Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 1 de febrero de 2003
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Política

EL CAMPO ANTE EL TLCAN

Los habitantes del medio rural ya no consideran redituable su actividad: análisis

Explosivo crecimiento de la cartera vencida

Texto que ocultó Paredes ubica la falta de financiamiento como principal causa de la crisis

ROBERTO GARDUÑO Y CIRO PEREZ SILVA

Con todo y que la población económicamente activa (PEA) en el medio rural aumentó en los últimos 20 años, el producto interno bruto (PIB) agropecuario y rural cayó 14.1 por ciento, señala el diagnóstico Producción y comercio agropecuario en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y su impacto en el desarrollo regional.

El documento, elaborado por Consultores en Economía Regional e Internacional por encargo de la Cámara de Diputados, que permaneció oculto por más de un año porque la entonces presidenta de la mesa directiva, Beatriz Paredes, no lo distribuyó, advierte que el sector agropecuario nacional no logra aumentar los niveles de ocupación ni elevar los ingresos salariales por la ausencia de calidad productiva y competitividad.

La PEA del medio rural, señala el estudio, tuvo variaciones muy pequeñas desde principios de los ochenta, y se sitúa en la actualidad en 8.8 millones de personas. Mientras la PEA ha ido en aumento, de 23 millones a 48 millones, el PIB agropecuario y rural se ha ido reduciendo, y la actividad productiva ha registrado condiciones muy adversas.

A la fecha, la mayoría de los productores se dedican a mantener y perseverar en la producción de autoconsumo, al margen del mercado. Estimaciones sitúan la producción de bienes agrícolas, como el maíz y el frijol -que se destinan al autoconsumo-, entre 35 y 40 por ciento de la producción nacional. Además, se ejercen labores fuera del predio, sea en actividades agrícolas -como jornaleros- o no agrícolas, porque generan una alta proporción del ingreso familiar.

Tampoco se ha logrado aumentar los niveles de ocupación ni elevar los ingresos salariales, a causa de la migración temporal o permanente a las áreas urbanas del país o al exterior.

Hecatombe antes del acuerdo

El diagnóstico ubica el origen de la crisis del campo en la reorientación de las políticas públicas hacia las actividades agrícolas. Esta se expresó en una reducción sustancial de la estructura de subsidios públicos a la producción agropecuaria, y en el desmantelamiento del sistema institucional de apoyo y fomento a las actividades de ese sector.

Años después, con la firma del TLC, las repercusiones de éste se manifiestan en el incremento del déficit comercial agropecuario; no obstante, ''la información disponible indica que este fenómeno se gestó y tuvo sus primeros desarrollos sustanciales antes de la firma y la entrada en vigor del tratado. Lo que puede argumentarse es que dicho déficit pudo haberse agudizado con la desgravación arancelaria posterior a 1994. Incluso, conviene señalar que el incremento de la importación alimentaria de los últimos años no es un fenómeno exclusivo de México''.

En ese contexto, los resultados del comercio agropecuario con Estados Unidos en el periodo posterior a 1994 permitieron en diversas ocasiones y con argumentos y razones diversos la importación de productos alimentarios por encima de las cuotas fijadas en el capítulo agrícola del TLC. Se ha dicho incluso que estas importaciones se realizaron libres de cargas arancelarias. Todo ello ha ejercido una indudable presión a la baja en los precios agrícolas del mercado mexicano.

''El caso particular del maíz se ubica en el centro de los debates nacionales. Una evaluación objetiva de las circunstancias por las que atraviesa este producto en los recientes años debería considerar dos dimensiones. En México un tercio de los pequeños productores de maíz en el sector ejidal son autosuficientes; casi otro tercio (28 por ciento) son compradores netos de maíz, y el resto de los productores, un 40 por ciento, son vendedores netos.

A pesar de que uno de los ejes de la nueva orientación de la política agropecuaria gira en torno de los precios, ''no se han reconocido los subsidios implícitos en el precio de los granos explotados por los países desarrollados, que, como se sabe, es un factor que presiona a la baja las cotizaciones de los productos. Otro factor que no ha sido considerado son las diferencias de calidad entre el maíz blanco y el amarillo. A partir de 1995 se sustituyeron los precios de garantía por los llamados precios piso, los cuales, en el caso del maíz, tomaron como referencia el precio internacional, fijándolo alrededor del 15 por ciento por debajo de éste. Ese procedimiento creó distorsiones en los mercados regionales".

A su vez, uno de los problemas más graves del agro mexicano, señala el diagnóstico, es la ausencia de una oferta suficiente y adecuada de financiamiento.

Del total del crédito recibido por el sector, todavía en la segunda mitad de la década de los ochenta, 50 por ciento provenía de la banca de desarrollo; en noventa esa porción se redujo hasta llegar apenas a poco más de la cuarta parte del volumen de crédito total, que era muy reducido. Del crédito bancario total en la economía, el sector agropecuario recibió hasta 1993 un promedio de siete por ciento, pero en adelante ese promedio bajó al orden de cinco por ciento, lo que representa una caída de casi una tercera parte. Y actualmente un promedio de 3.5 pesos por cada cinco de crédito bancario que llegan al sector agropecuario provienen de la banca comercial.

"Con todo, el mayor problema financiero que enfrenta el sector en los años recientes no es tanto la virtual sequía del crédito oficial, y la desaparición de las condiciones preferenciales en que se otorgaba, ni la contracción del volumen total del crédito disponible para los productores, sino el crecimiento explosivo de la cartera vencida. Como es sabido, este problema, característico del desempeño económico mexicano desde 1995, ha sido relativamente más agudo en el campo que en las actividades de base urbano-industrial.

"El saldo total de la cartera vencida del sector agropecuario pasó de 5 mil 37 millones de pesos en 1994, a 37 mil 413 millones de pesos en 1998, es decir, se multiplicó por un factor mayor a siete veces. Y aunque entre 1997 y 2000 este nivel se ha reducido, en ese último año la cartera vencida del sector era todavía de 30 mil 189 millones de pesos, o sea, seis veces mayor que en 1994".

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