Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 1 de julio de 2002
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Cultura
REPORTAJE

México posee la red más vasta de esos espacios en Hispanoamérica

Directivos del IMSS dieron al traste con el proyecto teatral del instituto

CARLOS PAUL

México posee la red de teatros más importante y extensa en Hispanoamérica. Integrada por 38 teatros y 36 auditorios al aire libre esos espacios fueron construidos entre 1958-1960 a instancias de Benito Coquet, entonces director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con la intención de que los trabajadores tuvieran acceso a la cultura, como lo tienen a la medicina social, al deporte o la vivienda, y así gozar de un bienestar integral.

El uso de esa infraestructura a lo largo de los años ha tenido muchos altibajos. Tuvo una época de auge durante el primer lustro, para luego ser utilizados, principalmente, como simples foros para reuniones sindicales, partidistas o eventos sociales.

''Nunca, ningún país ha construido en tan pocos años tantos teatros'', afirma el creador escénico Ignacio Retes, personaje esencial, con Julio Prieto y José Solé, entre otros, de las propuestas artísticas durante los primeros cinco años de vida de esos teatros.

''Muchos no tienen idea de lo que significó eso. Si no se comprenden los valores espiritual y cultural con los que se fundó el proyecto, pues nada más se va a decir: se hicieron teatros." Su declive comenzó, sustenta Retes, ''a los dos años que nosotros salimos; los nuevos responsables, a diferencia de nosotros, que trabajábamos en una pequeña oficinita, ellos ya tenían grandes oficinas alfombradas, con salas para descanso y juntas. La burocracia se comió al sistema cultural, se gastaba más en las oficinas que en una puesta en escena".

En esa etapa ''la utilización de los teatros fue más productiva para los directivos que para el arte escénico. Fue muy desconsolador. Además, hubo otro momento en que (el IMSS) pasó (la administración) de los teatros a la Secretaría de Educación Pública, que los recibió con gran alegría, pero no se le pasaron los dineros del instituto para que produjera los montajes. Se le ofrecían esos espacios y que la SEP hiciera lo que deseara con ellos, esto por supuesto es un decir. Rafael Lebrija quería continuar con el proyecto, aunque estuvieran en la SEP, pero lamentablemente en esa dependencia nunca lo recibieron. El funcionario responsable de la parte cultural en Educación Pública, en ese tiempo, fue un hombre muy eminente, pero la regó muy feo. Era Mauricio Magdaleno. Lebrija lo visitó varias veces, pero como no lo recibió, regresó al Seguro Social y le dijo a Sealtiel L. Alatriste, entonces director del IMSS: 'licenciado, sucede esto, esto y esto; por mi parte, como representante del sector patronal ante el Seguro, no se le debe dar un solo centavo para el manejo de los teatros a la Secretaría de Educación Pública, porque Magdaleno se sintió dueño de los teatros y la producción, y ahí empezó el declive, el desmadre con los teatros del Seguro Social".

Ahora, prosigue, ''el Estado debe gastar dinero en esta actividad, como lo hace con la construcción de escuelas".

Cuenta el maestro Retes que los teatros se construyeron entre 1958 y 1960, cuando Benito Coquet, director del IMSS, convenció al presidente Adolfo López Mateos de que el Seguro Social no era sólo un instrumento destinado a la salud física del derechohabiente, sino que también podía abarcar la salud espiritual y cultural del trabajador. ''Esa fue la base teórica, filosófica, en la que se basaron para edificar los teatros", cuyos antecedentes inmediatos, explica, ''fue la Casa de la Asegurada, que luego se convertiría en distintos centros artísticos (de una escala modesta) junto a la clínicas".

El Xola, primero en edificarse

El primer teatro en construirse fue el Xola ''a lo largo de 1959. Antes ya estaba lo que hoy se conoce como el Teatro Reforma, pero era sobre todo una sala para efectuar asambleas generales o festejar aniversarios del Seguro Social. De manera eventual se usaba como teatro. Yo usé el Reforma como teatro. Daba clases a miembros del sindicato y ahí representamos La loba.

''Los teatros fueron construidos técnicamente por el arquitecto Alejandro Prieto, quien era director de Construcciones del IMSS. El creó un proyecto base, con el que se pudieran realizar espectáculos de una naturaleza y otra, una especie de teatro de usos múltiples, que podría servir para teatro, ópera o conciertos. Ese fue el propósito del Xola, y la visión de que así debería ser en todo el país.

''Cuando surgió el proyecto teatral del Seguro, Julio Prieto, con quien llevé una amistad muy estrecha, consideró que yo era la persona idónea para ser el responsable de la Dirección Teatral Artística.

