Ojarasca 75  julio 2003


El pueblo wiwa de la Sierra Nevada en Colombia

pide que lo escuchen y clama justicia

Las comunidades pertenecientes a los pueblos indígenas wiwa, que habitamos en la cuenca del río Ranchería, Sierra Nevada de Santa Marta departamento de la Guajira, denunciamos los atropellos, saqueos, robos, maltratos, terror e intimidación; la quema de nuestras viviendas y violaciones a nuestras tumbas, bombardeos y ametrallamientos indiscriminados del que somos victimas en medio de los operativos desarrollados dentro de nuestro resguardo.

20 de abril de 2003. En las horas de la tarde apareció un helicóptero ametrallando indiscriminadamente en la comunidad de la Laguna, sembrando el terror. Hicieron desalojar a muchas familias de sus viviendas dejando todas sus pertenencias en el abandono total.

21 de abril. En las horas de la mañana llegó el mismo helicóptero ametrallando y bombardeando la misma comunidad, después como 20 minutos más tarde llegaron 3 helicópteros más y un avión. Estos aparatos ametrallaban y bombardeaban sobre nosotros, los cultivos, animales y viviendas. Estos ametrallamientos y bombardeos le causan daño a nuestra madre Tierra (avuscenecun) a la fauna y a la flora, también se irrespetaron los sitios sagrados de nuestras tradiciones como Cuachirimaque, Abimaque, Yuimaque, Wunatena, Seculamanke, Senua, Chemilumaque. Estos sitios son los que fortalecen espiritualmente y mantienen el equilibrio de nuestra región de los bosques, de las aguas , de los animales, el aire y los alimentos. Del 21 al 25 de abril siguieron las tropas del Ejército hacia otras comunidades causando en Marocaso la destrucción de una tienda avaluada en 2 200 000 pesos colombianos y escalaron el puesto de salud, llevándose todas las dotaciones del mismo, dejando sin servicio primario en atención medica a mas de 4 mil indígenas.

En La Laguna, destruyeron las tiendas comunitarias cuyas pérdidas avaluadas son de 5 700 000 pesos en artículos, más una nevera y un equipo de sonido. Violentaron y destruyeron el centro étnico educativo de la comunidad. Violaron las cerraduras de la puerta y se robaron 68 mochilas blancas de fiques, que madres de familia habían elaborado para sus hijos, un bulto y medio de bienestarina, 7 cajas de tizas, 38 mapas, 5 resmas de papel, 24 de vinilo grande, 85 cuadernos de 100 hojas, 2 decenas de bolígrafos, 4 decenas de lápices negros, 60 saca minas, 60 compases, 5 docenas de cartulina de varios colores, 5 docenas de fólders, 38 registros civiles y formularios, 64 boletines en blanco, 45 cartillas, un baúl con varios juegos didácticos, 1 maquina de escribir, 1 grabadora de 4 pilas, 3 casetes de rondas infantil, 38 metros de coton y 5 kilos de grapa, también utilizaron como leña los pupitres, y demás muebles del plantel. Las pérdidas están evaluadas como en 9 millones de pesos.

Acabaron con el restaurante escolar robándose mas de un millón de pesos en mercado para los niños, allí guardábamos toda la herramienta comunitaria: 15 machetes, 20 cobadores, 10 palas, 10 palines, 2 barras, 10 rollos de alambre de púa, 4 rollos de angeo.

Repicaron todos los lienzos y la cerca que teníamos alrededor de los cultivos y los potreros. Violentaron los candados para robar todo lo que habían dentro de las viviendas nuestras.

En la misma escuela donde cursaban sus clases de primaria 82 niños, allí mismo guardábamos la medicina que la Organización Guanawindua Tairona, en brigada de salud desarrollada en días anteriores habían dejado para la comunidad. Toda esta medicina la quemaron. Se llevaron un microscopio y todo el equipo de trabajo del promotor de salud que con toda la medicina, se evalúan en 3 800 000 de pesos. Junto con todo esto dejaron escritas consignas alusivas al Ejercito Nacional en el tablero del plantel y en las paredes consignas alusivas a las AUC 66 Bloque Norte [Autodefensas Unidas de Colombia, las fuerzas contrainsurgentes]

En sus andanzas se comieron 7 gallinas, mataron 2 burros, 1 vaca, 3 pavos, quemaron 2 viviendas, maltrataron 5 hermanos indígenas física y verbalmente, a uno le pusieron el ojo negro y al otro le partieron la cabeza, después del maltrato los obligaron a que siguieran junto con ellos hasta Caracolí donde liberaron a dos de ellos, los otros los soltaron el batallón Rondon.

