Ojarasca 74  junio 2003

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Sierra Rarámuri, Chihuahua

"El gobierno quiere 
que seamos como él"


Sisoguichi, Chihuahua, con información de Francisco Palma y Ricardo Robles. Como es ya costumbre anual, los y las representantes y autoridades de las comunidades rarómari, ódame y rarámuri de las comunidades de Creel, Cerocawi, San Rafael, Wawachike, Baborigame, Carichí, Rochéachi, Chinatú y Sisoguichi, más los rarámuri migrados a Ciudad Juárez, se reunieron entre el 20 y 22 de mayo a reflexionar juntos, a tener un espacio común, desde donde pensar su quehacer y los problemas que los aquejan, Es importante, pues todos los asistentes tienen algún cargo en su comunidad de origen.

Este año el punto central fue "compartir los sueños de resistencia ante la ley aprobada", pues en general se vive como afrenta la traición del gobierno mexicano en el reconocimiento de sus derechos colectivos como pueblos.

Empezaron por discutir el propósito de las autoridades de sumirlos en el alcohol (y en el mercado). Así "el poder judicial nos quiere prohibir nuestra bebida tradicional que por años hemos usado para nuestras ceremonias muy propias".

"¿Cómo es que la cerveza, el tequila y otras bebidas alcohólicas que existen no las prohiben? ¡Ah, porque es negocio, si no hay estos productos no les cae dinero!"

Pensaron juntos su historia reciente a la luz de la antigua y entre las oscuridades del presente. Dijeron de no perder la autonomía, de reunirse a pensar cómo defenderse de las amenazas de los de arriba, de invitar a indígenas de otros pueblos y otras comunidades para estar fuertes, de defender los bosques porque así como está, como los años anteriores, ya no va a llover.

Recordaron cómo eran antes. Enfatizaron que "antes las fiestas se hacían con más devoción, había más animales para el ofrecimiento, las curaciones se hacían con mucho respeto, no había centros de salud [ni necesidad de ellos], la autoridad era muy respetada, en la familia se compartía los conocimientos, se jugaba más los juegos tradicionales, no estábamos divididos, los antiguos pensaban muy bien, porque no necesitaban de papeles para hacer o recordar cosas".

"Hoy en cambio la lengua se va perdiendo, los jóvenes no respetan la autoridad, mas bien se burlan de ellos, hay mucha división por diferentes aspectos: política, sectas, cacicazgos. Se vende mucho animal doméstico, se vende la medicina tradicional, se sigue con las ceremonias y curaciones tradicionales pero por otra parte nos obligan asistir en los centros de salud con eso de los programas de Oportunidades" [algo que mucha gente en el país señala como algo que propicia la división, pero también la esterilización forzada y hasta encubierta, es decir, sin el conocimiento de las y los pacientes que se atienden].

Una de las conclusiones fue que la gente en la sierra tiene muy poco conocimiento de los vericuetos de la ley aprobada y quiénes realmente se benefician con ella, pero lo que sí saben es que "para hacer la ley no se tomó en cuenta la gente indígena; nunca nos la dieron a conocer ni nos consultaron, esas leyes sólo dividen a la gente de las comunidades, el gobierno habla de que se reconocen los derechos de los indígenas cuando es lo contrario. El gobierno es abusivo porque se está aprovechando del analfabetismo de los indígenas. Los pueblos estamos en estas tierras desde antes que México se llamara México. Lo que queremos es que la sociedad mexicana aprenda que nosotros vivimos de una manera distinta, venimos de una cultura de miles de años, tenemos nuestra propia forma de organización. Lo que vamos hacer ahora es la autonomía en los hechos, rescatar las raíces culturales en nuestros pueblos". Dijeron que están tristes, dolidos, ofendidos porque los echaron fuera de esa ley, que hay que ver cómo van a demostrar su desacuerdo. "Nos tienen en un concepto que nosotros somos de interés público federal, eso se oye mal, como si fuéramos un territorio o una cosa", reprocharon.

"Las instituciones de gobierno, las grandes empresas, los ricos, los políticos, los turistas, a todos estos favorece la ley aprobada porque el gobierno siempre hace las leyes a su conveniencia.

"Ante todo esto queremos seguir resistiendo: no queremos que nos cambien nuestras formas de vivir, no debemos de sentirnos comprometidos por los apoyos que nos dan. Hay que seguir con los talleres e invitar a las ong para apoyarnos unos a otros y pensar muy bien para la decisión que tomen respecto a las votaciones. De alguna manera tenemos que manifestarnos, por lo tanto quedamos de no apoyar ningún candidato por esta ocasión. Esto no quiere decir que no vamos a votar. Sí vamos a acudir a las casillas, simplemente no vamos a votar por ninguno".

Uno de los reclamos más sentidos fue: "El gobierno es una amenaza porque quiere que seamos como él. Nosotros no queremos que nos cambien nuestra forma de ser, queremos seguir como siempre hemos vivido sobre la tierra".
 



Jóvenes Zapatistas, Chiapas. Foto:Pierre-Yves Marzin

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