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México D.F. Domingo 8 de febrero de 2004

Chuchos y rosaristas intercambian acusaciones y calificativos en agrio debate

Convocan a la ex dirigente a aclarar las finanzas partidistas

MIREYA CUELLAR Y RENATO DAVALOS

En medio de un agrio debate, durante el cual los partidarios de Rosario Robles acusaron a los chuchos de "cobardes" y éstos reviraron con un "mentirosos", el Consejo Nacional del PRD resolvió convocar a Rosario Robles para que comparezca ante el Comité Ejecutivo Nacional y el Organo Central de Fiscalización a "disipar" diversas "dudas" sobre el manejo financiero del partido durante su administración.

El debate subió a tal tono -Juan Guerra se desgañitaba, porque los consejeros gritaban y no lo dejaban hablar: "¡expúlsenla si quieren, ya estuvo bueno, hay que tener integridad!"- que, un tanto histriónico, Carlos Navarrete pidió al pleno contar hasta 10, "hacer como que no escuchamos las barbaridades que se acaban de decir y... debatir con la cabeza fría".

Juan Guerra, representante del PRD ante el IFE y uno de los más encendidos defensores de Robles, había perdido la compostura. Entablaba diálogos con los consejeros que le gritaban desde sus asientos y llamaba "cobardes" a los chuchos por no reconocer, según dijo, que la ex jefa de Gobierno capitalino sí consultó con el CEN "algunos" de los montos del endeudamiento.

-Ya estuvo bueno; eso de que vamos a conservar la unidad es ¡pura hipocresía!, por debajo del agua se le sigue golpeando, ¡expúlsenla ya! -gritaba Guerra.

En los pasillos del Centro de Negocios de la Ciudad de México los seguidores de Robles comentaban que la "oferta" de Nueva Izquierda y otras organizaciones era convocar a una reunión de corrientes donde la ex presidenta negociara con ellos "el tono" en que sería manejada la auditoría. "Quieren que les vaya a pedir que le bajen", decía Ramón Sosamontes, pero estamos en la postura de que se ventile todo porque "no hay nada que esconder".

En el salón Mercurio de dicho centro había un debate, mientras que en los pasillos se seguían los hilos de la negociación. Gerardo Fernández Noroña proponía al pleno que se votara una propuesta para iniciar un proceso de expulsión contra Rosario Robles y José Ramón Zebadúa -hermano del diputado Emilio Zebadúa-, quien fue el coordinador de finanzas de Robles durante su estancia en la presidencia del PRD. Por principio, expuso Fernández Noroña, Robles mintió sobre el monto de la deuda y permitió que quienes no tenían facultades para manejar dineros del partido dispusieran de ellos, entre otras cosas.

Varios oradores fueron hasta la tribuna a pedir "mesura y prudencia". Unos, como Armando Quintero, argumentaban que no podían discutirse "los avances" de una auditoría ni ponerse en duda la actuación de "una persona honorable" como Robles, que la deuda contraída fue una "inversión política" porque permitió al PRD llegar a 97 diputados después de que en la pasada legislatura tuvo 52.

Otros, como Leonel Godoy, pidieron "capacidad política para salir adelante", esperar a que concluya la auditoría porque nadie quiere "cadáveres en el clóset", pero sobre todo "porque tenemos que cuidar al PRD, a nuestros activos (...) hay que mantener la unidad y la madurez, porque es mucho lo que podemos perder, estamos ante una nueva oportunidad política, las preferencias electorales nos dicen que tenemos en 2006 una posibilidad (...) de la manera cómo resolvamos esta situación va a depender nuestro futuro, puede ser un descalabro".

Fernandez Noroña subió a retirar su propuesta de expulsión. Algunos gritaban "¡nooo!". Por allá, al centro del salón, se escuchó la voz de Pablo Gómez, y una respuesta de Fernández Noroña: "tú estás de acuerdo porque estuviste metido hasta las orejas en ese endeudamiento". El coordinador de los diputados perredistas pidió la palabra y dijo que, efectivamente, "sabíamos el monto de la deuda, los dirigentes la conocíamos".

Este fue otro de los temas que gravitó en la discusión: ¿hasta dónde las cabezas de las corrientes conocían lo que estaba ocurriendo y dejaron el agua correr?, ¿y por qué?

Al final del debate, en lo que pareció un rápido cabildeo entre corrientes, se encontró una salida al tema de la auditoría. Fernando Belauzarán, de Nueva Izquierda, fue con toda propiedad hasta la tribuna a pedir la palabra para hacer una propuesta que "fortalezca a la institución": que se les dé a Rosario Robles y a José Ramón Zebadúa la "oportunidad" de aclarar el manejo de los recursos del partido. Habló de citarlos a comparecer y votar la propuesta.

No hubo necesidad. Sosamontes dijo inmediatamente que Robles estaba dispuesta a ir al CEN para "disipar dudas". Así que no se votó y hubo un acuerdo entre los grupos. Y volvió Belauzarán a tribuna para decir que no había el deseo de linchamiento del que hablaba Guerra, simplemente tenemos "derecho a resolver esas dudas legítimas".

Un discurso muy distinto al que momentos antes había manejado Carlos Navarrete, quien compartió el liderazgo partidista con Robles en calidad de secretario general.

"Lamento la ausencia de Rosario Robles, ¿qué pasó?, ¿ por qué no está aquí? Muchas declaraciones y aclaraciones en los medios, pero no la he visto en su partido. Tendría que haber venido aquí con responsabilidad y un cierto grado de humildad a responder las dudas sobre su administración"-dijo Navarrete ante un publico dispuesto a festejar su discurso. (Nueva Izquierda tiene mayoría en el consejo).

Y en un abierto enfrentamiento con Guerra, informó que no hubo una sola acta de las sesiones del CEN en la que esté asentado que se solicitó gasto adicional, "así que, ¿quién decidió el sobregiro? sabemos que Zebadúa tenía un poder extraordinario, no escondamos los cadáveres en el clóset, airemos las cuentas del PRD".

Leonel Godoy se sumó a los reproches contra Robles por su decisión de no asistir al consejo, y en cambio citar para hoy a una conferencia de prensa donde responderá al informe presentado por el Organo Central de Fiscalización. "Me gustaría que debatiéramos en los órganos internos del PRD, no ante los medios (...) no es lo que esperamos de ella", comentó Godoy.

Y es que Robles ni se asomó por el centro durante los dos días que duró el consejo porque sabía que algunos miembros de Nueva Izquierda (mejor conocidos como los chuchos) y del Movimiento de Bases Insurgentes (Movi) que encabeza Gerardo Fernández Noroña, le tenían preparado un recibiendo de chiflidos, abucheos y gritos.

-¿A qué viene si ya la lincharon? Nadie la va a escuchar -explicaban Juan Guerra y Ramón Sosamontes.

Dos días de expectativa sobre el futuro de Rosario Robles en el PRD, más de dos horas de debate y 10 oradores de una lista original de 30, se resolvieron con una convocatoria a comparecer. Una mesa que condujo el debate con un ánimo siempre de "bajarle" al tema, frente a la contundencia de las cifras ofrecidas por Ricardo García Sainz y Carlos Payán.

Y ese fue el primer capítulo. Hoy, Rosario Robles escenificará el segundo. 

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