lunes 5 de agosto de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Del hecho al dicho

Los viajeros

n Manuel de Santiago

"La cotorra está de viaje/ y se ve que está feliz/ y aunque no lleva traje/ va cargando su veliz." "Los viajes ilustran". Sabiduría popular que exalta a los viajes como una de las formas más acabadas del disfrute de la vida: "lo comido, lo bailado y lo viajado nadie se lo quita a uno", ¿verdad?
Así, las terminales de autobuses, las carreteras y los aeropuertos durante la temporada de vacaciones están repletas de viajeros que buscan salir de la rutina, de la cotidianidad a través de la realización de periplos cuyos fines son la vida regalada, la molicie, la güeva esférica.
En algunos casos -cuando repican fuerte-, hay que cumplir con los obligados trámites del desplazamiento por avión al extranjero: la obtención de un boleto más complejo que el de los autobuses; la documentación del equipaje en el aeropuerto, la llenada de formularios y declaraciones para salir del país y el documento especial de identificación: el pasaporte.
Algunos viajeros parecen ir de prisa, aun cuando dispongan de mucho tiempo. Actúan con toda clase de movimientos espasmódicos. Sacan sus documentos de la bolsa como si se tratara de los actos mecánicos de un "robot", voltean hacia todos lados con temor cerval, contestan a los requerimientos más elementales con contundente imprecisión, cercana a la idiocia mongoloide; tiran, atropellan y empujan todo lo próximo y todo el prójimo que se encuentra en un radio de 20 metros a la redonda. Ríen porque sí, ríen porque no, se dan aires de suficiencia de "viajeros frecuentes"; muestran sus trapos y el equipaje de moda, aunque sea imitación de marcas caras.
Pero como lo viajado nadie se lo quita a uno, todo lo que se haga será poco con tal de atender al chincual (comezón en el ano) de salir de viaje. Si se trata de una playa hay que remojarse las callosidades, si se trata de salir al extranjero hay que empeñar al perico para contar con lana para el choping, así sea de chucherías y madre y media. En fin, si quiere gozar la vida verdaderamente, emprenda un viaje a donde seaÉbueno, menos a la chinÉ