Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 30 de marzo de 2002
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Política
Ninguna referencia de Castro al diferendo diplomático

Virtual tregua entre México y Cuba; saldo rojo para ambos

Fox califica las relaciones bilaterales de ''muy bien, como siempre'', en entrevista concedida a la televisión

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 29 de marzo. Con dos claras señales al más alto nivel, la peor crisis en cuatro décadas de las relaciones diplomáticas entre Cuba y México entró hoy en una virtual tregua. En ambas partes se silenciaron las armas políticas con un inicial recuento de costos y beneficios que arroja saldos rojos en los dos lados.

Los presidentes Fidel Castro y Vicente Fox dieron públicamente, casi en forma simultánea, la orden de cese el fuego. El mandatario cubano, al omitir cualquier mención al caso durante un discurso de tres horas y media, la noche del miércoles y primeras horas del jueves. El mexicano, al afirmar en una entrevista por televisión, más o menos al mismo tiempo, que las relaciones bilaterales están "muy bien, como siempre", y al rehusar extender sus comentarios sobre el diferendo.

El canciller cubano, Felipe Pérez Roque, y su homólogo mexicano, Jorge G. Castañeda, coincidieron esta semana en Ginebra, donde ayer concluyó el primer tercio del 58 periodo de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas, hoy en receso de Viernes Santo. Ambos leyeron sus discursos, pero Castañeda no hizo declaraciones a la prensa y las de Pérez Roque se limitaron a reiterar la conocida posición de La Habana respecto al conflicto bilateral.
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En consonancia con la línea imperante, los medios informativos cubanos han restringido progresivamente la repercusión del caso, del virulento editorial del diario oficial Granma del martes a la eliminación del tema en la cartelera noticiosa este viernes.

Recuento de daños

El paisaje, una semana después de que estalló la batalla, puede resumirse en los siguientes resultados:

1. La relación bilateral está claramente en su más bajo nivel desde el triunfo de la revolución que encabezó Castro en 1959. Nunca como ahora Cuba había acusado abiertamente a México de mantener una política hostil, deliberada y sistemática, en alianza estrecha con Estados Unidos. El resultado es negativo en ambos lados, porque ninguno de los dos gobiernos lo consideraba un objetivo de su política exterior. Aunque el conflicto no ha escalado a nivel diplomático, está en el umbral.

2. Para Cuba es una pérdida neta. A la lista de países que mantiene en la congeladora política (Argentina, Canadá, Costa Rica, España, Guatemala y Uruguay) se agrega México, único aliado regional durante décadas, punto de referencia en América Latina para asuntos cubanos y destino despolitizado de migrantes. En aquellos casos, la falta de diálogo de alto nivel dificulta y retrasa una mejoría en otros terrenos y atasca el contacto multilateral, pero no tiene impacto económico. Los negocios (notablemente canadienses y españoles) han sobrevivido al diferendo gubernamental. En el caso mexicano la huida de capitales ya se produjo hace unos seis años y el intercambio comercial actual es simbólico. Cualquier progreso en este ámbito sin duda sería acogido con entusiasmo por los cubanos.

3. Para México también hay una pérdida neta. Está envenenada la comunicación con un vecino, cuya suerte es un factor de seguridad nacional propia y ha estallado una denuncia sobre política exterior con el peor de los argumentos para cualquier cancillería que se respete: estar al servicio de una potencia extranjera, lo cual, a la vez, abre un nuevo e innecesario flanco de conflicto para Fox ante la sociedad, los partidos y el Congreso.

5. Para ambos países la ruptura del diálogo político es igualmente desventajosa respecto a la relación prioritaria para los dos: la de Estados Unidos. Cuba contó en el pasado con la solidaridad y, en ocasiones, el apoyo activo, del aliado de Washington; México, a su vez, siempre tuvo en la isla (como en otra época en la URSS, los países socialistas y China), un factor de peso compensatorio en el trato desventajoso con su vecino.

6. Para Cuba la crisis tiene la ventaja de cortar abruptamente lo que se perfilaba como una ofensiva en ascenso, a partir de una agenda de Tlatelolco que había singularizado a la isla en una política de derechos humanos con nombre y apellido y que incluye un trato privilegiado al exilio anticastrista de Miami, calificado aquí de "mafia terrorista". El conflicto es el mal menor frente al escenario de mantener la ficción de buenas o normales relaciones, soportando la escalada. Es posible que la isla haya descontado el efecto adverso que iba a tener su denuncia de Castañeda, traducido en apoyo al canciller mexicano y críticas al régimen castrista, al provenir de fuerzas de todas formas favorables al secretario o adversas a La Habana. Cuba busca compartir el costo de la relación realmente existente y no pagarlo completo. Su objetivo es limitar o vulnerar la agenda anticubana de Castañeda, no derribar al canciller ni encabezar la denuncia de su "servilismo" ante Washington, aunque arroja este combustible al fuego que se declaró en Relaciones Exteriores.

7. Para el gobierno de México no hay ventajas a la vista. Tiene ahora un frente que hace una semana no existía y que obliga a definiciones al foxismo y al PAN, incluso mediante un virtual voto de censura o de confianza a Castañeda.

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