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México D.F. Domingo 26 de octubre de 2003

Datos falsos sobre la salud de los contratantes, el principal argumento, afirma Condusef

Argucias de financieras para evitar el pago de seguros de vida

Una familia afrontó litigio de tres años contra Bancomer para lograr una indemnización

ELIZABETH VELASCO CONTRERAS/I

Cuando la muerte tocó a la puerta de su hogar, Luz María Carbajal Ayala, además de afrontar la pérdida de su hijo de 25 años, Marco Angel Rosario Carbajal, se vio inmersa en un "desgastante" litigio de tres años contra una institución financiera que se negaba a cubrir 72 mil pesos de la póliza del seguro de vida que el propio Marco Angel había pagado.

Doña Luz María ni entereda estaba de que su hijo, un año antes de su deceso, contrató por medio de Industrias del Agua, empresa donde trabajaba, un seguro de vida que puntualmente pagó por nómina a BBVA-Bancomer.

Marco formaba parte de los 5 millones 50 mil usuarios que, según datos de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), han contratado un seguro de vida individual con alguna de las 43 instituciones que operan ese tipo de servicios en el país, firmas contra las que al año se presentan en promedio mil 500 reclamaciones de un total de 6 mil del sector asegurador en su conjunto.

Ganancias para las firmas

Datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) precisan que sólo en primas por seguros de vida las aseguradoras reportaron en su favor poco más de 500 millones de pesos de crecimiento (1.66 por ciento) de los casi 30 mil millones de pesos que ese sector generó en México en el primer trimestre de 2003.

El seguro que BBVA-Bancomer ofreció a Marco comprendía el pago de 24 "rentas", cada una equivalente a 3 mil pesos. En suma, 72 mil pesos en caso de muerte.

A principios de 2001 ocurrió el deceso de Marco. La madre del joven se enteró por medio de una compañera de trabajo de su hijo que éste había adquirido un seguro de vida con BBVA-Bancomer. Acudió al banco a reclamar el pago de la póliza, sin embargo, la institución se negó a cubrirla porque -argumentó- Marco "proporcionó datos falsos" sobre su estado de salud.

"Ese es uno de los argumentos más socorridos por las aseguradoras para negarse a liquidar las pólizas", refiere el vicepresidente jurídico de la Condusef, José Alfonso Rivera Domínguez. De acuerdo con ese organismo, de marzo de 2002 al mismo mes de 2003 se registró un aumento en las reclamaciones en el grupo de seguros de vida de 183 por ciento, y de 119 por ciento en asistencias técnicas.

Los reclamos por incumplimiento en el pago de seguros de vida (tercer lugar en quejas) y en el de gastos médicos mayores (segundo), ocurren generalmente porque las aseguradoras esgrimen que los usuarios "realizan declaraciones inexactas, falsas o cometen omisiones".

El caso de Marco presentaba una situación similar y parecía que la respuesta del banco haría desistir a doña Luz María de su intento por cobrar la póliza. "Tras la muerte de mi hijo no quería saber nada del seguro", expresó la madre de Marco en entrevista con La Jornada.

María del Rocío, hermana de Marco, detalla: "enfrentábamos en ese momento una pérdida irreparable, pero convencieron a mi mamá de que era un patrimonio que mi hermano le dejó". Doña Luz María recuerda: "la amiga de mi hijo también me animó a que hiciera el reclamo ante la Condusef".

Muchos asegurados por instituciones privadas ignoran que ese organismo tiene, entre otras atribuciones, la misión de asesorar legalmente a los afectados y atender las quejas, mismas que han ido en ascenso.

Los directores generales de Defensoría y de Defensa de los Usuarios de la Condusef, Antemio Carrillo Sasso y Germán Rodrigo Flores Madrid, respectivamente, señalan que al mes los usuarios presentan más de 100 quejas ante la negativa de las aseguradoras de pagar los seguros de vida, gastos médicos mayores y automóviles; por ello, seis abogados del organismo atienden unas 110 defensorías y 435 juicios cada año.

Noventa por ciento de los juicios, que pueden resolverse hasta en tres años, lo gana Condusef una vez que desenmascara las argucias de que se valen las aseguradoras para evadir los pagos, comentó Carrillo Sasso.

Las "razones" del banco

La muerte de Marco obedeció, según el acta de defunción, a un "síndrome de hipertensión endocraneana" o trombosis cerebral. En el acta, el médico legista señaló el asma bronquial -que de niño padeció Marco- como un antecedente que habría contribuido al deceso, pero "no estaba relacionado con la enfermedad" que le quitó la vida.

Con base en ese documento, Bancomer dictaminó que el asma bronquial fue la causa del fallecimiento de Marco, y dado que éste "omitió" tal información en el cuestionario que se le practicó, no procedía la reclamación de la póliza.

