VELA DEL MARINO

En México existen los más diversos ex votos. Los hay muy pequeños, como los que se prenden con un alfiler a las imágenes, o tan grandes como algunas iglesias y capillas. Todos tienen como propósito expresar agradecimiento ante los favores recibidos. El ex voto al que nos referimos, también conocido actualmente como ''de la vela", sin ser una construcción dedicada a un uso determinado, es de los de mayor tamaño que existen en el país.

Se sabe que lo construyó el arquitecto Guerrero y Torres, y se cree que fue concluido a mediados del siglo XVIII; en su edificación se utilizó piedra, cal y arena (cal y canto).

Fue erigido en la falda sur del cerro del Tepeyac, sobre un pequeño grupo rocoso. Consta de un cimiento del que sobresale el frente de un barco; sobre esta base se construyó un muro en el que se representan tres velas henchidas por el viento sobre un mástil. En la parte posterior se construyó en forma independiente un contrafuerte, al caer la vela éste quedó en su lugar sin daño alguno. Estaba rematado por un relieve de la Virgen de Guadalupe tallado dentro de un nicho, hecho en cantera de la región. En la actualidad el remate superior es una cruz.

Ruegos a la Guadalupana

En 1914 tenía una inscripción en la parte posterior, que decía ''Combatido un buque por un fuerte temporal, perdido el timón, el rumbo y toda esperanza de salvarse la tripulación, ésta invocó de to-das veras a la Santísima Virgen de Guadalupe, ha-ciéndole presente que si quedaba salva, la traería a presentar a su Santuario, el palo de la embarcación cual se encontraba. La Santísima Vir-gen oyó piadosa los ruegos de sus hijos, y la destrozada nave pudo entrar salva al puerto de Veracruz". Al leerla, se puede deducir que no es la dedicatoria hecha por los marinos de referencia, sino una explicación posterior del suceso.

Se dice que la tripulación cumplió su promesa trayendo en hombros el mástil desde Veracruz, que fue colocado ''dentro de una construcción de piedra, para defenderla de las injurias del tiempo". Paradójicamente esta representación de las velas de un barco fue destruida por un fuerte viento que se presentó entre cuatro y cinco de la tarde del 24 de mayo de 1916.

Parte del paisaje urbano

Forma ya parte del paisaje urbano y del conjunto de edificaciones y monumentos de La Villa. Su color blanco lo hace visible aun a la distancia.

Reconstrucción del monumento

El 10 de abril de 1918, el arquitecto José Luis Cuevas planteó ante la Asociación de Ingenieros y Arqui-tectos de México, una iniciativa para la reconstrucción del monumento conmemorativo. Se promovió la formación de comisiones; entre los integrantes estaban el ingeniero Miguel Angel de Que-vedo y los arquitectos Federico Mariscal y Miguel Cortina García. Los fondos se recaudarían mediante suscripción nacional.

Seguramente este intento para la reconstrucción no tuvo éxito, pues Horacio Sentíes en su libro La Villa de Guadalupe, publicado en 1991, señala que fue redificado el 13 de agosto de 1942, por manda de la señora Aurora Hubert Durón; dirigió los trabajos Gus-tavo Durón González.

La representación es bella y muy esquemática; sobre el plano de las velas resaltan sólo las representaciones de los cordones con que se amarraban éstas a los trinquetes una vez que se enrollaban.
 
 
 


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