Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 27 de mayo de 2002
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Cultura
Sólo se conservaba un par de partituras religiosas

Dos musicólogos ordenaron el catálogo de Cenobio Paniagua

El resultado de ese trabajo de rescate documental está disponible en un texto que hoy se presenta en el CNA

ANGEL VARGAS

El de Cenobio Paniagua Vázquez (1821-1882) es uno de esos casos no tan poco comunes dentro del mundo del arte en que se conoce al personaje y no su obra.

Se sabe, por ejemplo, que fue uno de los más grandes músicos del México decimonónico, que fundó la escuela operística en el país y que su ópera Catalina de Guisa es el primer título nacional del género que se representó después de la Independencia.

Sin embargo, nadie, en poco más de un siglo, había podido ver ni escuchar alguna de sus composiciones, a excepción de un par de partituras de corte religioso que se encuentran resguardas en el Conservatorio Nacional.

Esa es una laguna que ahora ha quedado salvada de manera definitiva gracias a los musicólogos Aurea Maya y Eugenio Delgado, que tras cinco años de intenso trabajo ordenaron y clasificaron el catálogo de manuscritos musicales y teóricos que el autor michoacano legó a su familia y que es conocido como Archivo Zeballos Paniagua.

Tal nombre lo debe a su actual propietario, el abogado y catedrático José Manuel Zeballos Paniagua, tataranieto del compositor, a quien los investigadores lograron localizar a mediados de la década de los noventa en Córdoba, Veracruz, con la esperanza de encontrar partituras del músico. Su búsqueda, a la postre, fue fructífera, pero antes debieron sortear un sinfín de contratiempos y sinsabores.

El acervo está integrado, además, por obras de uno de los hijos de Cenobio Paniagua, Manuel, así como de algunos compositores contemporáneos a ellos, tanto nacionales como extranjeros.

Aurea Maya y Eugenio Delgado ponen ahora ese material a disposición pública a través de Obras de Cenobio y Manuel M Paniagua, título del catalogo, editado por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim) y que será presentado este miércoles, a las 19 horas, en el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco y Calzada de Tlalpan).

Como parte central del acto, en el que participarán, entre otros, los musicólogos Consuelo Carredano y José Antonio Robles Cahero, se ofrecerá un recital con cuatro de las 22 canciones escritas por Paniagua. Las piezas serán interpretadas por los propios especialistas, ya que Maya es además soprano y Delgado pianista.

A ellos, por cierto, se debe asimismo el hallazgo y restitución de Ildegonda, ópera de Melesio Morales (1839-1908), cuyo estreno ocurrió en diciembre de 1992, con motivo de la inauguración del Centro Nacional de las Artes. De hecho, de las investigaciones en torno a esa obra fue de donde nació el prurito por localizar la obra de Cenobio Paniagua.

El catálogo está integrado por 376 fichas e incluye 135 obras del autor michoacano y 20 atribuibles a él; 90 de su hijo Manuel y 40 que se le son atribuidas; 28 de compositores mexicanos y 22 de europeos y numerosas de origen anónimo.

Entre el material más sobresaliente se encuentran los manuscritos de la mencionada ópera Catalina de Guisa, aunque incompletos, pues sólo se localizaron las partituras del tercer acto, orquestado, y las del primero y el tercero, en la versión para piano; del segundo acto, sólo se tiene la guía del apuntador. Empero, se cuenta con todas las partes de las voces de principio a fin de la obra.

También se encontró la segunda ópera escrita por Paniagua, Pietro D'Abano, de la cual falta la partitura de la orquesta, pero están tanto la parte vocal con piano como las particellas.

Las indagaciones llevaron a la pareja de musicólogos, unidos también en matrimonio, a localizar una tercera ópera de la cual la historia no daba noticia, intitulada Clementina, aunque sólo son fragmentos. En contraste, no apareció nada en el archivo de la ópera El paria, que sí está consignada en los registros históricos.

También se encontraron seis zarzuelas, género que se ignoraba hubiera sido abordado por el compositor, así como un cuarteto de cuerdas, "que muy probablemente sea el primero que se haya escrito en el país, pues por la edad de Cenobio Paniagua debió haberlo hecho antes que Guadalupe Olmedo", cuyo cuarteto de cuerdas se dice hasta la fecha que es el primero.

Obras corales, para pequeña orquesta y banda, salmos, oratorios, pastoleras y piezas para piano completan el catálogo, así como escritos teóricos de fin diverso, como de solfeo, armonía, ejercicios de canto y métodos de contrabajo.

Aurea Maya y Eugenio Delgado señalan que una vez editado el catálogo, el paso siguiente será digitalizar el material para subirlo a internet y, eventualmente, editar un cd-rom. También planean iniciar una serie de ediciones de las obras que, a su juicio, son las más interesantes; actualmente preparan las de los mencionados cuarteto de cuerdas y la ópera Prieto D'Abano.

Los especialistas subrayan que la importancia de Cenobio Paniagua radica en la actividad que realizó en el campo de la ópera, no sólo por ser el primer compositor del México independiente que logró representar una obra suya, sino por fundar la Compañía Mexicana de Opera, a través de la cual abordó el repertorio internacional tradicional y el de boga en aquella época, así como obras de su autoría y de otros compositores nacionales. Asimismo, fundó una academia musical.

"Es un personaje imprescindible para comprender el auge operístico en nuestro país durante el siglo antepasado. De alguna manera, todos los autores de esa centuria que se adentraron a ese género, entre ellos Melesio Morales, descienden de él, ya sea porque fueron sus alumnos o alumnos de sus alumnos. Además de que los instó para que fueran montados un sinfín de títulos", señalan.

En cuanto al aspecto meramente musical, "podría ser considerado un compositor del primo ottocento, es decir de la primera mitad del siglo XIX. Se habla de su italianismo, pero sin duda enclava en una concepción de ópera más propia de Francia, en la que nos cantantes no marcaban la pauta, como sí sucedía en la italiana, y se dejaba por tanto con más libertad al compositor".

Rubrican: "La música de Paniagua explota la voz de una manera excelente, pero nunca hay virtuosismos gratuitos, por el contrario, las suyas son obras discretas, de una eficacia menos fundada en el efecto que en el sentido general de la obra".

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