Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 20 de julio de 2002
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Política

Luis González Souza

Adiós México... hola Vietnam

No me voy, me van. No salgo nuevamente del país por gusto ni por decisión propia. Salgo por razones muy parecidas al exilio y porque los nuevos señores del poder, lejos de cambiar sus usos y costumbres autoritarios, al parecer ya se aprendieron también el caminito para sacar del país a personajes incómodos. Y todo ello hay que informarlo, porque el derecho a la información también conlleva obligaciones, aplicables por parejo a autoridades y a ciudadanos, a lectores y a escritores, etcétera.

Aunque dicen que "los viajes ilustran", en lo personal no deseo salir del país. Primero, porque toda mi preparación -cívica, académica, periodística, política- ha tenido como razón de ser la coadyuvancia a la transformación progresista de, desde y para México. Segundo, porque creo que en este momento todos estamos obligados no sólo a vigilar que la transición de México a la democracia llegue a buen puerto, sino a enderezar el descarrilamiento que aquélla sufrió con la puñalada en la espalda que recibieron nuestros pueblos indios al finalizar su histórica marcha del año pasado a la ciudad de México. Y tercero, simplemente porque soy mexicano y deseo luchar en México.

Quede claro, pues: no me voy, sino me van. Me van por un caminito dizque muy inteligente, pero que en realidad y en esencia es el mismo que ensayan desde hace tiempo los peores dictadorzuelos del mundo, en este caso el zar proyanqui de Tlatelolco, también conocido como el canciller (así, con minúscula) del gobierno foxiano (que no mexicano). Dicho zar -como todos debieran saberlo-, en uno de sus ya incontables berrinches mesiánicos, tuvo a mal descabezar y expatriar a toda la directiva de la Asociación del Servicio Exterior Mexicano (ASEM), una vez que ésta -en ejercicio elemental de sus funciones gremiales- tuvo la osadía de cabildear una reforma distinta a la del hombre de Washington en el gabinete foxiano: Jorge Castañeda jr. (así, con minúscula). Tras dicha osadía, ahora resulta que uno de los directivos de la ASEM se fue a la embajada de México en Irán. Otro, a la de Haití. Y otro más (la madre de mis dos hijas) a la embajada en Vietnam. Ninguno se fue a Afganistán, simplemente porque ahí México no tiene una embajada.

Hace poco más de 10 años, en pleno salinato, el caminito de los autoexilios forzados lo ensayó exitosamente el superasesor José María Córdoba. Y lo que son las cosas, supimos que a nuestro favor (en contra del exilio entonces en Nueva Orleans) abogó el ahora canciller de Estados Unidos... perdón, de México. Ahora, Ƒquién podrá abogar por nosotros? Pues nadie, con su PAN se lo coman. Para eso los foxianos querían el poder, y tienen Ƒel derecho? A usarlo, Ƒimpunemente? Ya el tiempo dirá si nuestra nueva expatriación se les revertirá o no a los señores del poder, como ya le ocurrió a Córdoba (Salinas) en 1991-1994.

Por lo pronto no nos queda más que abrir otro capítulo, el capítulo vietnamita de nuestra vida-lucha, y despedirnos por un tiempo indefinido (de ese tamaño, del tamaño de lo indefinible, es el poder o la prepotencia de nuestros gobernantes). Lamentablemente, nosotros no podemos decir como Espartaco: "šVolveremos, y seremos más!" Todo lo que podemos decir, es: "šVolveremos, y trataremos de ser mejores!"

Para ser mejores, sin embargo, hay que valorar bien lo que se deja. A nuestro entender, lo mejor que dejamos es un México sediento del cambio sugerido o mostrado por el levantamiento de los indios zapatistas en 1994. Tanto nos sigue conmoviendo la lucha del EZLN que aprovechamos estas mismas líneas para despedirnos y honrar su valentía. Y que prometemos trabajar duro en Vietnam, aunque ya no necesariamente con libros como los que trajimos al regresar de nuestro exilio en Nueva Orleans, hace 10 años.

El tiempo es otro, y apremia aún más que el anterior. De modo que esta vez trabajaremos en cosas que vayan más rápido y directo a la transformación progresista de nuestro país: por ejemplo, una alianza (así sólo sea moral o espiritual entre el comandante Tacho y el general Nguyen Giap, o entre Marcos y Ho Chi Min. ƑVale?

 

PD: Varias (pero últimas). No sé si "venceremos", pero sin duda, volveremos. Mil gracias a La Jornada, y en especial a Carmen, por permitirme usar este espacio, durante más de cinco años. Ojalá podamos prolongarlo, allá en Vietnam, con reportajes y similares. Y, sobre todo, ojalá que a mi regreso la sociedad mexicana haya logrado arrancarle al gobierno de Fox por lo menos un tercio de sus promesas de campaña. Ojalá encontremos, pues, un México tanto más respirable, cuanto más digno.

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