Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 5 de septiembre de 2002
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Política

Enrique Montalvo Ortega

El Condón trici y la democracia panista

No es posible comprender el ascenso del PAN a la Presidencia de la República sin el conjunto de victorias que desde la última década del siglo xx, en pequeños o medianos municipios y en algunos de los estados más conservadores, le abonaron el terreno.

A excepción del noroeste de la república, en la mayoría de estos sitios las victorias blanquiazules tuvieron un fuerte olor a sacristía. Quienes llegaron al poder lo hicieron a partir de una visión moralista de la política, en la que identificaban religiosidad con salvación de la corrupción, visión que en muchos casos lograron imponer. Una cantidad considerable de aquéllos provenían de los movimientos de apostolado de la Iglesia católica o muchas veces se hallaban estrechamente vinculados con grupos de la derecha católica. Los exabruptos de fe de Fox durante su campaña (como el abanderarse con el estandarte de la Virgen de Guadalupe) respondían a la presencia de esa base social panista.

Muchos de estos políticos panistas ocupan hoy posiciones de poder y junto con sus bases sociales constituyen un importante obstáculo para realizar una transición y para que la sociedad civil pueda expresarse de forma democrática. Más aún, su perspectiva sobre una serie de problemas sociales se encuentra tan cargada de prejuicios que constituye un obstáculo para que éstos se resuelvan. El caso del ayuntamiento de Mérida ejemplifica a la perfección lo anterior.

Hace unas semanas la agrupación denominada Unasse (Unidad de Atención Sicológica, Sexológica y Educativa para el Crecimiento Personal) concretó una iniciativa tendiente a realizar mejor sus objetivos de concientización de la ciudadanía. Puso en circulación unos triciclos denominados Condón trici, mediante los cuales se enseña a usar el condón masculino y femenino con el propósito de prevenir enfermedades de transmisión sexual y embarazos.

Después de tramitar las placas de sus vehículos, Unasse solicitó el apoyo del ayuntamiento de Mérida en carta dirigida a la alcaldesa Ana Rosa Payán, quien por conducto de su directora de Gobernación respondió que "la autoridad municipal no es competente para intervenir en estrategias educativas de prevención de infecciones de transmisión sexual y embarazo de adolescentes (...)"

La cuestión no se detuvo ahí, sino que funcionarios de la dirección de Mercados del mismo ayuntamiento intentaron inicialmente impedir la circulación del Condón trici, aduciendo que no contaba con permiso, y tratando a la campaña educativa de la misma manera que a los vendedores ambulantes, pues dijeron que cualquier vehículo que hiciera cualquier tipo de campaña sería considerado como tal. Más aun, el regidor de salud del ayuntamiento declaró que haría todo lo necesario para frenar la promiscuidad que supuestamente resulta de tales campañas.

La anécdota, en este caso, habla por sí sola. Cuando Payán era candidata a gobernadora de Yucatán, en 1993, al encontrarse en la ciudad de México ante un anuncio panorámico con una leyenda para prevenir el sida, se quejó de que los mexicanos toleremos que se hable de eso en público.

A partir de semejante reflexión no resulta sorprendente que el ayuntamiento que dirige considere que la educación para la salud de los meridanos no es asunto suyo. Entonces, Ƒde quién? ƑCuál es la responsabilidad de las autoridades en relación con la salud de la ciudadanía? ƑSe debe limitar a administrar y hacer obras públicas, como el proyecto del palacio de la administración en el que se invertirán muchos millones? Vale la pena observar el seguimiento que tuvo el caso.

Después del escarceo con las autoridades municipales, Unasse logró que asintieran verbalmente (pero sin respuesta escrita) a su campaña con tal de que no vendieran condones. ƑLa alcaldesa se sentirá obligada a tolerar de alguna manera que se hable de "eso"? Hasta la fecha no hay respuesta formal a una segunda solicitud a la autoridad municipal.

La campaña Condón trici se llevó a diversas poblaciones de la costa yucateca con magnífica aceptación y volverán a intentar desplegarla en Mérida.

Como se ve, la concepción de democracia de los panistas meridanos no es capaz de incorporar a la educación y a la salud como parte de la misma; a lo sumo tolera, sin dejar constancia escrita (y con ello la hipocresía se ve elevada a causa ciudadana), que una organización social interesada realice sus acciones.

Y mientras el ayuntamiento de Mérida se preocupaba de resguardar su peculiar concepción moral, o más bien moralista, en Yucatán se desplegaba un escándalo a raíz de las acciones de un grupo de pedófilos, encabezado por un estadunidense empleado del Instituto de Cultura de Yucatán, que finalmente huyó.

Como la actitud de las instancias judiciales del gobierno yucateco no se ha mostrado para nada eficiente y algunos piensan que hay cosas que se trata de encubrir, tanto Unasse como otras agrupaciones sociales han tenido que intervenir, tratando de que la justicia se incorpore en la democracia prometida por la derecha, pero a ello me referiré en un artículo próximo.

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