Ojarasca 76  agosto de 2003

 Joy Harjo

pagina final 

EMBAUCADOR
 

Cuervo, tú que graznas y graznas

como loco

en la nieve.

Ríes

pues sabes que soy

tan mensa como tú

tanteando en el delgadísimo hielo

rumbo a la guerra del mundo entero.


 
UN MAPA PARA EL PRÓXIMO MUNDO







En los últimos días del cuarto mundo deseaba trazar un mapa para quienes pudieran escalar por el hoyo en el cielo.

Mis únicas herramientas eran los deseos humanos que brotaban de los campos de la muerte, de los dormitorios y las cocinas.

Pues nómada es el alma, con manos y piernas por todas partes.

El mapa ha de ser de arena y no se leerá bajo la luz ordinaria. Debe entregar el fuego en la siguiente comunidad, para la renovación del espíritu.

La leyenda al pie dará las instrucciones en el idioma de la tierra, cómo fue que olvidamos reconocer sus dones, como si no existiéramos en ellos para su cumplimiento.

Observa cómo proliferan los altares del dinero: supermercados, centros comerciales. Nada ilustra mejor nuestra caída.

No pierdas de vista los errores del olvido. La niebla nos arrebata los hijos mientras dormimos.

De la depresión brotan flores de ira. Nacen allí monstruos de rabia atómica.

Árboles de ceniza agitan adioses uno tras otro y el mapa parece esfumarse.

Ya no sabemos el nombre de los pájaros, no podemos hablarles.

Hubo un tiempo en que sabíamos todo de las ebrias promesas.

Esto que digo es real, impreso en las advertencias para el usuario del mapa. Nuestra desmemoria nos alcanza y aleja de la Tierra tras un sendero de pañales usados, jeringas y sangre.

Habrá que contentarse con un mapa incompleto, pequeño.

La puerta es el mar de sangre de tu madre, la muerte chiquita de tu padre que aspira a reconocerse en el otro.

No hay salida.

El mapa puede interpretarse a través de los intestinos --espiral del conocimiento.

Cruzarás las membranas de la muerte, olerás la comida que preparan en el asentamiento donde la familia celebra en la Vía Láctea con carne de venado y caldo de elote.

Nunca nos abandonaron los dones; fuimos nosotros los que los cambiamos por la ciencia.

Y cuando cojas aliento mientras entramos al quinto mundo no esperes encontrar señales ni palabras en tu equipaje.

Navegarás la voz de tu madre para renovar sus cantos.

Un fresco resplandor de planetas.

Alumbra entonces el mapa de sangre que traza la historia. Lo reconocerás por tu intención y por el lenguaje de los soles.

Cuando salgas, observa el rastro de las matanzas del monstruo allí donde penetraron las ciudades de luz artificial y asesinaron lo que nos mata.

Verás rojos acantilados. Son el corazón y la escalera.

Un ciervo blanco vendrá a saludarte cuando el último hombre ascienda de la destrucción.

Recuerda la señal de la vieja vergüenza en el acto de abandonar nuestro suelo.

Nunca fuimos perfectos.

No obstante, perfecto es el viaje sobre esta Tierra que alguna vez fue estrella y cometió nuestros mismos errores.

Podríamos intentarlo otra vez, dijo ella.

Para encontrar la senda es crucial saber que no tiene principio ni fin. Debes hacer tu propio mapa.
 


 
 
 
Joy Harjo es una de las poetas más originales de la literatura india en nuestro continente. Nacida en 1951 en Tulsa, Oklahoma, pertenece a la tribu muscogee, pueblo creek/cherokee de Estados Unidos.

Profundamente moderna sin soltar los hilos ancestrales, Harjo dedica "Un mapa para el próximo mundo" a su nieta Desiray Kierra Chee, en el libro del mismo título: A Map to the Next World. Poems and Tales, W. W. Northon & Company, Inc. Nueva York, 2000. "Embaucador" se publicó en el volumen In Mad Love and War, Wesleyan University Press, Nueva Inglaterra, 1990.

Ha publicado poesía (Ella tenía sus caballos, En loco amor y guerra, La mujer que cayó del cielo) y relatos (Guerrero Lobo). Coeditó la antología de escritoras indias de Norteamérica Reinventando el lenguaje del enemigo. Toca el saxofón y canta en la banda Poetic Justice (Justicia Poética), con la cual grabó en 1999 el disco Carta desde el final del siglo XX (Letter from the End of the 20th Century, Silverwave Records). Actualmente vive en Hawai.

Traducción: Hermann Bellinghausen


 
 
 

vatos11


Los Ángeles. Fotos: José Galvez

 
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