Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 5 de septiembre de 2002
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Capital

Emilio Pradilla Cobos

PRD-DF y el plebiscito

El fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que definió que el resultado del plebiscito sobre la construcción del segundo piso en Periférico y Viaducto será obligatorio para el jefe de Gobierno si el total de votos emitidos supera los 2 millones 200 mil (un tercio de los empadronados), como dice la Ley de Participación Ciudadana, hace más viable que la consulta pueda alcanzar cierto grado de validez y representatividad que justifique su costo y esfuerzo y no atente contra la figura legal misma. Sin embargo, es posible que ni siquiera se alcance esta votación.

A 18 días del plebiscito, pocos ciudadanos saben de su realización por la ausencia de información en los medios de comunicación masiva debido a los escasos recursos de que dispone el Instituto Electoral del Distrito Federal a causa de la negativa del jefe capitalino a proporcionarlos, a pesar de que él lo convocó; tampoco se han llevado a cabo los múltiples debates en los medios que anunció como alternativa de publicidad e información. Por ello el plebiscito puede ser un lamentable fracaso e invalidar esta forma de participación democrática, dejando en manos del jefe de Gobierno la decisión final, que sería discrecional, aunque acepte el fallo de los pocos o muchos electores, que difícilmente llegarán a ser la mayoría de los capitalinos.

En este marco destaca la posición del PRD-DF, que con motivo del plebiscito sigue el peligroso camino que lo podría llevar de ser partido en el gobierno a partido de gobierno. Sin realizar una discusión previa entre sus bases, ni discutir a fondo las críticas al proyecto hechas desde diversos sectores de la sociedad y del partido, las dos corrientes dominantes en la dirección estatal impusieron al partido la línea de hacer campaña pública a favor del sí a la construcción de la megaobra. Esta decisión ha causado un desencanto más a los militantes y simpatizantes perredistas, que se añade al generado por las prácticas clientelares impuestas por los grupos hegemónicos de interés, y su desastrosa actuación en la pasada elección de dirección que impidió la participación libre de sus militantes.

El proyecto de segundo piso vial no forma parte de los documentos reglamentarios o programáticos con base en los cuales los ciudadanos definen su militancia o simpatía hacia el partido en el ámbito local o nacional; por ello, no puede imponérseles. Es más, va en contra de la política histórica del PRD y la izquierda en general, que privilegia plenamente al transporte público colectivo que sirve a las mayorías, frente al transporte en automóvil privado que usa una minoría y se opone al primero; por esta razón, los predecesores del PRD y este mismo desde su creación se han opuesto a este tipo de obras en la capital, incluido el proyecto de segundo piso cuando fue presentado en 1995 por el regente priísta Oscar Espinosa Villarreal. Además, la megaobra no se incluyó en la plataforma electoral presentada por Andrés Manuel López Obrador, con base en la que le dimos el voto los capitalinos.

Quienes nos oponemos a la construcción de esta vialidad y llamamos a votar no en el plebiscito, lo hacemos porque consideramos que en la situación actual de estrechez presupuestal y graves carencias y problemas de suministro de agua y drenaje, recolección de desechos, contaminación ambiental en su conjunto, desarrollo del transporte público, mantenimiento y adecuación de la vialidad existente, déficit de servicios públicos de educación, salud y recreación, y de vivienda para la mayoría de los capitalinos, esta obra no puede ser prioritaria; porque sabemos que no forma parte de un proceso integral y democrático de planeación urbana y metropolitana, y porque es evidente su impacto negativo sobre la estructura urbana, el medio ambiente, la imagen urbana, la vida cotidiana y la convivencia ciudadana. Esta posición no significa oposición global al gobierno perredista y sus políticas; se refiere a una obra específica, técnica, urbana, ambiental y socialmente equivocada.

Durante décadas, la izquierda y el PRD lucharon contra el PRI como partido de Estado y fueron pieza clave en su salida del poder federal y en el Distrito Federal; ser consecuentes con esta lucha democrática fundamental exige que el PRD mantenga una posición de autonomía y crítica fundamentada frente a todos los gobiernos, incluidos los emanados de sus filas; lo contrario será repetir la trágica historia del PRI.

Por eso, llamamos a la dirección del PRD-DF a dejar en libertad a sus militantes para votar en el plebiscito de acuerdo con su conciencia y visión, a cesar toda presión sobre ellos, y a abandonar las caracterizaciones caricaturescas y pasadas de moda de que quien se opone a esta política particular del gobierno capitalisno es "de derecha", "panista". La dirección del PRD-DF debe medir el costo de esta actitud en términos de la cohesión y coherencia interna, de la permanencia de sus militantes, y de su relación con los capitalinos más pobres.

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