Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 7 de julio de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería de La Jornada
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >


 

Editorial
EL SIDA, FLAGELO QUE PODRIA SER ERRADICADO

Hoy, día de la lucha contra el sida, habrá de discutirse a escala mundial la forma de combatir este terrible mal. Aunque hay bases para la esperanza, la eliminación de la enfermedad, desgraciadamente, no figura entre las prioridades de los gobiernos.

En efecto, según Naciones Unidas, sólo 2 por ciento de los afectados por el síndrome de inmonudeficiencia adquirida tiene acceso a los fármacos necesarios para contrarrestar sus efectos, mientras que otras organizaciones de la ONU, como Onusida, la agencia especializada en el combate de la enfermedad mortal, o la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), siguen denunciando los efectos terribles de la propagación del sida en todos los continentes.

En Sudáfrica, por ejemplo, uno de cada nueve ciudadanos es seropositivo y cada año nacen entre 70 mil y 100 mil bebés infectados por el VIH, mientras el continente africano se despobla por los efectos de la propagación, y la ONU denuncia el peligro de que pronto exista una epidemia gigantesca en China, que podría cobrar la vida de más de 10 millones de personas.

El fondo de las Naciones Unidas contra el sida requiere 10 mil millones de dólares (40 veces menos que los fondos transferidos al Pentágono este año), pero los gobiernos han aportado hasta ahora menos de 20 por ciento de la suma necesaria para financiar esta lucha, tan vital para muchos países pobres y sectores en iguales condiciones de los países ricos.

Es cierto que se han registrado algunos avances, aunque insuficientes, que tropiezan con diversos y poderosos factores que ayudan a propagar la enfermedad.

Las Naciones Unidas llegaron a un acuerdo con la industria farmacéutica, por el cual ésta se compromete a reducir los precios de sus medicamentos en los países pobres (recuérdese que los industriales se vieron obligados a aceptar que países como Sudáfrica fabriquen dichas medicinas sin pagar derechos de patente o importen similares desde Brasil).

Por su parte, el gobierno sudafricano fue obligado por la justicia a proporcionar gratis, y de inmediato, el antiviral denominado nevipirina a las mujeres embarazadas para salvar del contagio por lo menos a la mitad de los niños que nacen cada año infectados.

Pero estos progresos, aunque deben ser saludados, no alcanzan a compensar los efectos mortíferos en aquellos países donde la religión católica es mayoritaria. Son los mismos países donde se orquesta una campaña de esa Iglesia contra los contraconceptivos, y la irresponsabilidad, ineficiencia y corrupción de autoridades, así como el conservadurismo y la pudibundez de algunos gobiernos, como el de Beijing, que muy poco hace para tratar clara y abiertamente el problema de la educación sexual, han provocado el incremento de infecciones en los años recientes.

Asimismo, los efectos de la política llamada "de ajuste" neoliberal, promovida por el Fondo Monetario Internacional, ha provocado un enorme crecimiento de la pobreza (que dificulta la educación y agrava la seguridad sanitaria), un debilitamiento de la acción preventiva y asistencial de los estados, y el abandono de enteras regiones rurales y continentes.

La lucha contra el sida, en cambio, exige gobiernos interesados en la salud de sus habitantes, que prioricen el bienestar nacional, la cultura y la sanidad -y no el pago de la deuda externa-, y hagan planes para combatir la propagación de esta terrible enfermedad.

Exige igualmente dar prioridad al logro -mediante esfuerzos conjuntos de los estados y de los laboratorios farmacéuticos- de una vacuna internacional que sea distribuida gratuitamente.

Los medios y los conocimientos existen en algunos países como Cuba, donde se cuenta se canalizan medios y recursos escasos a esta lucha humanitaria. ¿No sería necesario entonces que los países ricos tuvieran también la voluntad política indispensable para acabar, mediante una urgente campaña masiva, con un mal que es erradicable, como lo fue antaño la viruela?
 

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año