Un
suicida
No avisaste, carajo. Y ahí nos dejas, arañando lágrimas enredando las causas buscando las preguntas queriéndote, queriéndote. No se vale, traidor. Ya no podremos
Tu mueca de suicida
Por eso no queremos
Dos
haikús
tardan en ese lugar que no quiero decir tu cuerpo florece entonces, a largos tragos, bebo
* naves sin astrolabio
el uno al otro amarrados en busca de la costa soñada
Los
poetas recién casados
Dos
poemas
A
Óscar Santos
Un sable se trasluce al fondo de la niebla. Los pájaros regresan a la saya apenas movida por el viento. El maderamen en la arena levanta un espejo oscuro en los filos de las rocas: se prisma la ciudad de púrpura entre sonidos de aldabones. La llaman La Hora del Obispo. Quien se desvanece entre sus velas batientes me lleva apenas de la mano como una línea de aceite negro entre las aguas. La ofrenda En la orilla que aún fulgura la muerte nos devuelva al cuerpo: extienda sus pliegues difusos y nos arroje a las aguas, como ramos ennegrecidos. Poema
Para
Claudia Santa-Ana
Sabrás que te he soñado, simple, como el balanceo de ramas apenas movidas por un viento ya inexistente. El lugar era el mismo: una senda limitada por un ejército de árboles casi mudos. Y la luz recién madurada en su propia rama oscilante, al iluminar tu rostro, eran tan joven pero a la vez tan amplia. Yo te visitaba nuevamente. Había una mesa también, ahora recuerdo, y las hojas encima me cubrían el corazón. Te amé entonces como en este momento. Lleno de ti regresé deslumbrado. Dueño de otras palabras para desenmascarar al mundo. Santa
Santera
A
Palés Matos y Nicolás Guillén
Canta santera
Mazarauarimba rimbasea Canta cura y reza Baserosa bombosea Santa Santera
Anda y ve
¡Dile! Santera
Santa Santera
Canta Santera
Ave
Fénix
Sobre
este pájaro discuten mucho los lógicos
He aquí mis aventuras:
Bestiaris II Después de andar quinientos años la experiencia me enseña a lamentar arrugas y me consumo en el altar previsto entre santas maderas de los bosques de Líbano (ardo por la simple lascivia de consumirme en llamas). Dejo que mi cuerpo más bello y más constante que el que tiene el pavo real de majestuoso paso hable por sus cenizas, por su nada. Renazco al punto. Observo mi atinado designio
Poema
su trinchera mensual de luz en el océano. Es un camino claro
¿Regresar a tus brazos
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