la condición de que merezca respeto. ''Y si no lo merece, existe un arma: la desobediencia civil''. Muchos ciudadanos del mundo, agregó, son víctimas de un sistema injusto, y "el truco de ese sistema ha consistido en convertir a las víctimas en cómplices".

Democracia con límites

Posteriormente se refirió al tema de la democracia. Todos hablan de ella, pero nadie cuestiona lo que representa, dijo, y completó: "La democracia es una fachada en la que detrás no hay mucho que ver".

Con el argumento de que la democracia es considerada ''lo menos malo que ha construido la humanidad, no se nos permite conocer algo mejor". Así, los ciudadanos se encuentran en un sistema de cuyos límites no pueden salir, porque es ''políticamente incorrecto''.

Saramago precisó: "No estoy contra la democracia. Lo que pasa es que esto que vivimos no es democracia, sino una plutocracia". Más adelante resaltó: "Si es cierto que sin democracia no hay derechos humanos, es igual de cierto que sin derechos humanos no hay democracia".

Acerca de los derechos humanos, el autor de El evangelio según Jesucristo manifestó su temor de que en este siglo se pierdan "definitivamente" esas garantías.

También cuestionó la "idea reciente" de querer "privatizarlo todo". De suerte que, si todo es vendido, entonces "para qué sirve el Estado". Por lo anterior, llamó a "tomar la vida en serio, pues de lo contrario esto acabará mal".

Sin embargo, dijo que ante un contexto planetario actual de una "guerra tan estúpida, iniciada por un imbécil llamado Bush", existe una gran potencia que está por despertar, ponerse de pie y empezar a andar: la opinión pública mundial.

El ciudadano, consideró, debe aprender a exigir y a preguntar al poder. "Tenemos que recuperar el sentido y el espíritu de ciudadanía", así como el sentido de dignidad y el respeto, pues documentos como la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano sólo son "papel mojado" y nadie exige su cumplimiento.

Después de la ceremonia de entrega de la medalla y de una conferencia de prensa, el autor de Ensayo sobre la ceguera accedió a firmar libros de una larga fila formada, sobre todo, por estudiantes.

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