Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 17 de abril de 2002
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Política

No podemos adoptar actitudes de Pilatos en las que no tenemos nada que decir, expresa

El voto en Ginebra, ''al amparo de Naciones Unidas; Cuba debería aceptarlo'', señala Creel

A nuestro país lo han visitado relatores y representantes de organismos internacionales De todos ellos se han recibido opiniones sobre nuestras debilidades y fortalezas, indica

PATRICIA MUÑOZ Y JUAN MANUEL VENEGAS

La posición de México en Ginebra, censurando la situación de los derechos humanos en Cuba, no es un voto contra ese país sino un voto ''al amparo de las Naciones Unidas que, como parte de ellas, Cuba debería aceptar'', sostuvo el secretario de Gobernación, Santiago Creel. Ya no podíamos -subrayó- tomar actitudes como Poncio Pilatos, en las que el gobierno mexicano no tiene nada que decir; al contrario, ahora es un compromiso muy claro con los derechos humanos.

En sendas entrevistas con diversos medios electrónicos, Creel defendió la postura mexicana en Ginebra rechazando que sea fijada por un solo hombre -en alusión al canciller Jorge G. Castañeda-, sino que es un planteamiento del gobierno mexicano. Es un voto a favor de la vigencia de los derechos humanos en Cuba, pero también en Irán, en Chechenia, en el Medio Oriente, donde hay una convulsión social y mucha violencia, se-ñaló el secretario.

Por otro lado, en la presentación de un convenio entre las secretarías de Gobernación y de Educación Pública (SEP) con el Instituto Federal Electoral (IFE), Creel afirmó que así como se han apoyado mociones en las Naciones Unidas que promueven los derechos humanos en países que requieren alcanzar un mayor grado de observancia, a la par el gobierno de Fox ha reprobado las violaciones de estas garantías que sufren nuestros compatriotas fuera de México, cuando éstas han ocurrido.

''Hablamos el mismo lenguaje dentro y fuera también''

Ante el presidente de la República, Vicente Fox Quesada, en el patio central de la SEP, el funcionario defendió la consistencia de la política mexicana en materia de derechos humanos y sostuvo: ''Hablamos un mismo lenguaje dentro y fuera también''.

México se ha abierto al mundo y reconoce la universalidad de los derechos humanos; al país lo han visitado altos comisionados de la ONU y representantes de otros organismos internacionales no gubernamentales, y de todos ellos se han recibido sus opiniones sobre las fortalezas y debilidades que en la materia tiene la nación, apuntó.

''A ello se suma el cumplimiento de las recomendaciones que nos ha efectuado la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el diálogo permanente que sostenemos con los defensores de organizaciones no gubernamentales'', dijo el secretario ante legisladores y funcionarios.

Planteó además que el respeto universal a los derechos humanos es el mejor legado de cultura política que se puede dar a las futuras generaciones, y que así lo ha entendido este gobierno en su conducción interna y en el ejercicio de su política exterior.

Durante las entrevistas a medios electrónicos, Creel resaltó que el voto mexicano no es una condena a Cuba, sino es un voto que realiza México en un organismo internacional y por tal motivo no contraviene la Constitución. Comentó que esta postura ya tiene un antecendente en los años 80, cuando México emitió un voto similar.

Esta votación no es una injerencia en un país en lo particular, sino un voto como parte de Naciones Unidas, es decir, no se trata de una acción unilateral. ''No podemos seguir ocultando los temas más relevantes desde el punto de vista de la agenda nacional o internacional en aras de no discutir. Vale la pena tener una discusión, si los derechos humanos tienen vigencia más allá de las fronteras''.

''Esto va más allá de una polémica de tipo personal''

Interrogado sobre el papel de Castañeda en este viraje de la política exterior, Creel dijo: ''Esto va más allá de una polémica de tipo personal; en esta matcreel_ife_nnb6eria hay plena cohesión al interior del gabinete; estamos convencidos y comprometidos con la vigencia de los derechos humanos''.

En este sentido, dijo que este compromiso ha tenido sus expresiones internas al designarse a un fiscal especial para investigar la guerra sucia de los años 70. ''Se ha excarcelado a innumerables personas que habían estado en la cárcel precisamente violándose sus derechos humanos, entre otros medidas.''

Ante las críticas de legisladores sobre la decisión de votar en favor de la censura a Cuba, el secretario Creel Miranda pidió que se conociera a fondo el planteamiento de Uruguay, y que se tenga conocimiento de que éste ha sido respaldado por Europa y la gran mayoría de los países latinoamericanos.

-ƑNos dicta Estados Unidos nuestra política exterior? -le preguntaron.

-Por supuesto que no; tan no es así que hace un par de días señalamos y reprobamos, condenamos la resolución de la Suprema Corte de Estados Unidos que violenta, ahí sí, derechos humanos de migrantes mexicanos indocumentados.

El discurso de Creel Miranda también abordó la política interna y las insuficiencias de la democracia mexicana. Reconoció que en este rubro queda ''un largo trecho por recorrer, pues a pesar de los avances innegables hay señales encontradas sobre la fortaleza de nuestra cultura democrática''.

Cohabitan rasgos del viejo régimen con los del sistema democrático

El funcionario consideró que en México conviven en un mismo plano la pluralidad con la intolerancia; la participación ciudadana activa con la indolencia cívica; la autogestión con el paternalismo, y la honestidad con la corrupción. ''En definitiva, cohabitan todavía los rasgos de un viejo régimen autoritario con los de un sistema democrático que está en proceso de consolidación.''

Manifestó que para superar estas contradicciones, inherentes a una transición política, es necesario fortalecer la cultura cívica, una cultura que demanda que el ciudadano asuma plenamente sus derechos y cumpla sus obligaciones, un ciudadano que debata y llegue a consensos dentro del marco institucional.

En la promoción de la cultura política no cabe monopolio alguno, ni por parte de la autoridad ni tampoco de un sector de la sociedad; los esfuerzos aislados y desarticulados estarán destinados, si acaso, a influir de manera marginal, expresó.

Para concluir, el funcionario federal señaló que cuando predominan la apatía y la falta de valores cívicos, cuando se desconocen los valores de la convivencia democrática, las personas son incapaces de expresarse como ciudadanos y eligen entre la sumisión o la rebelión.

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