Sólo se conservaba un par de partituras
religiosas
Dos musicólogos ordenaron el catálogo
de Cenobio Paniagua
El resultado de ese trabajo de rescate documental está
disponible en un texto que hoy se presenta en el CNA
ANGEL VARGAS
El de Cenobio Paniagua Vázquez (1821-1882) es uno
de esos casos no tan poco comunes dentro del mundo del arte en que se conoce
al personaje y no su obra.
Se sabe, por ejemplo, que fue uno de los más grandes
músicos del México decimonónico, que fundó
la escuela operística en el país y que su ópera
Catalina de Guisa es el primer título nacional del género
que se representó después de la Independencia.
Sin embargo, nadie, en poco más de un siglo, había
podido ver ni escuchar alguna de sus composiciones, a excepción
de un par de partituras de corte religioso que se encuentran resguardas
en el Conservatorio Nacional.
Esa es una laguna que ahora ha quedado salvada de manera
definitiva gracias a los musicólogos Aurea Maya y Eugenio Delgado,
que tras cinco años de intenso trabajo ordenaron y clasificaron
el catálogo de manuscritos musicales y teóricos que el autor
michoacano legó a su familia y que es conocido como Archivo Zeballos
Paniagua.
Tal
nombre lo debe a su actual propietario, el abogado y catedrático
José Manuel Zeballos Paniagua, tataranieto del compositor, a quien
los investigadores lograron localizar a mediados de la década de
los noventa en Córdoba, Veracruz, con la esperanza de encontrar
partituras del músico. Su búsqueda, a la postre, fue fructífera,
pero antes debieron sortear un sinfín de contratiempos y sinsabores.
El acervo está integrado, además, por obras
de uno de los hijos de Cenobio Paniagua, Manuel, así como de algunos
compositores contemporáneos a ellos, tanto nacionales como extranjeros.
Aurea Maya y Eugenio Delgado ponen ahora ese material
a disposición pública a través de Obras de Cenobio
y Manuel M Paniagua, título del catalogo, editado por el Centro
Nacional de Investigación, Documentación e Información
Musical Carlos Chávez (Cenidim) y que será presentado este
miércoles, a las 19 horas, en el Aula Magna José Vasconcelos
del Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco y Calzada de Tlalpan).
Como parte central del acto, en el que participarán,
entre otros, los musicólogos Consuelo Carredano y José Antonio
Robles Cahero, se ofrecerá un recital con cuatro de las 22 canciones
escritas por Paniagua. Las piezas serán interpretadas por los propios
especialistas, ya que Maya es además soprano y Delgado pianista.
A ellos, por cierto, se debe asimismo el hallazgo y restitución
de Ildegonda, ópera de Melesio Morales (1839-1908), cuyo
estreno ocurrió en diciembre de 1992, con motivo de la inauguración
del Centro Nacional de las Artes. De hecho, de las investigaciones en torno
a esa obra fue de donde nació el prurito por localizar la obra de
Cenobio Paniagua.
El catálogo está integrado por 376 fichas
e incluye 135 obras del autor michoacano y 20 atribuibles a él;
90 de su hijo Manuel y 40 que se le son atribuidas; 28 de compositores
mexicanos y 22 de europeos y numerosas de origen anónimo.
Entre el material más sobresaliente se encuentran
los manuscritos de la mencionada ópera Catalina de Guisa,
aunque incompletos, pues sólo se localizaron las partituras del
tercer acto, orquestado, y las del primero y el tercero, en la versión
para piano; del segundo acto, sólo se tiene la guía del apuntador.
Empero, se cuenta con todas las partes de las voces de principio a fin
de la obra.
También se encontró la segunda ópera
escrita por Paniagua, Pietro D'Abano, de la cual falta la partitura de
la orquesta, pero están tanto la parte vocal con piano como las
particellas.
Las indagaciones llevaron a la pareja de musicólogos,
unidos también en matrimonio, a localizar una tercera ópera
de la cual la historia no daba noticia, intitulada Clementina, aunque sólo
son fragmentos. En contraste, no apareció nada en el archivo de
la ópera El paria, que sí está consignada en
los registros históricos.
También se encontraron seis zarzuelas, género
que se ignoraba hubiera sido abordado por el compositor, así como
un cuarteto de cuerdas, "que muy probablemente sea el primero que se haya
escrito en el país, pues por la edad de Cenobio Paniagua debió
haberlo hecho antes que Guadalupe Olmedo", cuyo cuarteto de cuerdas se
dice hasta la fecha que es el primero.
Obras corales, para pequeña orquesta y banda, salmos,
oratorios, pastoleras y piezas para piano completan el catálogo,
así como escritos teóricos de fin diverso, como de solfeo,
armonía, ejercicios de canto y métodos de contrabajo.
Aurea Maya y Eugenio Delgado señalan que una vez
editado el catálogo, el paso siguiente será digitalizar el
material para subirlo a internet y, eventualmente, editar un cd-rom. También
planean iniciar una serie de ediciones de las obras que, a su juicio, son
las más interesantes; actualmente preparan las de los mencionados
cuarteto de cuerdas y la ópera Prieto D'Abano.
Los especialistas subrayan que la importancia de Cenobio
Paniagua radica en la actividad que realizó en el campo de la ópera,
no sólo por ser el primer compositor del México independiente
que logró representar una obra suya, sino por fundar la Compañía
Mexicana de Opera, a través de la cual abordó el repertorio
internacional tradicional y el de boga en aquella época, así
como obras de su autoría y de otros compositores nacionales. Asimismo,
fundó una academia musical.
"Es un personaje imprescindible para comprender el auge
operístico en nuestro país durante el siglo antepasado. De
alguna manera, todos los autores de esa centuria que se adentraron a ese
género, entre ellos Melesio Morales, descienden de él, ya
sea porque fueron sus alumnos o alumnos de sus alumnos. Además de
que los instó para que fueran montados un sinfín de títulos",
señalan.
En cuanto al aspecto meramente musical, "podría
ser considerado un compositor del primo ottocento, es decir de la primera
mitad del siglo XIX. Se habla de su italianismo, pero sin duda enclava
en una concepción de ópera más propia de Francia,
en la que nos cantantes no marcaban la pauta, como sí sucedía
en la italiana, y se dejaba por tanto con más libertad al compositor".
Rubrican: "La música de Paniagua explota la voz
de una manera excelente, pero nunca hay virtuosismos gratuitos, por el
contrario, las suyas son obras discretas, de una eficacia menos fundada
en el efecto que en el sentido general de la obra".