México D.F. Lunes 6 de octubre de 2003
Artilugio con el que se puede mirar para
siempre, sexta pieza del jardín escultórico de Payán
Cerámica de Hugo Velásquez se suma a
espacio morelense
ANGEL VARGAS ENVIADO
IXQUITEPETITLA, MOR., 5 DE OCTUBRE. ''Anímate,
¿qué observas?, ¿qué sientes?'' Y así
se da el primer encuentro erótico y cognoscitivo entre unas incrédulas
y temerosas manos y unos turgentes y firmes senos.
''Es el Artilugio con el que se puede mirar hasta siempre",
explica el ceramista Hugo Xavier Velásquez, entre divertido y expectante,
ante las reacciones de quienes se aproximan a su obra, develada ayer en
un jardín escultórico localizado en esta población.
Vista de lejos semeja una simple roca de diversos tonos
rojizos, una especie de enorme flama que aparece de entre la abundante
vegetación, soportada por un pebetero de cemento. Pero conforme
el observador se aproxima a ella, va tornándose en un espejo de
la caprichosa orografía del entorno que la cobija, tan característico
de esta zona vecina a Tlayacapan.
-Sin
timidez, tócala, mírala, siéntela bien -impulsa nuevamente
el artista, ahora más provocador. Y, una vez acortada a lo mínimo
la distancia con la pieza, se descubre como una especie de cuerpo femenino
"hecho bolita", como se dice coloquialmente.
No se trata de cualquier cuerpo, sin embargo. Es acaso
el de una diosa o de una criatura del demonio. Quizá la mitología
ofrezca la referencia más próxima para describirla: es una
mujer cíclope con cuatro senos, dos en su parte frontal y dos más
en la posterior.
La esencia de la escultura se encuentra no en la forma
sino en el fondo, pues ese único ojo u orificio es la puerta de
entrada a un juego sorprendente y divertido: una especie de telescopio
orientado hacia el firmamento que permite ver todas las constelaciones
sin importar si es de día o de noche.
"Observa bien, están todas las constelaciones y
una más, la de la hoz y el martillo, que es la de la de la esperanza",
describe Hugo Velásquez. "Esta obra es un divertimento, pero también
un homenaje a la mujer como camino hacia el conocimiento y la reiteración
de la importante que es la esperanza para la humanidad, porque la existencia
de una depende de la otra.''
Elaborada en barro y cerámica e integrada por dos
estructuras que se complementan (una el telescopio y otra la base donde
se encuentran grabadas las constelaciones), Artilugio con el que se
puede mirar hasta siempre refrenda la convicción de su creador
de que el deber del artista consiste en proponer o sugerir ideas y emociones,
y que la parte final de toda obra la culmina cada uno de sus espectadores,
con su interpretación.
"No soy de la idea de imponer mi concepción del
mundo. Más que interesarme porque mis obras se entiendan, busca
provocar que los otros las sientan, las hagan suyas y las culminen.''
La obra fue emplazada en un espacio propiedad del director
fundador de La Jornada Carlos Payán, pero al que tienen acceso
personas de la población y "muchos, un sinfín de amigos y
gente".
Se trata de un área verde que poco a poco se ha
ido consolidando en un jardín escultórico, integrado por
seis piezas: una del propio Carlos Payán, tres de su hijo Emilio,
una de Damián Ortega y la de Velásquez, que fue develada
en medio de una animosa fiesta en la que actuó la banda de Tlayacapán
y se ofreció un divertimento escénico en el que Lorenza Azcárraga
representó el papel de la luna, mientras Payán leía
fragmentos de Cyrano de Bergerac.
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