Homenaje en la UNAM por el centenario natal del escritor español

Max Aub fue un ''Quijote cuerdo'' que creyó en el arte y la justicia

Fue el artífice de la serie discográfica Voz Viva de México Reditan en texto y cd su libro La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco

ARTURO JIMENEZ

Un "Quijote cuerdo", un narrador fantasioso y lúdico, un ''dramaturgo del futuro" todavía no entendido ni puesto en escena, un pintor misterioso oculto bajo el seudónimo de Jusep Torres Campalans, un promotor que aportó a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) valores y no, como ahora lo hacen las autoridades federales, ''el brillo de la cultura" y un pensador crítico y congruente que, con cierta amargura, avizoró los riesgos para España de transitar a la democracia desde el franquismo y no desde la República.

Es el ''escritor español" y ''ciudadano mexicano" Max Aub (1903-1972), a quien José María Merino, Rosa Regás, Héctor Mendoza, Ignacio Solares y Malena Mijares rindieron un homenaje con motivo del centenario de su natalicio en la librería Julio Torri del Centro Cultural Universitario, la noche del miércoles.

Socialismo y libertad

Nacido en París, de padre alemán y madre francesa, Aub se trasladó a Valencia en 1914. Durante la Guerra Civil española colaboró con André Malraux en la filmación de L'Espoir (1937), fue deportado a Argelia y escapó en 1942 para emigrar a México, donde publicó la parte más significativa de su obra.

También creó la serie discográfica Voz Viva de México y dirigió Radio Universidad en los años 60. Fue autor de libros como La gallina ciega, diario español (1971) y de la serie de novelas El laberinto mágico, entre otras narraciones, poemas y obras de teatro.

El narrador y poeta español José María Merino recordó que en los años 60 España era un país oprimido por la dictadura de Francisco Franco, con un ambiente cultural de ''claustro tenebroso" y en el que la literatura era afectada por el ''realismo de combate".

Mientras, Max Aub se percibía como una figura legendaria que, desde su exilio en México, demostraba que las convicciones socialistas no se contraponían con la búsqueda de la libertad ni con la capacidad lúdica e imaginativa en la literatura.

Max Aub, planteó Merino, fue un escritor español del siglo XX sin parangón y, además, un humanista y un hombre contrario al oscurantismo, que creía en el progreso, el arte y la posibilidad de justicia.

Sorprende que mantuviera esas convicciones en un mundo dominado por la bipolaridad, pues nunca disoció el socialismo de la libertad, agregó. Y recordó que lo han considerado como una especie de ''Quijote cuerdo".

Las premoniciones de Aub

Sin embargo, Merino difirió un tanto de la visión crítica de Aub sobre la España de los años 60 y percibió cierta amargura. No pudo saber, agregó, que había generaciones jóvenes que buscaban cambiar al país desde la tolerancia y la diversidad.

En cambio, Rosa Regás, en un texto leído por Malena Mijares, reconoció que, en su momento, no se entendió la crítica de Max Aub contra la ''abulia" de aquella España franquista.

Ahora, agregó Regás, se observan las consecuencias de sus críticas, cuando España no logra encontrar el camino.

''Su voz de entonces nos habla de los problemas de la España de ahora", dijo.

Muestra en San Ildefonso

Ignacio Solares, quien fue moderador, agradeció los aportes de Aub a la difusión cultural en la UNAM, y recordó que todavía faltan muchos textos suyos por publicar. Anunció que pronto se expondrán obras de Jusep Torres Campalans (Max Aub) en San Ildefonso.

El titular de Difusión Cultural de la UNAM opuso el trabajo de difusión de Max Aub al de, por ejemplo, las autoridades culturales actuales, quienes, agregó, buscan vender ''brillos pasajeros" como la construcción de una megabiblioteca, cuando ya se cuenta con la de la UNAM.

Malena Mijares anunció que ya circula la redición en texto y disco compacto de La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco, de la serie Voz Viva de México, y que el año próximo se editarán los dos guiones que escribió para radioteatro, aunque no le gusten a Héctor Mendoza.

Y es que Mendoza, quien trabajó con Aub y contó anécdotas llenas de ironía y humor, había generado una atmósfera polémica al sostener que no le gustaban las obras de teatro escritas por el homenajeado. Aunque aceptó que quizá no las comprendía porque era un ''teatro de futuro" que, de alguna manera, podían prescindir de la posibilidad de ser representadas.