''Entre Julio y yo hicimos infinidad de planes y proyectos en su oficina, como director de Producción de Bellas Artes, hasta que llegó el día en que nos tuvimos que plantear con qué obra estrenaríamos el Xola. Yo propuse una obra con la que se pudieran apreciar todas las facilidades de ese escenario. Decidimos que fuera Marco Polo, de Eugene O'Neil, porque hay barcos y salones. Se hicieron como cinco decorados (escenografías) diferentes. Las temporadas eran de martes a domingo. Fue un trabajo que dirigí y satisfizo mucho al Patronato del IMSS.

''En ese tiempo se construyeron el teatro Hidalgo, algunos de provincia, el Cuauhtémoc y el San Jerónimo. Dirigí en esos años muchas obras, entre ellas Un tigre a las puertas, de Jean Anouilh; Otelo, de William Shakespeare; El tío Vania, de Anton Chéjov. Había dinero. Se gastaba mucho dinero, no había recortes presupuestales.

''En 1960 se construyeron prácticamente casi todos los teatros, pero como a mí se me empezó a cargar el trabajo, se pensó en invitar a otro director y elegimos a José Solé, quien estrenó el Tepeyac con Espartaco, de Juan José de Mora. Desde entonces fuimos dos directores con las mismas atribuciones.

''El lanzamiento de manera formal del teatro griego en esos escenarios y en México se debe a Coquet, quien una vez nos llamó y dijo: 'vamos a poner a un griego'. A Julio y a mí se nos cayó el alma. No le tengan miedo, nos dijo, 'debemos cumplir con la obligación que nos hemos propuesto: educar al pueblo de México'. Parece demagogia ?continúa Retes?, pero era una demagogia en acción. Fue una de los dos únicas imposiciones de Coquet, la otra fue Corona de fuego, de Rodolfo Usigli, la cual después del estreno para el dramaturgo la cortamos por mala. El demás repertorio dependió de nosotros.

''Es muy importante ?destaca Retes? señalar que las propuestas artísticas de los teatros del IMSS las manejamos siempre desde una oficinita del Xola, donde sólo había una secretaria, un escritorio, unas sillas y un teléfono.''

Durante los años ''que estuvimos al frente de los teatros, pisaron esos escenarios casi todos los actores buenos de la época", como Ofelia Guilmáin, Ignacio López Tarso, José Gálvez, Aaron Hernán, Narciso Busquets, María Teresa Rivas y María Tereza Montoya, entre muchos otros.

''Una de las cosas que han criticado mucho es que se tenía un repertorio muy convencional, pero no se trataba de hacer experimentos, de hacer teatro para teatristas, sino para el público y nada más."

Teatros para la Comunidad Teatral

Años después esa importante red nacional de teatros vuelve a ser punto de atención para la comunidad teatral.

En agosto de 1996, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y el IMSS firmaron un convenio de colaboración para promover el proyecto Cultura y Salud, conformado por cuatro programas: Teatro Escolar, la Convocatoria de Coproducciones Teatrales (ahora Teatros para la Comunidad Teatral), los Circuitos Artísticos y las Bibliotecas Públicas.

El lanzamiento de esa convocatoria se festejó en su momento por los interesados, pues permitió reactivar esos espacios subutilizados por muchos años, con actividades teatrales permanentes, impulsando el desarrollo de un lenguaje propio de las agrupaciones y la generación de un público para ese arte.

De ese año a marzo de 2002 se lanzaron tres convocatorias, periodos que estuvieron teñidos de descontentos y ajustes de los comodatarios y las instituciones.

Los primeros, entre otras situaciones, denunciaron el atraso en la entrega de los recursos económicos por parte del Fideicomiso Teatro de la Nación, el ''alto número" de funciones que se tenían que cubrir al año y el ''elevado porcentaje" de espectadores con boleto pagado. Cifras que fueron marcadas ''sin considerar las condiciones que sufre cada uno de los teatros", señalaron en su momento los teatristas.

De igual manera advirtieron que el presupuesto asignado era ''insuficiente", que los equipos de sonido en algunos teatros ''son muy viejos" y que a otros ''les hace falta mantenimiento".

Las instituciones, por su parte, en algunos casos ajustaron presupuestos, número de funciones y espectadores y en otros se rescindieron contratos ''por no cumplir con las reglas y metas acordadas".

No obstante los descontentos y las correcciones, los comodatarios, el CNCA y el IMSS continuaron con el programa el cual ''contribuyó a consolidar el concepto de salud integral plasmado en la filosofía que dio origen al IMSS como institución social". El mayor descontento surgió cuando la cuarta convocatoria prevista para emitirla el año 2000, se postergó.

