Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 10 de julio de 2002
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Sociedad y Justicia
Opera en malas condiciones 65 por ciento de las clínicas familiares, señala en informe

Admite el IMSS que no puede mejorar servicios

Propone establecer convenios de servicios médicos con otras instituciones públicas

ANGELES CRUZ

El rezago tecnológico que padece el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le impide evitar enfermedades complejas, sus complicaciones e incluso muertes prematuras de sus derechohabientes. En lo inmediato, y sólo para garantizar la adecuada prestación del servicio médico a quien lo requiera, necesita sustituir 105 mil 724 equipos, lo que implica un gasto superior a 5 mil 600 millones de pesos, aunque este año no dispone de presupuesto para este rubro.

Ante esta problemática, el IMSS plantea como alternativa el establecimiento de acuerdos con otras instituciones públicas de salud y la subrogación de servicios. Admite que por el castigo presupuestal al que ha sido sometido y la falta de previsión financiera que lo llevó a la descapitalización, está imposibilitado para mejorar los servicios.

El informe sobre la situación financiera y los riesgos del IMSS da cuenta de la obsolescencia del equipo médico, las malas condiciones en que opera 65 por ciento de las clínicas familiares, así como la existencia de menos de una cama de hospital y apenas 0.4 consultorios para cada mil derechohabientes.

El instituto admite que está rezagado con respecto a la evolución de la medicina. Así, aunque ya existe tecnología diagnóstica y terapéutica de avanzada para, por ejemplo, el estudio de diferentes tipos de cáncer y el manejo de otras enfermedades complejas, no puede adquirirla.

Otro frente que debe resolver el órgano de seguridad social más importante del país es el déficit de infraestructura. Para estar en condiciones de satisfacer la creciente demanda de servicios, el IMSS tendría que incorporar en los próximos cuatro años al menos 7 mil camas y 2 mil 500 consultorios adicionales.

Debido a la crisis financiera, a la fecha existen 13 obras inconclusas, así como siete clínicas y seis hospitales que no han empezado a operar por falta de recursos para contratar al personal médico y administrativo.

La demora en la apertura de los servicios de estas unidades, explica el reporte, impide la incorporación inmediata de 170 consultorios y un mil 40 camas hospitalarias. Resalta que de mantenerse el crecimiento anual de la población usuaria de 2.24 por ciento en la última década, para el año 2006 el instituto tendrá casi 35 millones de usuarios.

Alternativa

Una alternativa para mitigar la problemática son los acuerdos de atención con otras instituciones públicas, que permitiría aprovechar la infraestructura del sector salud. Esta alternativa es posible debido a las reformas a la Ley del Seguro Social aprobadas en diciembre pasado, señala el texto.

Para la institución, este asunto reviste la mayor importancia por el creciente aumento de la demanda de servicios. La población derechohabiente y la usuaria se incrementaron en más de tres veces, al pasar de 14.3 millones en 1974 a 45.8 millones en 2001, y de 10.6 a 30.9 millones, respectivamente. En el mismo periodo el número de consultorios apenas se duplicó y se agregaron 5 mil 500 camas hospitalarias; es decir, sólo 25 por ciento más.

A pesar de las estrategias encaminadas a la racionalización y optimización de la infraestructura, como la cirugía y diálisis ambulatorias, puerperio de bajo riesgo, cirugía endoscópica y algunos otros procedimientos invasivos y no invasivos que permiten el manejo del paciente sin requerimiento de la cama de hospital, la institución mantiene un rezago importante.

Lo deseable sería que hubiera al menos 1.07 camas por cada mil derechohabientes, pero únicamente se cuenta con 0.95. En cuanto a los consultorios, el índice pasó de 0.6 a 0.4 por ciento en los últimos 30 años.

Según el informe, la insuficiencia en la infraestructura se traduce en la saturación de los servicios, diferimiento en la atención, tiempos prolongados de espera, mala imagen e inconformidad de la población.

El apartado relativo al estado que guardan las unidades médicas menciona que únicamente 35 por ciento de las unidades de primer nivel, dos de cada tres hospitales de tercer nivel y dos de cinco hospitales de segundo nivel mantienen el inmueble, las instalaciones y su equipo en buenas condiciones.

