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México D.F. Domingo 25 de enero de 2004

Bárbara Jacobs

La mujer dividida

"ƑQuién eres?", me preguntó un hombre de aspecto desaliñado, extranjero en México, cercano a los setenta años, con un fajo de papeles en la mano que me extendió, en evidente petición, si no es que en súplica, de algo. Yo no llevaba conmigo anteojos, y me era difícil entender de qué se trataba el asunto. No diré el nombre del personaje, pero sí su apellido, por sorprendente: Falso. Así, Falso, de origen italiano pero de nacionalidad franco canadiense, lleno de disculpas en inglés, francés e italiano, me solicitaba sonriente algo.

Pero en eso a mi lado distinguió a otra posible presa y, creyendo que a mí ya me tenía con él, se dirigió a la otra, con un montón de hojas similar al mío. Aproveché para hojear con la mejor voluntad el contenido de los papeles que Falso dejó en mis manos. Consistían en cartas, manuscritas o mecanuscritas en las que los firmantes parecían tomar el partido de Falso en algún agravio que éste había sufrido, mismo que, además, constaba en especies de actas asimismo adjuntas al tambache. Pero yo no tenía anteojos, por no decir que mi tiempo suele ser poco para atender casualidades como ésta; de manera que, en lo que Falso se introducía a la entrada del vecino y éste cerraba la puerta, yo alcancé a deslizar debajo, por la ranura, el legajo de Falso y me alejé reflexionando en la pregunta introductoria que este hombre -que podía ser pescador o camionero, amante de la cerveza y hecho a un clima que a mí, aquí, ahora, me parece inclemente, por frío- me había hecho. Extraño, Ƒno?, que alguien se te acerque en la calle y te pregunte quién eres.

Pues bien, Ƒquién soy? Una mujer que viene de una división. De un padre realista y una madre soñadora. Un padre que hasta los últimos días de sus noventa años de vida estuvo enterado de la situación del mundo en general, al que no le sorprendió en su momento que ganara al Socialista el Partido Popular de España. "España siempre fue mayoritariamente fascista", comentó; mi padre, al que lo asqueó el comportamiento de Clinton y Mónica; al que lo esperanzó el posible -aunque improbable- triunfo de Cárdenas. Leía la prensa; estaba al tanto de los noticieros de radio y televisión. "La vida es disfrutable hasta los 85 años", reflexionaba; "después, ya no''. O ya no lo fue tanto para él. Eran más los golpes que los espaldarazos de sus días, por más que hasta el último momento no lo hubieran abandonado ciertos caprichos, como el helado de vainilla hecho por mamá, o ciertos placeres, como sentarse a contemplar un frondoso piracanto durante las mañanas de sol.

Pero dije que la soñadora era mamá. Y no miento. Siempre lo ha sido. De joven, le escribió un poema à la García Lorca a un muchacho que le gustaba (casualmente franco canadiense) y que se despidió de ella para irse de misionero a Alaska, con los esquimales. Mamá siempre ha preferido extender sobre una mesa un montón de cartas que recibe por lo menos de tres continentes, y disponerse a contestarlas todas, una por una, que seguir las elecciones presidenciales, o tratar de formarse una opinión más allá de la de, "šQué horror!", ante las atrocidades que ocurren a diario en la nación tanto como, extraterritorialmente, en el mundo. Siente de veras que haya hambre, muertes injustas, desórdenes económicos; sí; pero prefiere hacer experimentos en la cocina que seguir por lo menos a un comentarista, quienquiera que éste fuere.

A mamá también le da por sentarse en el jardín en las mañanas de sol; pero si, mientras lo hace, se lamenta y se duele de algo, es de las muertes en la familia; del tiempo pasado, de la calidad de irrecuperables, por no decir altamente inalcanzables, ilusiones que se hizo de una familia bella en un bello mundo.

ƑA qué viene todo esto? A tratar de definir quién soy. ƑBasta con decir que soy una mujer dividida? Es abrumador intentar el bosquejo del porqué. šLas consecuencias son tantas y, en ocasiones, tan enloquecedoras, que a mí sí debería bastarme con saber que vengo de un padre realista y de una madre soñadora y no buscar nada más! No atribuir al hecho, por ejemplo, mi tendencia hamletiana a la indecisión, al estar continuamente entre dos posibilidades contrastantes e irreconciliables. Así que, señor Falso, Ƒquién soy? " Héme aquí. Ésta que ves." Decírselo, Ƒlo satisfaría? ƑQué bien le podría acarrear una carta de recomendación llena de dudas? ƑUna firma nacida a la vez de un sí y de un no?

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