En una misiva del 23 de febrero de 2001, suscrita por el actuario José Luis Loza Caballero, Bancomer daba por "rescindido de pleno derecho" el pago del seguro, basándose en los artículos octavo, noveno y décimo de la Ley Sobre el Contrato de Seguros. Según esos artículos, la reclamación era improcedente porque el asegurado incurrió en "omisión o inexactas declaraciones".

"Nada más falso -dice María del Rocío-, porque cuando mi hermano contrató el seguro llenó un cuestionario que el propio banco le proporcionó, y no mintió, simplemente respondió a las preguntas de la aseguradora".

En el cuestionario, al que tuvo acceso La Jornada, se le pidió a Marco que señalara si había o no padecido enfermedades como tumores malignos, enfisema pulmonar o bronquitis crónica, VIH-sida, osteoporosis, hipertensión arterial, insuficiencia renal, pancreatitis hepática o cirrosis, cardiopatía, embolia o derrame cerebral, aneurisma o trombosis. A todas las preguntas, Marco respondió negativamente.

Bancomer rechaza conciliación

El abogado de la Condusef responsable del caso, Javier Martínez Sánchez, refiere que en sus primeras intervenciones ese organismo solicitó al banco una audiencia conciliatoria para llegar a un arreglo, pero BBVA-Bancomer declinó acudir e insistió en su postura inicial, acusando al asegurado de incurrir en "falsas declaraciones".

En la Condusef se valoró el caso y tras realizar un estudio socioeconómico de la situación de la señora Carbajal, se determinó asumir la asesoría jurídico-financiera.

El 9 de agosto de 2001, la Condusef inició el juicio contra el banco. Antes y después los familiares se allegaron de toda una serie de documentos; la madre de Marco no tenía ni copia de la póliza del seguro. Entre los documentos de peso está el cuestionario, donde Marco respondió a las preguntas cerradas de la aseguradora en las que declaró que no padecía bronquitis ni enfisema pulmonar.

Según Bancomer, la falsedad de declaraciones consistía en que la bronquitis crónica y el asma bronquial eran la misma enfermedad y eso no lo había consignado el asegurado en el cuestionario. Lo cierto, dice doña Luz María, es que no le preguntaron si había padecido asma bronquial, enfermedad que es diferente a la bronquitis.

La estrategia jurídica de la Condusef se basó en demostrar que Marco no falleció ni de bronquitis ni de asma bronquial, comenta el abogado. Para ello se reunieron varias pruebas.

En abril de 2001 Raúl Hernández Dávila, especialista del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, nosocomio donde falleció Marco, extendió una carta donde afirma: el asma bronquial "no estuvo implicada en la causa del fallecimiento del paciente"; constata que la "trombosis venosa cerebral" fue motivo del deceso.Ese documento se anexó en el momento en que el juez 14 de lo civil, Hugo Muñiz, recibió la demanda de Luz María Carbajal; el juez otorgó 10 días para ofrecer nuevas pruebas y citó a los implicados a la audiencia confesional.

En mayo de 2002, BBVA-Bancomer presentó un dictamen del médico general cirujano Genaro Manzo Herrera, donde afirma que la enfermedad mortal de Marco sí tenía "un tronco común" con el asma bronquial.

El 14 de mayo de ese año la Condusef presentó otro peritaje del jefe de área de Especialidades del Hospital 20 de Noviembre, Enrique Téllez Díaz, que sostiene: el fallecimiento del asegurado no tiene relación con el asma bronquial. Por este peritaje, la señora Carbajal pagó mil 500 pesos.

A causa de la contradicción, el juez solicitó otro peritaje a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, pero ésta respondió que carecía de médicos especializados en la materia y tenía sobrecarga de trabajo.

Debido a ello, hizo la solicitud a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), la que respondió que no era de su competencia atender ese tipo de dictámenes.

En enero de 2003, el juez solicitó un peritaje, "tercero en discordia", al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), cuyo costo fue cubierto por partes iguales por los implicados.

Finalmente, el especialista del INER, Rafael de Jesús Hernández Centeno, certifica que la enfermedad que causó el deceso de Marco carecía de relación con el asma bronquial y la bronquitis crónica.

Casi dos años después del deceso del asegurado, el 21 de abril de 2003, el juez Muñiz Arreola sentenció en favor de doña Luz María, y en mayo pasado la aseguradora exhibió el billete de depósito por 72 mil pesos a nombre de la madre de Marco.

"Aunque el trámite fue tortuoso y desgastante", dice María del Rocío, hermana de Marco, valió la pena ser "persistentes y tener fe. La gente paga un seguro con la certeza de que deja un patrimonio a sus seres queridos; no se vale que las aseguradoras intenten incumplir el pago de un derecho".

Doña Luz María sabe que muchas aseguradoras se valen de la "ignorancia" de la población en asuntos financieros, por la incipiente cultura sobre el tema y sobre todo en materia de seguros. En este caso, concluye la hermana de Marco, "sabemos que nuestra denuncia es un ejemplo de que puede hacerse justicia".

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