En Wuamaca quemaron 4 casas con todo, las viviendas pertenecían a nuestros mayores, al Mamo y la Zaga, luego violentaron todas las viviendas del caserío y quemaron las medicinas de esa misma comunidad avaluadas en 1 300 000 pesos, cachetearon al comisario, le dieron patadas y a otro hermano indígena lo encueraron, lo paseaban por el pueblo dándole culatazos para que dijera donde estaba la guerrilla. Les reclamamos por el maltrato y nos contestaron que era porque estaban putos.

Se comieron 4 chivos, 4 cerdos, 5 pavos, 40 gallinas, también destruyeron la herramienta de la comunidad: 30 rulas. Violentaron aquí también la infraestructura escolar pero lo más humillante para nosotros fue el saboteo de la kankurua, donde tomaron las cazuela de barro con las que hacemos el ritual de la tostada del ayo para freir.

Exigimos justicia para los responsables porque ahora ni después de muertos nos dejan en paz. De nuestra tierra se llevaron el cadáver de una hermana fallecida meses antes.

En esos días por la radio Caracol escuchábamos que los dos batallones que estaban en el área pedían refuerzo al batallón Cartagena. El 27 aparecieron por Contadero, Comejenes, las Casitas, el Limón y luego llegaron a la Laguna nuevamente como auc y marcaron todo lo que se les atravesó en el camino, las bestias, la escuela, la cancha de micro, las piedras alrededor de la carretera entre otras.

Ese mismo día llegaron a la finca La Amazona de donde se llevaron a cinco personas de sus parcelas, obligándolas a caminar con ellos. De ese grupo soltaron a tres más adelante por la vía a Tembladera y de las dos victimas de las que siguieron con ellos, una semana después fue encontrado el campesino Hiraldo Manjares despedazado como un pollo; el otro hermano indígena no aparece.

Desde 6 de mayo nuevamente corrieron los rumores que por la vía Contadero: "vienen los paras"; el día 9 desde las 6:00 de la mañana se iniciaron los combates entre el Ejército y la guerrilla en el sitio que conocemos como el Puente de Marocaso, iban camino a otras comunidades del área donde provocaran el recrudecimiento y gravedad de la situación de desplazamiento y abandono de todas estas comunidades.

Pedimos a la opinión publica regional, nacional e internacional que nos escuchen. Hoy después de todos estos 510 años de sobrevivir a Occidente nos quieren exterminar.

Como consecuencia de los hechos antes mencionados más de 4 mil indígenas wiwa del departamento de la Guajira vivimos bajo la zozobra y el terror de las balas y el ametrallamiento.

Somos cientos que huimos internándonos en la Sierra con nuestras mujeres, los niños y los ancianos, todos sin comida sin techo diferente al del cielo y bajo la inclemencia de la naturaleza.

Ya no tenemos puesto de salud, ni las escuelas, ni las tiendas comunitarias, ni cultivos y mucho menos casas porque nos las quemó el Ejército. No entendemos el porqué se ensañan con nosotros. Los indígenas pedimos ser neutrales y que se respete nuestro derecho ancestral de vivir en paz dentro de Nuestra Madre la Sierra.

Solicitamos a los organismos humanitarios y defensores de los derechos humanos su solidaridad y ayuda: Gobernación de La Guajira, Alcaldía de San Juan Del César, Alcaldía de Riohacha, Cruz Roja Internacional, Defensoría del Pueblo, Asuntos Indígenas, ONIC, Alto Comisionado para la Paz, Red de Solidaridad Social y a todo el que se interese por nuestras vidas en medio de esta calamidad. "Que alguien nos escuche... que se haga justicia".
 
 

Comunidades del pueblo wiwa de la Sierra

Nevada de Santa Marta, mayo de 2003.
 

mpmaiz



Las Carreras, Durango. Foto: Marco Peláez / La Jornada

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