JAZZ

Antonio Malacara

Enrique Nery

POR SUPUESTO, SIEMPRE que aparece un nuevo disco de jazz hay que celebrarlo. De hecho, hubo un tiempo en que la aparición de cualquier disco era digna de celebración, pero la actual avalancha de basura y cinismo nos ha vuelto irremediablemente selectivos.

ENRIQUE NERY ACABA de presentar su quinto disco solista, Solo Sessions, que a pesar de estar fechado en 2002, no fue sino hasta hace dos meses que empezó a circular con sus aires taciturnos y melancólicos a cuestas, con el evidente carácter intimista de una obra a piano solo, pero sobre todo con la maestría, con el pulso estético de un músico que ha sabido asumir su compromiso artístico con vehemencia y honestidad a lo largo de casi 40 años de carrera.

BUENO, EN REALIDAD los músicos de jazz en México no hacen carrera, hacen caminata. Se trata de un andar plácido, desenfadado, y la mayor parte de las veces hasta heroico. Con el convencimiento a priori de que la miopía del sistema, la manipulación del mercado y la mezquindad de la gran industria no dan para más, nuestros jazzistas luchan contra burocracia y marea para posicionarse en el medio y poder compartir con nosotros sus visiones del tiempo.

PERO BUENO, ESTABAMOS hablando del maestro Nery. Solo Sessions, sin vuelta de hoja, es un disco difícil, de bellos andantes y adagios lamentosos que poco o nada tiene que ver con el tono festivo del disco anterior, Ambiance (además de que en aquel entonces se emplearon más de 200 horas de grabación y hoy sólo fueron 8). Ahora el pianista reflexiona en los apartados y nebulosos rincones de la situación nuestra de cada día.

SOLO SESSIONS ES un muy logrado intento por arropar las sensaciones de soledad o desamparo con las atmósferas y las armonías de un teclado. Es la belleza que se enfrenta y otorga nuevas aristas a la brutal realidad que hemos heredado. Es un tono emocional que nos retrata de cuerpo entero. Es una colección de ocho temas escritos por Enrique y una composición, Soñé, de Mario Ruiz Armengol. Es un ir y venir con lupa a través de Impromptu, pues a pesar de que en esta pieza se anuncian fragmentos de la Marcha de Zacatecas, La feria de las flores, Silenciosa y hasta Cielito lindo, las melodías se esconden mejor que Bin Laden.

ENRIQUE NERY SE inicia formalmente en el jazz a mediados de los años 60, en el celebérrimo bar Riguz, con Leo Carrillo en el contrabajo, Adolfo Díaz en el sax, Ramón Flores en la trompeta y un baterista al que ojalá nos ayuden a recordar. En 1983 aparece su primera grabación, donde deja manifiesta su recurrente búsqueda de sonidos mexicanistas sin apelar a los collares de tunas; se trata de The New Mexican Sound of Enrique Nery, un casette producido por el omnipresente Germán Palomares.

YA EN LOS terrenos del disco compacto, aparecen Perseverancia (1992, a dúo con la excelente guitarra de Cristóbal López), Contrastes (1994), From México to the world (ca. 1994) y Ambiance (2001). Y si todo sale bien, en unos tres meses aparecerá Mexicanista, una obra que había permanecido enlatada, donde Enrique se dio a la tarea de integrar un mariachi completo en dos temas.

PARA JUNIO, JUAN Carlos Paz y Puente, productor de Solo Sessions y director de la Academia Fermatta.

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