LETRA S
Marzo 6 de 2003

Derechos humanos, el lenguaje temido por los gobiernos

El estigma asociado a VIH/sida ocurre en el plano personal y en las relaciones sociales. Si se rebasa esta esfera, es decir, sin son las instituciones las que maltratan, entonces se convierte en discriminación y hay que exigir cuentas. Es por ello, señala la especialista estadunidense Sofía Gruskin, profesora de la Escuela de Salud Pública de Harvard y editora de la revista Health and Human Rights, que los gobiernos prefieren el término estigma, que exime de responsabilidades, que el de discriminación o violación de derechos humanos, que implican rendición de cuentas. Ante esta situación, agrega, las ONG deben asegurarse que no se pierda el lenguaje de los derechos humanos.
 
 

ls-sofia

Si a una persona la trata mal otra 
debido al VIH, hablamos de estigma; 
pero si esa persona es maltratada por 
una institución se trata de discriminación.

Alejandro Brito

¿Qué violaciones a los derechos humanos se relacionan con la sexualidad y, en particular, con el VIH?
Una, muy evidente, es la de remitir los resultados de una prueba de detección a otra persona que no es la directamente interesada, algo que sigue sucediendo. Otra, de distinta índole, es negar a las mujeres la capacidad real de elegir las opciones de contracepción. No basta con una política de prevención de embarazos no planeados, ni tener siquiera acceso a la información correspondiente, es necesaria la posibilidad concreta de acceder a dichas opciones y poder negociar con la pareja todas las decisiones. Hay un problema más cuando encontramos la información sobre prevención del VIH en un solo idioma. Para mucha gente el idioma nacional no es necesariamente la lengua que comprenden. Hablo estrictamente de comunicación, no de educación.
 
 

¿Cómo se relacionan género y sexualidad con el tema de los derechos humanos?
Ambos son aquí asuntos de derechos humanos. Es interesante ver, desde una perspectiva legislativa y de instrumentación de políticas, lo que es posible hacer en materia de intervenciones para apoyar a la gente. Se trata de ver, en género y sexualidad, cómo puede la gente acceder hoy a los servicios. Por ejemplo, cuando un hombre que se identifica como gay llega a una clínica de salud, se le hacen muchas preguntas acerca de su sexualidad, sobre el tipo de sexo que practica, y esas preguntas jamás se le formulan a una mujer, porque de inmediato se asume que ella está con un hombre. Y si no lo está, ¿cómo puede ella hablar de eso en términos de su propia sexualidad, y qué impacto tiene eso sobre su salud?

Hablando de discriminación contra hombres que tienen sexo con otros hombres, no se trata sólo de saber qué servicios están disponibles para ellos, sino qué trato reciben ahí, qué preguntas se les hacen, y cómo se les hacen. Esos factores son más importantes de lo que se supone. Tenemos así diversos tipos de violaciones a los derechos. Desde el poder central, que tiene que ver con políticas y legislaciones, hasta la manera en que se asignan las partidas presupuestales. ¿Qué dinero se gasta en salud, qué poblaciones lo reciben? Yo preguntaría respecto a México si el dinero disponible en las clínicas de los estados corresponde al número de beneficiarios, o si hay más en la ciudad de México que en cualquier otro lado.
 
 

Es sabido que los servicios se concentran en la ciudad de México...
¿Qué significa eso en términos de negligencia? Para mí esta es una distinción importante. La diferencia entre negligencia hacia los derechos humanos y violación de los mismos. Aquí se trata de negligencia. Yo no creo que el gobierno esté deliberadamente violando los derechos, y pueda decir: "No vamos a poner servicios en ciertas áreas"; lo que sí pienso es que pueden existir comunidades sin el poder político suficiente para luchar por esos derechos.
 
 

¿Qué sucede cuando el Estado se niega a respetar o a apoyar programas como la contracepción de emergencia, de beneficio social para las mujeres?
Lo primero sería saber qué otros métodos de contracepción pone el Estado al alcance de las mujeres. Lo que comúnmente se argumenta contra la contracepción de emergencia es que, de disponer de ella, las mujeres no usarían ya otros métodos, limitándose a sólo pedirlos más tarde. Para contrarrestar dicho argumento habrá qué preguntar a qué otros métodos tiene la mujer realmente acceso, no sólo en la ciudad de México sino también en otros estados.

