Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 16 de mayo de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Mundo

Angel Guerra Cabrera

Carter en Cuba

La visita a Cuba del ex presidente James Carter demuestra que la política de hostilidad abierta contra la isla es percibida en Estados Unidos como un rotundo fracaso. Así lo prueba el viraje de la opinión pública del país del norte en contra del bloqueo y de la prohibición de viajar a la mayor de las Antillas. Si la visita del ex presidente implica un componente de valentía política personal, lo que la ha hecho posible y le concede enorme importancia es que se erige como un audaz paso ofensivo de la creciente coalición que trabaja en Estados Unidos por un cambio de la política hacia Cuba. Coalición que alberga a la Cámara de Comercio y las grandes corporaciones que la integran, a una mayoría de legisladores y a numerosas Iglesias cristianas, círculos académicos, sindicatos, así como personalidades que van desde ex secretarios de gabinete republicanos hasta el reverendo Jesse Jackson. Más de cuatro décadas de agresiones, subversión y bloqueo no han podido acabar con el régimen revolucionario que, después de la profunda crisis económica y las confusiones ideológicas originadas por la desaparición de la URSS, ha sido capaz de reactivar la economía, reconstruir el consenso interno y preservar y hacer avanzar sus programas culturales y sociales.

Como colofón, el ingreso en los últimos años de capitales y productos canadienses y europeos a un mercado que las corporaciones estadunidenses aspiran reconquistar, ha llevado a éstas a abogar por el levantamiento de las sanciones contra la isla. Pero pese al apoyo de que goza en el Poder Legislativo y en la opinión pública, la postura antibloqueo enfrenta la resistencia a la más mínima apertura hacia Cuba del propio presidente George W. Bush y de los sectores ultraconservadores aliados a la contrarrevolución cubana de Miami. De esta última depende en gran medida la relección del hermanísimo Jeb como gobernador de Florida, donde los anglos y los afroestadunidenses votan tradicionalmente a favor del Partido Demócrata. En las proverbiales mañas politiqueras de la extrema derecha de origen cubano, en el control mafioso que ejerce sobre los medios de comunicación y la orientación electoral del estado y en los cuantiosos recursos financieros de que dispone ese grupo están depositadas las esperanzas republicanas de revalidar el cetro floridano. No en balde Bush se reunirá el 20 de mayo en Miami con sus más connotados cabecillas después de decretar desde Washington lo que ya ha trascendido como un endurecimiento de la política hacia Cuba.

Como era de esperarse, Carter defendió en la isla el libre mercado y la democracia representativa. Hasta recomendó a los cubanos el ingreso al ALCA, instrumento puesto en solfa por las groseras medidas proteccionistas de Bush. El ex presidente endosó también el Proyecto Varela de la minúscula oposición local, cuya subordinación a Estados Unidos está fuera de toda duda. Sin embargo, utilizó siempre un tono respetuoso, reconoció los "extraordinarios" logros de la isla en educación y salud, y planteó un principio que lo distancia sensiblemente de las posturas más agresivas contra Cuba: que su país debe levantar el bloqueo como un primer paso hacia la normalización de las relaciones bilaterales. Carter destrozó sin miramientos las acusaciones formuladas días antes por el subsecretario de Estado, John Bolton, en el sentido de que Cuba estaría produciendo y transfiriendo tecnología para la fabricación de armas biológicas a Irak, Libia e Irán. Su visita también expresa la ruptura irreversible del gran consenso doméstico logrado por Bush después del 11 de septiembre. Este se resquebrajará más por la proximidad de la simbólica batalla electoral en Florida y de las elecciones legislativas de 2003, al estímulo del descalabro del modelo neoliberal en el mundo, del ostensible aumento del desempleo en casa y del aislamiento en que colocan a Washington la arrogancia y el matonismo del actual inquilino de la Casa Blanca.

La visita de Carter a Cuba prefigura la intensa lucha ideológica y política que supondría dentro de la isla un giro hacia la distensión en la conducta de Estados Unidos y las presiones a que se vería sometida La Habana por parte de Wa-shington en ese caso para lograr el desmantelamiento del sistema político y social instaurado por la revolución, riesgos de los que los dirigentes cubanos son muy conscientes y han asumido siempre como un inevitable desafío.

[email protected]

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año