Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 11 de agosto de 2002
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Política
Rolando Cordera Campos

Otro verano del descontento

De una estabilidad traicionera hablaron dirigentes campesinos de Chiapas, entrevistados por Pablo Hiriart (La Crónica de Hoy (05/08/02, p. 1), mientras los empresarios se llevaron la semana declarando perdida su confianza en el gobierno, su gobierno. Por su parte, el ombudsman nacional lanza al aire un reclamo grave contra la carencia de sensibilidad de Estado y sociedad ante la miseria que ahoga a las comunidades rurales del país y pone, de nuevo, el dedo en la llaga: ¿Quién o quiénes proveyeron de armas de alto poder a los campesinos de Agua Fría? ¿Por qué y para qué, agregaríamos, se hace cotidianamente esta criminal labor de zapa de la existencia de los pobres entre los pobres? (La Jornada, 08/08/02, p. 5 y 09/08/02, p. 17)

La andanada empresarial se desató después de la visita papal que a todos juntó contritos, cuando el Presidente se hizo para atrás en el asunto del aeropuerto internacional. Sin mayor meditación, los analistas que se ven a sí mismos como "el mercado" pasaron bola negra al desempeño presidencial y hasta unos "expertos" del Banco de México advirtieron sobre la ingobernabilidad económica que sobrevendrá de no hacerse las reformas eléctrica, fiscal, educativa o filatélica de las que la Secretaría de Hacienda ha hecho depender el crecimiento económico prometido en la campaña presidencial. Para el director de El Economista, el gobierno de Fox simplemente "no funciona" (El Economista, 05/08/02, p. 1).

Al término de esta más que cálida semana, el Presidente buscó remontar el vendaval y se presenta del brazo con la maestra milagrosa, quien apoya su alianza para la educación de calidad y, al parecer, su decretazo para crear un instituto para la evaluación educativa, que el sindicato que guía moralmente veía con muy malos ojos. A lo mejor tiene razón el empresario de la felicidad que nos gobierna en la capital y todo está en pasarla bien, contentos, aunque a este terapeuta del optimismo se le haya atravesado un paro loco en el Metro de la ciudad. Por desgracia, las recetas de la autoayuda del jefe de Gobierno no dan para tanto.

Lo que manda es la curiosa campaña empresarial contra su economía, que emerge con furia cuando el mundo se encamina a una extraña recesión, que para muchos se había conjurado gracias a la magia de la nueva economía. Así, México se adentra en los inhóspitos senderos de una inestabilidad social que desde luego aqueja a sus mayorías pobres y empobrecidas, pero también a capas importantes de sus ejecutivos y mandos medios, que son despedidos por las grandes empresas o no ven una en el sector público, dedicado a no gastar ni lo presupuestado, por aquello de Pancho Barrio y sus huestes contra el pensamiento malo y la intención corrupta.

La estabilidad es engañosa y nos puede dar más de una puñalada trapera no sólo en Chiapas, sino aquí, en el corazón del país que alguna vez quiso ser moderno. Atenco no terminó con la polvosa victoria de la semana pasada, y en unos días pondrá a prueba la voluntad del Gobierno de la capital de hacer y procurar justicia, y no sólo contra los líderes abusivos del STC. El estimado y respetable procurador Bátiz puede imaginar lo que quiera, pero los machetes son armas punzo-cortantes aquí y en los campos de labranza y su misión debía ser advertirlo desde ahora y hacerles ver a los danzantes del valle de Texcoco que su uso está prohibido en toda manifestación pública. Si de hacer respetar la ley se trata, hay que hacerlo lo más parejo que se pueda y no sólo en los juicios de procedencia.

La estabilidad no sólo es traicionera en la jungla o las cañadas del olvido. También en la economía y las finanzas puede llevarnos por vertientes indeseables. Las coordenadas del cambio económico prometido son esquivas, como equívoco es el horizonte real de la evolución económica que nos ofrece el discurso hacendario, aferrado a sus ecuaciones elementales de la restricción presupuestaria. No hay ni habrá dinero público, reitera el encargado del presupuesto federal, y los gobernadores pueden hacer conferencias o rabietas en Los Pinos que no moverán a los cruzados del déficit cero.

Qué tanta recuperación económica y en qué momento se requiere para llegar a la cita de julio de 2003 con estabilidad social, no lo sabemos. Tampoco sabemos cuánto empleo e ingresos se necesita para alentar a los partidarios de Fox a votar de nuevo por él o para incitar a los indecisos a darle un voto de confianza basado en el rechazo al PRI, pero también en la sensación de que las cosas materiales empiezan a arreglarse.

De esta forma, la supuesta iniciativa plebiscitaria del Presidente, de darse, se verá rodeada por una situación en la que priven la inseguridad y la incertidumbre dentro del grupo gobernante. Con o sin la compañía de la maestra, para quien primero está México que su partido, llevar al PRI contra las cuerdas en busca de un knock out fulminante puede desatar una violenta reacción regional que impida ofrecer al extranjero una imagen de renovación con tranquilidad, como la que reclaman cada día con más insistencia los oráculos del "mercado". Más que paz social con reiteración ciudadana de la alternancia, lo que tendríamos es el inicio de una batalla campal sin reglas y sometida a las más bajas pasiones. La acción y el imperio de los intereses se verían pospuestos sin fecha, y el país entraría de lleno en el continente perdido, del que antier nos habló Paul Krugman en el NYT.

Estabilidad traicionera, pero como dijo el dirigente campesino chiapaneco, también "una paz sin base". De esto tendrían que ocuparse y preocuparse los señores del dinero que tanto desesperan ante este pobre país que los vio hacerse ricos sin reproche ni regaño y que hoy los ve preparar maletas sin recato. Triste y ominoso episodio, en el que México ha empezado a vivir el enésimo verano de sus descontentos.

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