Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 11 de agosto de 2002
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

De la enorme posibilidad de una reforma eléctrica

A través de los medios de comunicación fue posible observar en estos días tres actos realizados en la semana que, en mi opinión, son muy importantes y confirman la existencia de un ambiente propicio para tratar lo antes posible el proceso de reforma del sector eléctrico nacional. Dos de ellos realizados en el ámbito de las actividades del Senado de la República y uno más en el de las actividades partidarias, en este caso del PRD.

El primero -si no recuerdo mal, observado en el cada vez más importante Canal del Congreso- se refiere a una significativa discusión en el Senado en torno a lo que Natividad Rodríguez Parás (PRI, Nuevo León) caracterizó como delicada situación de los usuarios del servicio público de electricidad a raíz del decreto de racionalización del subsidio eléctrico de febrero pasado.

Este asunto, por cierto, condujo a la convocatoria de una sesión de trabajo conjunta con el director general de la Comisión Federal de Electricidad, con el ánimo de profundizar en torno a las características de la racionalización del subsidio y recoger informes y opiniones recientes sobre las consecuencias precisas del mismo a los usuarios, los que -a decir del mismo González Parás- en algunos casos experimentan aumentos en sus recibos de luz hasta de 300 por ciento.

En el segundo caso se trata de la reunión conjunta -también en el Senado de la República- de las comisiones unidas de Puntos Constitucionales, Legislativa, Energía y Hacienda y Crédito Público, las que, pese a no contar con la presencia de los representantes del Partido Acción Nacional -hecho lamentado por todos-, ratificaron su disposición para enfrentar el proceso legislativo de la llamada Reforma Eléctrica, instando a la Presidencia de la República a presentar cuanto antes su propuesta de reforma eléctrica.

Un tercer acto de la semana que también resultó de suma importancia es la realización, por parte de la Comisión de Políticas Públicas del Partido de la Revolución Democrática, de un foro de discusión sobre la reforma energética en el que -en un hecho sin precedentes que hay que destacar-, el secretario de Energía, Ernesto Martens, presentó algunos planteamientos generales de las ideas gubernamentales sobre el cambio del sector energía en México.

Lo común de todos estos actos es el reconocimiento explícito de legisladores, partidos y gobierno de la necesidad y la disposición de realizar ya -sí, ya- una revisión ejemplar de la legislación en materia eléctrica, lo que no quiere decir que exista acuerdo en cómo hacerla. Y, sin embargo, no resulta menor -de verdad que no lo es- la disposición explícita para, de una vez por todas, avanzar y abrir ya un proceso de reforma -la reforma posible de hoy-, que no puede ignorar la enorme probabilidad de que se requieran cambios paulatinos y graduales y de que, para ello, resulte imprescindible establecer etapas y fases de la reforma, con objetivos y finalidades precisas y, sin duda, con proceso y mecanismos de evaluación bien establecidos, que le permitan a la nación pulsar con finura el tipo de modificaciones, cambios e, incluso, rectificaciones que podrán y deberán hacerse los próximos años.

šNada sería más absurdo que cerrarse a la apertura de este ineludible proceso de reforma, pretextando que en ella no se pudieran lograr las propias ideas o los propios proyectos! šIgualmente absurdo sería abordarlo queriendo resolver desde hoy y para siempre todas las interrogantes legítimas que se formulan en torno a los procesos de desregulación y reforma eléctrica en todo el mundo...sí, en todo el mundo! šOjalá se puedan abandonar dos ideas que todavía andan por ahí!

Una primera, según la cual es posible impulsar una reforma eléctrica, incluso sin participación gubernamental. No lo creo, pues resulta imprescindible la concurrencia y el consenso en la reforma posible de hoy, del gobierno actual, hecho que, por cierto, no debe prestarse a chantajes ni a abusos. Pero tampoco creo en una segunda idea, según la cual no es posible hacer nada sin cambio constitucional. Ya veremos que sí.

NB.- Un abrazo solidario a Alfredo Jalife-Rahme y mi más enérgica protesta por las amenazas y la intimidación.

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