La Jornada Semanal,  2 de junio del 2002                           378


E N S A Y O


PRIMER MOVIMIENTO ÉTICO:
EL DIÁLOGO


X. ESCUTIA

Ernst Tugendhat, Celso López
y Ana María Vicuña,
El libro de Manuel y Camila.
Diálogos sobre ética,
Gedisa,
España, 2001.
El filósofo Ernst Tugendhat (Brno, Moravia, 1930), emigró siendo niño, junto con su familia, a Venezuela debido a la llegada del nazismo al poder. Tugendhat, estudiante adolescente en la universidad norteamericana de Stanford, conocedor de Heiddegger, Nietzsche y Wittgenstein, pensador preocupado por la investigación ética, tiene en su haber textos como Lecciones de ética, Ser verdad, acción y Diálogo en Leticia. Introducción analítica al lenguaje sobre el concepto y fundamentación de moral. Etica y política. En 1992 tuvo que volver a emigrar y nuevamente eligió un país latinoamericano, en este caso, Chile. Ahí elaboró, junto con dos profesores de enseñanza secundaria, Ana María Vicuña –encargada de los aspectos del lenguaje–, y Celso López –a cargo de los elementos narrativos– y él a cargo de los argumentos, un texto de enseñanza de ética para adolescentes: El libro de Manuel y Camila. Diálogos sobre ética.Un libro con varias virtudes: el planteamiento claro y sencillo de las preguntas éticas. Conscientes de las dificultades que contiene un texto de esta naturaleza, cuyo objeto son los temas debatidos "tradicionalmente" por los filósofos, los autores toman como referente a un grupo de adolescentes que discute entre ellos con frescura, perspicacia y preocupación sobre lo acuciante de lo cotidiano: asaltos, asesinatos, solidaridad, desamor, felicidad, fidelidad, amistad. Este diálogo tiene varios niveles entre la reflexión ética y moral, y no cae en la dicotomización de los conceptos, lo cual es un acierto; las discusiones se dan a través del diálogo en el más puro sentido socrático. Otro elemento interesante es el diálogo con los padres, los profesores, que no siempre por más viejos son más sabios, pero sí están dispuestos a escuchar y reflexionar sobre las diversas cuestiones, y a mostrar su responsabilidad sobre la formación de sus hijos, sus alumnos. Sin embargo, esto no debe ser visto como un elemento conservador, sino como un redescubrimiento personal y subjetivo de la relación de padres e hijos, de profesores y alumnos, donde cada uno de ellos se manifiesta desde una perspectiva horizontal. Esta es una característica apenas resaltada: la horizontalidad del diálogo. Quizá suene tautológico; sin embargo, esta condición necesaria de todo diálogo suele soslayarse. Asimismo demuestra que el diálogo no siempre nos lleva al consenso.

Las preguntas: "¿Cuál es el peor crimen?", "¿provocan todos los tipos de robo el mismo daño?", "¿siempre está prohibido hacer sufrir a los demás?" recobran desde varias perspectivas la pregunta socrática sobre el sufrimiento formulada en la Retórica. Los temas: compromisos y engaños, solidaridad; la obligación de ayudar, la simpatía y la antipatía, el sentido de la vida y la felicidad… son preocupaciones de siempre, revisadas desde la visión de los adolescentes de principios de siglo.

Se trata de cuestiones a debatir una y otra vez en una época difícil, en la que el diálogo es escaso, donde se juega a caracterizar al otro como el malo, el bárbaro, el infiel. El libro de Manuel y Camila contribuye a recuperar la posibilidad de poner en duda nuestros valores y nuestros prejuicios •


 E N S A Y O

UN GRANO DE ARENA

MARÍA GABRIELA
ZAMUDIO DEMERUTIS

Belinda Arteaga,
A gritos y sombrerazos. Historia de los debates sobre educación sexual en México. (1906-1946),
Universidad Pedagógica Nacional/Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa,
México, 2001.

Si se analizaran profundamente los caminos que han llevado a nuestra sociedad a entender la sexualidad desde ángulos muy diversos y a practicarla desde perspectivas muy diferentes, habría que examinar la evidente necesidad de integrar la educación sexual a la sociedad mexicana.

La sexualidad, según se afirma, es un proceso no sólo natural, sino una respuesta a un momento histórico y a una sociedad determinada. Sus leyes surgen del entorno en el que se vive, son respuesta al pensamiento colectivo y están regidas por la moralidad que imponen organizaciones políticas o religiosas, principalmente.