Hay otra cuestión en juego, más complicada. ¿Dónde queda el derecho de la pareja masculina, en caso de que la mujer decida utilizar la contracepción de emergencia? O de modo más general, al decidir practicarse un aborto. ¿Qué tienen que decir al respecto los derechos humanos? Para ser honestos, creo que no gran cosa. Como abogada tengo la experiencia de que los derechos humanos no resuelven estas cuestiones. Ofrecen procesos y estructuras, no soluciones. Los derechos humanos pueden ser utilizados de maneras muy diferentes por distintos protagonistas, y es importante reconocer eso. Lo que sí hacen es insistir en ciertos mecanismos, ciertas preguntas, ciertas exigencias de transparencia y rendimiento de cuentas. Hacen que la no discriminación sea algo primordial y que la gente en comunidades afectadas pueda participar. Todo eso es importante. Pero los derechos humanos no resuelven, en sí, los problemas.
 
 

¿En el caso del VIH, de qué modo conduce el estigma hacia las personas que lo padecen a la violación de sus derechos?
En el caso del estigma la pregunta es: ¿Me tratas mal por mi condición de VIH, o por lo que piensas puede ser dicha condición? Si a una persona la trata mal otra persona debido a este padecimiento, estamos hablando de estigma; pero si esa misma persona recibe maltrato por parte de una institución, estamos frente a un caso de discriminación. Y hay entonces un modo distinto de abordar el problema. Hay que preguntarse después, ¿quién actúa y cuál es su capacidad de actuar en los casos de estigma y discriminación? Si se trata de discriminación, la institución tiene que tomar medidas para garantizar que la situación no se repita y para asegurar que la persona que ha sido discriminada tenga la posibilidad de hacer algo al respecto. En el caso del estigma, todo sucede a un nivel más privado, lo cual no quiere decir que no debamos ocuparnos de ello. Significa simplemente que la cuestión la abordan distintos protagonistas de maneras diferentes.

La discriminación está relacionada con los derechos humanos. En el mundo del VIH/sida, los derechos humanos se han vuelto un término político que los gobiernos no quieren escuchar. De pronto hablamos de estigma y discriminación para referirnos a todo aquello de lo que siempre hemos hablado, y esto tiene que ver con la política, el dinero y los gobiernos. En mi país (Estados Unidos) es imposible utilizar el lenguaje de los derechos humanos, sencillamente no es posible. Pero si hablamos exactamente de la misma cosa y utilizamos para ello el lenguaje de estigma, entonces conseguimos intervenciones y obtenemos recursos para las mismas. Utilizando el lenguaje de derechos humanos, esto ya no es posible.

En algunos países el lenguaje sí importa, y es finalmente ese lenguaje el que dará forma a lo que queremos y podemos hacer. Derechos humanos significa rendimiento de cuentas; el estigma, no, y es por ello que los gobiernos prefieren el término de estigma, que exime de responsabilidades; cosa que no sucede con los derechos humanos. Por ello pienso que las ONG deben asegurarse que no se pierda el lenguaje de los derechos humanos. Al mismo tiempo, y en ciertas ocasiones, tendremos también que tomar la decisión política de no utilizar ese lenguaje.
 
 

¿La discriminación y la estigmatización suponen una relación de poder?
Por supuesto, aunque no de modo exclusivo. En el caso del estigma podemos tener el caso de niños odiosos que estigmatizan a un adulto, porque piensan, por ejemplo, que es una persona que vive con VIH, o miembro de una minoría, y eso sigue siendo estigma, aun cuando se trate de un niño de diez años y un adulto de treinta. Y ahí la relación de poder ya no es la misma. Se trata de poder, sí, pero no sólo de eso.
 
 

¿Son el estigma y la discriminación el obstáculo principal en el combate al VIH?
Muy buena pregunta. La falta de voluntad política es un factor clave. Si las instituciones tuvieran la voluntad de enfrentarse directamente al estigma y a la discriminación, podrían lograr que la gente se sensibilizara más frente al problema. Para mí la dificultad radica en que a la mayoría de la gente esta cuestión sencillamente no le interesa. Y tal vez no les interesa porque han sido lastimados al haber perdido a mucha gente, y no quieren pensar en ello, o porque sólo piensan en vivir sus propias vidas, o porque el asunto nunca les ha afectado directamente, y les parece algo lejano. Mientras a la gente no le importe todo esto, el estigma seguirá entre nosotros. También pienso que esa comprensión y ese interés colectivo son necesarios para poder luchar contra la epidemia.
 
 

Traducción: Carlos Bonfil.