Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 12 de junio de 2002
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Política

José Murat

Justicia social, no lucro político

No me sorprende que Alejandro Zapata Perogordo haya recibido la instrucción ex profeso de alguna o algunas oficinas del gobierno federal para hacerme imputaciones sin fundamento, sobradas de adjetivos, descalificaciones a priori y ayunas de sustantivos, elementos de hecho, pero sí me llama la atención que haya usado como tribuna este importante espacio de opinión para confundir y medrar, es decir, hacer de la desgracia social de Xochiltepec un evento político rentable, presto para el usufructo electoral.

Vicia de origen de "análisis", hacer de la demanda legítima y compartida de justicia, que nosotros encabezamos, una oportunidad para el linchamiento personal, una actitud oficial que ya hemos observado en otras ocasiones, como cuando hemos defendido causas heterodoxas, comenzando por los derechos de los pueblos indígenas.

No tengo duda de que Perogordo es una persona seria y honorable, por lo que sin ánimo de polemizar y menos de cuestionar sus alcances como ensayista, simplemente quisiera invitarlo a Oaxaca para que aprecie, sin líneas de poder de por medio, el trabajo que estamos haciendo, no sólo el gobierno estatal y las 570 autoridades municipales, sino la sociedad organizada desde la fuerza de su solidaridad comunitaria.

En primer lugar, hay que precisar que lejos de ser beneficiario de la Federación, como expresa el vicecoordinador parlamentario del PAN, Oaxaca es en términos absolutos el tercer estado más castigado por los recortes presupuestales en este gobierno y el primero por sus efectos reales: mil 200 millones de pesos, que significan un golpe severo a nuestros programas de creación de infraestructura y desarrollo social.

Estamos hablando del estado que concentra a más de la mitad de los municipios sumidos en la pobreza extrema, según los propios registros oficiales de la Sedesol en esta administración. La entidad que, según cifras gubernamentales y estudios privados, está en el fondo de los indicadores que miden el desarrollo humano y el crecimiento económico: salud, educación, vivienda, servicios públicos, caminos y carreteras, infraestructura hidrológica, corredores industriales, aportación al PIB.

Oaxaca tiene un rezago histórico, señalé desde el principio de mi gobierno, de más de 25 años en educación, 30 en salud y 40 en vías carreteras e instalaciones aéreas y marítimas. Esa es la realidad heredada de décadas de desarrollo nacional asimétrico y distorsionado en un país impulsado a velocidades distintas: norte y sur mirando a la apertura y la globalización, sur-sureste instalado en un pasado semifeudal, con economía de autoconsumo.

Ese fue el desafío que enfrentamos y al que hemos dado respuesta, no con negligencia y elusión de responsabilidades, sino con casi 100 mil obras y acciones en estos tres años y medio de gobierno.

Sería prolijo enunciar, así fuera en números gruesos, esta obra colosal y al mismo tiempo modesta para el tamaño del reto. Sólo mencionaré algunos datos: cuando iniciamos este gobierno estatal Oaxaca tenía menos de cien escuelas de educación media superior, hoy tiene más de 450 en sus distintas modalidades. Sí, leyó usted bien, 450 escuelas preparatorias, entre técnicas, biculturales y de programa común. Además, fundamos siete universidades regionales y tres más están en proceso de apertura, sin contar las extensiones de las universidades y los tecnológicos, cuando en otro tiempo había sido difícil abrir una sola escuela de nivel profesional. Una de las siete nuevas universidades está justamente en Miahuatlán, en la Sierra Sur, región donde se dieron los lamentables acontecimientos del 31 de mayo.

Hemos construido 3 mil aulas en esta administración estatal, casi tres por día, con lo que Oaxaca está enfrentando el rezago de dos años de escolaridad respecto a la media nacional. En educación media y superior nos preparamos incluso no para alcanzar el promedio, sino para ser vanguardia.

En otro rubro, construimos 220 casas de salud, con lo que por fin, desde diciembre del año pasado, Oaxaca cuenta con este servicio en los 570 municipios del estado y con 30 centros DIF más para apoyar a los niños oaxaqueños, que hoy reciben 450 mil desayunos escolares, 325 mil más que hace tres años.

Al diputado Perogordo lo invito a que constate esta realidad, pero además lo convoco a que nos apoye desde sus facultades legislativas para recibir más recursos federales y seguir cubriendo el tramo que nos separa de los parámetros nacionales de desarrollo y crecimiento. Que solicite informes a la Comisión de Programación y Presupuesto de la Cámara de Diputados sobre nuestra propuesta para crear infraestructura de caminos y carreteras y un programa social emergente, muy puntualizado en objetivos, metas e instrumentos, y que nos ayude a traducirlo en presupuesto.

A Iván Restrepo, un analista agudo y honesto, pero desinformado, sólo lo invito a visitar Oaxaca para que no funde sus juicios en conjeturas y testimonios de oídas, sino en la observación empírica.

Así podrá constatar que el racismo y la discriminación de los pueblos indígenas, en efecto, no es una explicación banal de los acontecimientos funestos de la semana pasada en la Sierra Sur, sino una carga histórica infamante que todavía no podemos diluir y que sigue expresándose en pobreza, marginación e injusticia.

Es un trato vejatorio que data de más de 500 años, desde el imperio de los aztecas, sólo que agudizado por la conquista de México y que explica que estos pueblos indígenas estén confinados en las sierras y las montañas. Es una historia de opresión y trato discriminatorio que en Oaxaca hemos combatido con una legislación estatal de avanzada y ahora con nuestra exigencia de una legislación federal que los haga sujetos de derecho público, no de beneficencia pública.

También podrá informarse que al inicio de este gobierno estatal había 400 conflictos agrarios, 220 de ellos resueltos ya por la vía conciliatoria. También podrá enterarse, de manera directa, no por versiones interesadas, que los programas de desarrollo sustentable los impulsamos desde el gobierno con participación de las propias comunidades.

No es la primera vez, sino la quinta, que visito el municipio flagelado por la tragedia, uno de los 570 del estado. Ahí mismo fundamos un Colegio de Bachilleres y cinco telesecundarias en las comunidades aledañas.

Finalmente, quiero decirle a Restrepo que desde el primer momento instruí a las áreas competentes de mi gobierno a profundizar en las investigaciones hasta dar con los autores de crimen, en todas sus vertientes. No habrá impunidad frente a la matanza. No puede tampoco seguir en amplias franjas del estado de Oaxaca la opresión de la peor de las violencias, la violencia social, la pobreza extrema. Esa es una responsabilidad compartida. La Federación tiene una deuda de justicia con el sur marginado.

Gobernador de Oaxaca.

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