Para poder determinar dónde se encuentran las raíces de los interminables debates sobre la educación sexual en México, habría que ahondar en cuáles han sido los problemas a los que se han enfrentado los especialistas, al tratar de integrar la educación sexual a los programas educativos; y, por otro lado, sería necesario examinar las causas históricas e influencias adoptadas de otras culturas o sociedades.

A gritos y sombrerazos es un estudio bien fundamentado y bien estructurado que ofrece al lector una vasta investigación que rebasa los límites de la psicología y la pedagogía para introducirnos en las causas de los debates sobre la educación sexual que han tenido lugar en México, durante el siglo pasado. Cifra las bases históricas al mencionar sucesos, personajes y movimientos que han influido fuertemente en el desarrollo de la sociedad mexicana y su manera de concebir la sexualidad. Además, aporta un sinnúmero de opiniones de especialistas de distintas nacionalidades y épocas para apoyar sus tesis. Para llegar al fondo del asunto, profundiza en aspectos históricos, políticos, ideológicos, étnicos, culturales y axiológicos. Belinda Arteaga reconstruye, con su investigación, el panorama de una época para indicarnos dónde estamos actualmente en relación con la educación sexual.

En México se han suscitado un gran número de debates como respuesta al estrecho lazo de la sociedad con la religión católica, principalmente, cuya influencia ha sido represora en cuestiones de sexualidad. Desde siempre, la iglesia ha considerado a la familia como núcleo y a la sexualidad como un instrumento de reproducción. Hablar de placer o satisfacción sexual son tabúes que están íntimamente ligados con el pecado, cosa que evidentemente no sucede en otros lugares como en la India, donde se venera a las deidades a través del acto sexual y donde los ritos son, de alguna manera, la reproducción del acto creador del universo.

Caminar por lugares conocidos es más fácil, y por eso surgen el miedo y la resistencia al cambio; creencias ancestrales que se han fijado en el ser humano y no le permiten evolucionar. Por otro lado, el que se libera de esas creencias puede caer en situaciones extremas y en conductas contra natura. De lo anterior se deduce la necesidad del conocimiento para adquirir una clara conciencia de las situaciones.

Uno de los principales problemas a los que se han enfrentado las sociedades es la desinformación sobre la sexualidad. Desafortunadamente, no había una bibliografía que aportara un conocimiento integral a los mexicanos de principios del siglo pasado. Existían informaciones dispersas que llegaban a mano de lectores clandestinos, pero no a la sociedad en su totalidad, lo cual contribuyó en buena medida a convertir al sexo en un tabú. Había otros medios por donde llegaba distorsionado este conocimiento: panfletos, notas periodísticas, sermones y rumores; pero llegaba sólo a individuos aislados y, por lo mismo, inclusive la lectura de publicaciones como éstas resultaba objeto de escándalo o se convertía en detonante de un sin fin de opiniones, represiones e incluso agresiones.

¿Dónde localiza Belinda Arteaga las bases de la represión sexual en México? La autora aporta datos bien documentados con relación a la sexualidad y el papel de la mujer en las sociedades ancestrales. A pesar de la "liberación femenina", no se ha podido erradicar el rol que se ha impuesto desde la antigüedad a la mujer. México posee desde tiempos remotos una vida patriarcal, donde el hombre es quien tiene la batuta con respecto a esposa e hijos. Aristóteles fue quien sembró las bases de esta sociedad, en donde mujeres, hijos y esclavos debían someterse a la voluntad masculina. De igual forma, y a pesar de la distancia en el tiempo que nos separa del filósofo griego, las sociedades actuales siguen estando cifradas en este concepto. Romper con ese esquema trastoca los valores del pasado y desgaja el núcleo familiar. Lo mismo sucede con la sexualidad, donde impera la voluntad masculina.

Gobernantes, políticos y especialistas comenzaron a debatir si era buena o mala opción transmitir educación sexual a niños que no imaginaban si quiera lo que la palabra "sexo" podría significar. Padres de familia y maestros se aunaron al debate sin poder concluir a ciencia cierta si la información o la desinformación podrían afectar más a las sociedades futuras. Los debates continúan, no se ha llegado a conclusiones ni a respuestas definitivas, y siguen insatisfechas las necesidades de conocimiento. Por otro lado, crece aceleradamente el bombardeo de información de toda índole con relación al sexo a través de los medios de comunicación, especialmente el cine, la radio, la televisión y la cibernética. Es un buen momento para estar bien informados, tarea en la que A gritos y sombrerazos aporta un buen grano de arena•