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México D.F. Domingo 10 de agosto de 2003

REPORTAJE /EN CRISIS, LA IGLESIA DEL CENTRO

Hay desconfianza y temor por casos de pederastia, reconoce obispo

Escándalos sexuales alejan de la fe a católicos de Aguascalientes

El obispo Ramón Godínez sostiene que "la magnificación de sucesos por los medios informativos ha creado cierta inseguridad de la feligresía ante los clérigos"

CLAUDIO BAÑUELOS CORRESPONSAL

Aguascalientes, Ags., 9 de agosto. Los escándalos sexuales y de pederastia en los que se han visto envueltos sacerdotes de la Iglesia católica en los años recientes han tenido un fuerte impacto en esta entidad, una de las de mayor feligresía en el país. Según representantes de la diócesis local, la desconfianza, el temor y la inseguridad se han apoderado de los fieles, quienes por consiguiente se han alejado de la Iglesia.

En los primeros cuatro meses del año se dieron casos de padres de familia que dejaron de llevar a sus hijos a la doctrina o les sugirieron cambiar su vocación sacerdotal porque podrían convertirse en pederastas, señala el obispo Ramón Godínez Flores.

"Simplemente estamos en una etapa de experimentación como para prevenir, más que lamentar", afirma, luego de informar que disminuyó el número de niños que acudía a la catequesis en los templos y parroquias de la diócesis.

El jerarca católico sostiene que la "magnificación" de este tipo de sucesos por parte de los medios informativos ha creado "cierta" desconfianza de la feligresía ante los representantes de Cristo. Un ejemplo es que "me enteré que varios padres de familia sugirieron a sus hijos con vocación sacerdotal que la dejaran porque podrían convertirse en pederastas, como si sólo los sacerdotes lo fueran", lamenta.

Estos hechos, asevera, perjudican a toda la comunidad cristiana, "por eso es necesario ayudar a los jóvenes que están en el seminario, que se quedaron azorados por estos casos, a quienes se les dice que tomen escarmiento para que a ellos no les suceda. Esto provocó, más que deserción entre los jóvenes aspirantes al sacerdocio, un desequilibrio mental", mencionó.

Acerca de por qué ha dejado de llevar a sus hijos a las actividades relacionadas con la instrucción católica, Lourdes Dávila expresa que "no estoy segura de querer ir a la Iglesia, no estoy renegando de mi fe, soy muy creyente, pero ahora no quiero llevar a mis hijos a la doctrina, sé que tienen que ir y los voy a llevar, pero no por ahora, porque hay muchos sacerdotes que no dan buen ejemplo, no digo que todos, pero ahorita no llevo a mis hijos porque desconfío".

José Torres, feligrés del templo de San Pablo, afirma que "sí hay muchas cosas de esas, pero cuando llevo a mis niños a la doctrina siempre está mi señora o yo presente, porque hay que tener cuidado de que no pase nada".

En México, las sanciones que la Iglesia católica aplica a los sacerdotes que cometen un acto de pederastia van de una semana de suspensión a un mes, después de haberse comprobado el hecho, en primera instancia, y en caso de reincidencia, hasta la expulsión del ministerio sacerdotal.

Durante los cinco años recientes en los que la diócesis local ha estado a cargo de Ramón Godínez Flores, no se ha registrado sanción alguna contra presuntos sacerdotes pederastas, dice con orgullo el ex vocero de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

No obstante, en ese periodo existen dos antecedentes de este tipo. En marzo de 2000 se difundió que la religiosa María Esther Guevara Pérez había cometido abuso sexual contra 12 menores en un orfelinato encargado a la diócesis. En octubre de 2001, luego de comprobarse el delito, la justicia civil la sentenció a tres años y tres meses de prisión en el reclusorio femenil estatal, mismos que se redujeron a dos años y cuatro meses por "buena conducta".

En noviembre de 2002 el sacerdote Alejandro Cervantes Gallardo, párroco del templo de la Santa Cruz, ubicado en la colonia Martínez Domínguez, violó a un menor de 14 años, por lo que fue sentenciado en enero pasado a cuatro años de cárcel.

El presbítero Juan Carlos Reyes Rodríguez, del templo del Inmaculado Corazón de María, ubicado en la colonia Las Flores, al poniente de esta capital, menciona que "no he notado que disminuya el número de fieles que acuden a misa frecuentemente; la fe de la gente no se trastoca porque saben que los medios magnifican estos hechos porque suceden entre el clero, cuando los casos de abusos y violaciones sexuales se dan muchas veces entre las familias".

Dolores Dávalos, devota mariana, coincide en que "no he perdido mi fe porque yo sé que por unos pierden todos; en la Biblia se avisa que habrá nuevos sacerdotes y traerán escándalos a la religión católica, pero creo que no debemos juzgarlos, porque la Biblia dice que nuestro Señor Jesucristo nos advirtió que es como si tocáramos las niñas de sus ojos".

Enedina Mireles Flores, feligrés de la parroquia de San Juan Bosco, apunta que "estos casos sí me lastiman, porque un sacerdote como ser humano tiene que pagar por sus actos y cumplir con las leyes terrenas y me doy cuenta que a muchos no se les juzga igual, aunque también estos casos siempre son magnificados por los medios de información".