Generó -no sólo entre los comodatarios, sino entre los miembros de la comunidad teatral y otras disciplinas- la incertidumbre de que el proyecto Teatros para la Comunidad Teatral pudiera desaparecer.

El silencio, la falta de información por parte del CNCA y el IMSS sobre el destino del programa propició que los comodatarios pasaran de la incertidumbre a la defensa de los teatros, ''patrimonio de la nación y no privados".

Se cuestionó al instituto y al consejo, así como la ''arrogancia" del director del IMSS, Santiago Levy, quien declaró que como esos teatros son propiedad del Seguro Social, se podrían convertir en estacionamientos.

Unos y otros (CNCA-IMSS) "se han tirado la bolita", dijeron los comodatarios. Por ello decidieron ''lanzar un manifiesto en el que solicitamos dejar a un lado uno más de los pleitos de gabinete para dar solución pronta y positiva a uno de los programas teatrales más importantes del país."

Ante la presión, el 15 de diciembre de 2001 las instituciones enviaron un comunicado a las redacciones de los periódicos en el que destacaban: ''El IMSS y el CNCA están decididos a asegurar la continuidad del programa que opera hasta la fecha en beneficio de los grupos artísticos, de los derechohabientes del Seguro Social y de la población en general. Para ello se analizan las nuevas bases de una próxima convocatoria, en la que se busca utilizar el mayor número de espacios y ampliar la participación de posibles comodatarios".

Sin embargo, dos días después la actriz Lilia Aragón, el presidente de la Academia Mexicana de Teatro, Germán Castillo, y Víctor Ugalde, de la Asociación de Escritores de México, se reunieron con el presidente de la Comisión de Educación y Cultura del Senado de la República, José Natividad González Parás, para solicitarle que gestionara una reunión con el titular del IMSS para analizar la situación de los más de 70 espacios teatrales ''para que no sean cerrados o destruidos", pues la incertidumbre persistía.

Los teatristas, conformados ya como la Unión de Comodatarios de los Teatros del IMSS, enviaron el 14 de enero de este año un documento al director del IMSS, Santiago Levy, en el que destacaban que ''la eficaz ?hasta el momento? coordinación entre esas instituciones coadyuvó a que el programa Teatros para la Comunidad Teatral se constituyera en uno de los más importantes proyectos culturales del país. No obstante lo anterior, a partir del cambio de administración federal la continuidad del programa se ha visto afectada debido a la serie de irregularidades jurídicas, administrativas y económicas, lo cual ha repercutido de manera negativa en el buen funcionamiento de los proyectos. Hoy lo que caracteriza a ese programa es la incertidumbre, la imprecisión y la irresponsabilidad institucional respecto del futuro del mismo".

El silencio continuó y los comodatarios enviaron el 25 de enero otro documento al presidente Vicente Fox, en el que expo-nían su preocupación: ''Hemos esperado atención y definición sobre la continuidad del proyecto por más de año y medio para continuar aplicando nuestras respectivas programaciones y actividades de doce teatros que funcionan actualmente con poca fluidez presupuestaria, pues las entregas han sido irregulares y en el umbral para finalizar este periodo hicimos requerimientos a ambas instituciones sin recibir alguna hasta el momento".

Fue el pasado 3 de abril, cuando el IMSS y el CNCA dieron una respuesta con el anunció de la firma de un nuevo Convenio General de Colaboración. El acuerdo ''garantiza" continuar con los programas de Teatro Escolar y Teatros para la Comunidad Teatral, pero el descontento de los comodatarios surgió de nuevo a causa, principalmente, de dos de las cláusulas de la cuarta convocatoria Teatros para la Comunidad Teatral.

La primera señala que el comodatario ''se compromete a no subarrendar el teatro a terceras personas (como antes lo hacía), disponiendo el Fideicomiso Teatros de la Nación, en todo momento, del espacio durante las horas y los días que no interfieran directamente con las funciones establecidas por el comodatario para el desarrollo de su proyecto". La segunda los obliga a entregar al fideicomiso 20 por ciento más IVA de ingresos por taquilla, cuando antes era 4 por ciento. Sin embargo, se debe precisar que 10 por ciento lo pagará el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y el otro 10 los teatristas.

En este contexto, el pasado miércoles concluyeron las mesas de análisis sobre Pasado, presente y futuro de los teatros del IMSS, en el Wilberto Cantón de la Sogem, organizadas por la Academia Mexicana de Arte Teatral.


Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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