Con relación al equipamiento, el informe que el instituto entregó la semana pasada al Congreso de la Unión y al presidente Vicente Fox resalta que, "en términos generales, es antiguo". Al menos uno de cada cinco de los equipos relevantes (los más complejos, los de mayor costo de adquisición o de operación, así como los esenciales para programas prioritarios) para la atención médica tiene más de 15 años.

A partir del análisis de una muestra representativa de todo el equipo con que cuenta el IMSS, uno de cada cuatro aparatos de imagenología y de laboratorio tiene más de 15 años, así como dos de cada 10 equipos relevantes de especialidades y de mecánica de fluidos.

En el transcurso de 2002 se destinarán 16.5 millones de pesos para la instalación de 113 equipos. Dentro del programa de inversión se incluyeron 14 obras mayores, con un costo de 44 millones de pesos, en beneficio de 117 unidades de medicina familiar y 48 hospitales. Nada más.

Más adelante, el texto detalla que en los tres niveles de atención se requiere la sustitución de 105 mil 724 equipos médicos, que implicaría un gasto superior a 5 mil 600 millones de pesos. Explica que este requipamiento es indispensable para proveer servicios adecuados a los derechohabientes.

Permitiría, por ejemplo, evitar que cuatro de cada 10 pacientes permanezcan más de ocho horas en urgencias de los hospitales por insuficiencia de equipos de rayos X, imagenología y laboratorio clínico, como sucede actualmente. Se disminuirían las listas de espera de consultas de primera vez en gineco-obstetricia, medicina interna y oftalmología, que hoy en día suman aproximadamente 80 mil derechohabientes.

Además, con la adquisición de equipo para la realización de pruebas de diagnóstico se podrían evitar muertes prematuras, a la vez que representaría un ahorro importante para la institución. Al privilegiar la atención preventiva se evitaría la hospitalización y rehabilitación. El informe refiere el caso de los mastógrafos, cuyo empleo ha permitido disminuir la mortalidad por cáncer de mama en 15 por ciento en Estados Unidos entre 1985 y 1998, cuando se aumentó de 27 a 70 por ciento el número de mujeres mayores de 50 años con una mastografía en un periodo de dos años.

En México esta enfermedad es la segunda causa de muerte por cáncer entre mujeres. Al año ocasiona el deceso de más de tres mil personas de ese sexo.

De acuerdo con el análisis sobre la situación de las instalaciones y equipo del IMSS, el rezago con respecto a la evolución de la medicina se traduce en la carencia de un equipo de radiocirugía estereotáxica para el tratamiento no invasivo de tumores encefálicos benignos y malignos, malformaciones arteriovenosas y trastornos cerebrales funcionales, como epilepsia, Parkinson y neuralgia del trigémino.

Tampoco está disponible en el IMSS la tomografía por emisión de positrones (PET, que sí tiene la UNAM), para el estudio con radioisótopos de vida corta del funcionamiento cerebral y cardiovascular, así como para el estudio de diferentes tipos de cáncer y la úbicación de metástasis a distancia.

Subraya la necesidad de planear la instalación de una unidad de alta especialidad en medicina genómica, aplicable para el diagnóstico y manejo de males como el cáncer de mama, ovario, próstata o colon, la diabetes, el asma o la enfermedad de Alzheimer.

El estudio propone que algunos de los problemas de obsolescencia de equipos se pueden "resolver por medio de la contratación de servicios integrales. En el caso de estudios de laboratorio o imagen se pueden pagar por prueba por conducto de contratos de servicio".

Además, indica, se pueden establecer convenios y contratos de prestación de servicios médicos con instituciones estatales de salud o con otros organismos públicos, como el ISSSTE.

Concluye que aun cuando estas estrategias contribuirían a resolver el problema de equipamiento, no será suficiente. Deberán atenderse las necesidades de inversión, pues de no hacerlo se perjudicaría aún más la calidad de la atención médica que se brinda a los derechohabientes.

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