Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 27 de diciembre de 2002
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ƑLA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Otro año de enjuagues

DIJO EL ESCRITOR y poeta inglés John Berger, antípoda del dócil ministro Tony Blair: "Toda forma de confrontar a la tiranía es comprensible. Dialogar con ella es imposible. Para vivir y morir debidamente, las cosas han de nombrarse debidamente. Reclamemos nuestras palabras". De ahí la intransigencia de dos o tres de seguir remando contra la corriente taurina cuando ya no tiene ningún caso.

LUEGO DE DOCE meses de negligencias, impunidades, abusos y fraudes, de pérdidas deliberadas y de una increíble cuanto serena renuencia a coordinar esfuerzos que empiecen a sacar a la fiesta de toros de México del hoyo donde la tienen metida, los increíbles promotores de la misma ni sufren ni se acongojan, evidenciando que sus verdaderos objetivos son extrataurinos.

ENJUAGUE ES NEGOCIACION oculta y artificiosa para conseguir lo que no se espera lograr por medios regulares o lícitos, es arreglo o transacción censurable, poco ética, que desvirtúa el sentido de una actividad, en este caso la de ofrecer un espectáculo con toros bravos y toreros valientes que interese por igual a aficionados y al grueso del público, que es quien posibilita el negocio, por lo menos el transparente.

AHORA, NO SE puede hablar de que, durante 2002, tan singulares promotores no hayan ofrecido en el Distrito Federal opciones taurinas -18 novilladas en la Plaza México, seis en La Florecita y otras tantas en el Rancho del Charro, es decir, en total treinta festejos chicos-, sino del criterio empleado por los multimillonarios consorcios para manejar e incrementar su "negocio" taurino, en contraste con sus políticas de expansión en el resto de sus empresas.

TELEVISA, APENAS CON 12 años de aprovechar la licencia de funcionamiento del inmueble propiedad de Antonio Cossío, quien según fuentes bien informadas se conforma con poco más de 2 y medio millones de dólares de renta anual por un coso con 43 mil localidades, a través de su filial Promotora Plaza México, SA de CV, atinó -es un decir- a dar siete festejos, con entradas tan pobres como los carteles ofrecidos. Por ello se animó a subarrendar la plazota a:

TELMEX, QUE A través de su división taurina Taupro, patrocinadora, hace cinco años, de la Feria Nacional del Novillero, dio seis festejos bienintencionados, repitiendo a algunos de sus jóvenes triunfadores y dejando fuera a otros con iguales merecimientos. Sin embargo, en el "complicado" mundo de la fiesta brava ni remotamente aplica los mismos criterios de organización, promoción y eficiencia. En su descargo debe consignarse que por lo menos se preocupó de seleccionar ganado con edad y trapío, en contraste con las becerradas de los televisos taurinos.

Y A TAUROMEX, propiedad del ingeniero Carlos Peralta, patrocinadora, hace cinco años, del pretencioso cuanto deslavado Encuentro Mundial de Novilleros. En cinco novilladas con otros tantos muchachos españoles, no logró ni mejorar las entradas de sus "competidores" ni presentar algún torero con verdadero potencial. Si a lo anterior se agrega la decisión del gobierno capitalino de no meter las manos en tan autorregulado negocio, los días de la fiesta de toros, por lo menos en México, están contados.

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