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E C O N O M I A
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México D.F. Domingo 25 de enero de 2004

José Antonio Rojas Nieto

Puntos delicados de la agenda hacendaria

De acuerdo con lo estipulado en el Código Fiscal de la Federación, los ingresos del gobierno federal se clasifican en tributarios y no tributarios. Pues bien, según los primeros datos fiscales de 2003, el año pasado los ingresos presupuestarios del gobierno superaron en cerca de 180 mil millones el billón de pesos. Su equivalente en dólares fue de aproximadamente 110 mil 541 millones, que muy probablemente representarán 18 por ciento del producto interno bruto si, como se indica en las previsiones oficiales, el PIB de 2003 creció 1.5 por ciento en términos reales y el deflactor implícito del PIB, es decir, la inflación de la canasta de productos nacionales lo hizo en 4.5 por ciento. Ahora bien, si a este monto quitamos los ingresos no tributarios, el peso respecto del PIB de lo restante disminuye a solamente 11.8 por ciento. Esto no es nuevo. El promedio de esta participación de los ingresos tributarios en el PIB de los pasados 15 años es de sólo 11.2 por ciento. Precisamente por ello nuestro país es reconocido como uno de los de menor ingreso tributario en el mundo, hecho muy lamentable. ƑCuál es el soporte de esto? La respuesta es simple y conocida.

Dos tipos de ingresos resuelven nuestra incapacidad para definir y establecer una auténtica estructura fiscal que permita al gobierno contar con los recursos suficientes para atender las necesidades de una población que ya supera los 100 millones de habitantes y que se agrupa en no menos de 26 millones de familias. En primer término, y sin comparación con ningún otro tipo de ingreso, están los derechos de extracción de hidrocarburos o renta petrolera. Y en segundo lugar, con un monto más modesto pero muy significativo por venir de donde viene, el aprovechamiento de la industria eléctrica, suma de dos tipo de excedentes: la renta eléctrica, que proviene del uso de ricos recursos naturales como los embalses de los ríos Grijalva y Balsas, y el excedente eléctrico, que proviene del manejo de la industria como servicio público y no como mercado, y parte del cual va a dar a los consumidores. Para admirar su enorme significación señalemos los datos de 2003.

El año pasado los derechos por extracción de hidrocarburos casi llegaron a 25 mil millones de dólares, el monto más alto de toda nuestra historia petrolera. Y con este monto este gobierno ya acumula 60 mil 314 millones de dólares (constantes de 2003) exclusivamente de renta petrolera, con lo que supera ya, en el mismo plazo, a cualquier otro de nuestra historia petrolera, incluido el anterior, que en seis años acumuló poco más de 80 mil millones de dólares también actuales de 2003. Para ver la enorme cantidad de renta petrolera que se habrá chupado este gobierno baste decir que incluso con un desplome de precios que no representara más de 10 mil millones de dólares por año de derechos de extracción de hidrocarburos el resto del sexenio este gobierno lograría superar al anterior en ese tipo de ingresos. Y en cuanto a la aportación eléctrica de 2003 hay que decir que superará los 4 mil millones de dólares. Así, por renta petrolera y renta y excedente eléctricos el gobierno recibió casi 30 mil millones de dólares. Y, como consecuencia obvia, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tienen que andar consiguiendo el dinero que el gobierno no consigue por la ausencia de una auténtica reforma fiscal. Y con ello es evidente que se debilita la fortaleza que estas empresas proporcionan a la nación. ƑQué contribuyente, en qué parte del mundo, se asemeja a Pemex? Sólo en las grandes naciones petroleras del Medio Oriente hay ejemplos similares que lo superan, pero con una situación realmente extraordinaria en cuanto a la fertilidad de sus yacimientos petroleros. En Arabia Saudita, en Irán y en Irak, para sólo dar tres ejemplos, un pozo petrolero promedio arroja más de 3 mil o 4 mil barriles diarios de crudo. En México, el pozo promedio es de no más de mil barriles al día. ƑY qué contribuyente se asemeja a CFE? Prácticamente ninguno.

Es cierto que el diseño de una reforma fiscal de fondo y de largo aliento, generosa con la sociedad pero también con la naturaleza, exige repensar con cuidado y con transparencia frente a la sociedad las características de los diversos componentes de ingresos y egresos. Pero si por el lado de los ingresos no meditamos a fondo cómo establecer mecanismos que permitan superar la actual situación fiscal de Pemex y de CFE, no habremos resuelto uno de los principales problemas de nuestro desarrollo. Y se seguirá subsidiando a los contribuyentes con recursos no renovables que se agotan y se acaban.

šNo es posible que el gobierno se quede con toda la renta petrolera y toda la renta y el excedente eléctricos! Estos ingresos deben ser sometidos a rigurosa evaluación. Y, en parte, ser sustituidos por otro tipo de ingresos fiscales. Las empresas deben guardar para sí un porcentaje mayor de esas rentas y esos excedentes para su fortalecimiento productivo. Y los consumidores sin duda también. ƑDe qué manera? Eso, precisamente eso, es lo que debe ser reflexionado con cuidado. Si en la Convención Nacional Hacendaria no se trata esta terrible problemática, se habrá perdido una gran oportunidad de cambio en este sentido, un cambio que es urgente. Muy urgente.

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