Sociedades puritanas

En Aguascalientes, de acuerdo con el director del Consejo Estatal de Población, Eugenio Herrera Nuño, de 821 mil 404 personas mayores de cinco años censadas en 2000 para conocer la religión a la que pertenecen, 785 mil 614 se declararon católicas, lo que representa 95.64 por ciento de la población total, mientras que el resto se reparte entre otras 11 religiones.

En opinión de Francisco Ibarra, el cura que sustituyó a Cervantes Gallardo, hoy preso en el penal del estado, la magnitud de estos casos de pederastia se resiente en sociedades más "puritanas" como las de Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Zacatecas, Puebla y Aguascalientes, por la visión que se tiene de "encuadrar la vida cristiana en dos o tres aspectos que reducen mucho y terriblemente la concepción que se tiene sobre ésta, porque se toma como parámetro lo moral acentuado en lo sexual o a la relación del individuo con el otro".

Otro aspecto en el que se encasilla la vida cristiana, apunta, es la cuestión cultural, es decir, "soy buen cristiano porque voy a misa, porque rezo mucho, porque me porto bien", y entonces, reducido así el concepto de la religión católica, cuando suceden casos de pederastia en los que se involucran integrantes de la Iglesia se comienza a escandalizar.

El párroco Francisco Ibarra, pone el dedo en la llaga al criticar a la sociedad que, desde su óptica, vive en medio de una perversión sistemática e institucionalizada, porque "es una visión muy desequilibrada por la fuerza de reducir la vida cristiana en el hecho de ir a misa y nada más".

Agrega que "si alguien se pusiera a hacer un estudio sobre la relación obrero-patronal que se presenta en nuestro país, por la explotación, violación a los derechos laborales y humanos que sufren los trabajadores, además de la casi esclavitud y el acoso sexual al que están sujetos... ahí quienes salen bailando son los obreros, porque ahí se dan negocios chuequísimos y un sinfín de irregularidades contra la fuerza laboral y nadie hace tanto escándalo si lo comparamos como cuando se presenta un acto de pederastia en la Iglesia, es decir no vemos la viga en el ojo propio".

Juan Carlos Pedroza, fiel del templo del Rosario, comenta que "los sacerdotes son humanos y tienen debilidades, yo sé que hay muchos casos de este tipo pero no se dan a conocer, pero de todos modos mi fe está bien cimentada, lo importante es mantenerse en la fe católica y tener cuidado de dónde están nuestros hijos".

Eliminar el celibato

Una solución sería la de "eliminar el celibato en los sacerdotes", reconoce Godínez, "sin embargo, desde que llegó al Vaticano Juan Pablo II se ha cerrado al tema de la sexualidad; sabemos que no se evitaría permanentemente -la pederastia en el sacerdocio-, pero estoy convencido de que sí disminuirían estos casos", sostiene.

"Hace tiempo, en una reunión que sostuvimos varios sacerdotes con teólogos muy reconocidos, tocamos el tema del celibato y uno de ellos nos dijo: '¡No se preocupen, en 50 años más habrá reformas!'; ojalá y así suceda", expresa.

La situación en la que se encuentran los católicos en el centro del país representa para el prelado una etapa de "prueba, dolor y esperanza, por la actitud de la gente, porque ahora en la autenticidad de la Iglesia, como seguidora de Jesús, hay un gran vacío que no hemos sabido llenar, por ello se dan los escándalos de pedofilia en nuestra grey".

Agrega que a los sacerdotes recién ordenados "les falta vivir un sueño que les apasione, para que trasciendan y concreten sus ilusiones. Les falta trabajar por la comunidad y no sólo cumplir con su trabajo pastoral y así se dejarían los malos pensamientos y actitudes".

Así, fieles católicas expresan el sentir de muchos, como Israel Gutiérrez, estudiante de comunicación, quien dice que "la verdad no voy seguido a misa, pero con los escandalitos que se cargan hoy en día los padres dudo mucho que cuando llegue a tener hijos los lleve a la iglesia".

Consuelo Reyes Loera, feligrés del templo de Ave María, subraya que "son temas muy delicados que nos ofenden a los católicos, pero de cualquier manera hay que cuidar a los niños y no dejar de creer en Dios".

Mercedes Guerrero Díaz, fiel de la capilla de Santa Elena, indica que "les digo a mis hijos que se pongan abusados a la hora de que lleven a los niños a la catequesis, si ven algo raro, pues que platiquen con uno, pero yo y mis hijos seguimos firmes en nuestra fe, porque la Iglesia no se va derrumbar por esto; los sacerdotes, como humanos que son, tienen fallas".

Finalmente, monseñor Godínez Flores define que "estos hechos fueron transitorios y un poquito artificiosos, pues los medios de comunicación y algunos editorialistas los magnificaron.

"Lo que no te mata, te fortalece, la diócesis es rica en tradiciones, y actualmente es fuerte, porque no está caída y está bendecida por Dios con más de 230 sacerdotes en 85 parroquias", refiere.

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