Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 25 de marzo de 2002
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Espectáculos

Miles de feligreses asistieron a la escenificación, que cumple 159 años

Jesús llegó tarde y no alcanzó misa de Domingo de Ramos en Iztapalapa

En las puertas de las iglesias, los artesanos ofrecieron las simbólicas palmas

MARIANA NORANDI ESPECIAL

Desde ayer, los ocho barrios que conforman el tradicional poblado prehispánico de Iztapalapa se transformaron durante seis días en un rincón del antiguo Jerusalén. Por sus calles, plazas e iglesias, un grupo numeroso de iztapalences representan los principales pasajes bíblicos de la pasión y muerte de Jesucristo, con fervor y misticismo casi catártico. No sólo los intérpretes de los personajes del evangelio viven con gran entusiasmo las escenificaciones, sino también el resto de los habitantes de la delegación, que interiorizan con singular realismo cada cuadro bíblico, atrayendo las miradas de miles de curiosos.

Este año se cumplen las 159 representaciones desde que, en 1843, se iniciara esta enraizada costumbre. Según algunas fuentes históricas y la tradición oral de Iztapalapa, todo empezó en 1833 a raíz de una fuerte epidemia de cólera morbo, procedente del puerto de Tampico, que azotó Veracruz, Guanajuato y la ciudad de México. En Iztapalapa esta peste estaba acabando indiscriminadamente con la población, por lo que los habitantes de Axomulco y Atlalico acudieron al santuario del Señor de la Cuevita y le suplicaron que se acabara el cólera. Los sobrevivientes le prometieron la celebración de una misa cada año en enmienda de sus culpas. En tres días no se produjeron más muertes.

En cumplimiento a la promesa realizada ante el Señor de la Cuevita, los iztapalences comenzaron la representación de la pasión y muerte de Jesucristo 10 años más tarde. Al principio lo hacían con imágenes alegóricas y luego acabaron haciéndolo con personajes humanos.

Mantener la tradición

Ayer se inició la festividad con el Domingo de Ramos. Las puertas de las iglesias se colmaron de artesanos que trabajan la hoja de palma. Este símbolo, representa el principio de la Semana Santa y la llegada de Jesús a Jerusalén. La palma es bendecida en este día y se agita con exaltación para recibir al Mesías. ramos_iztapalapa_10

Pablo González, es un señor de edad avanzada que vive en el estado de México. Normalmente se dedica a las labores del campo, pero en estas fechas teje la palma para venderla y mantener la tradición: "Hay que ponerle talento a la palmita, porque parece fácil pero es muy complicado". Dos días antes del domingo, la familia González se pone a entretejer la palma y darle diversas formas, pues debido a lo rápido que se seca, trabajar antes sería inútil: "Compramos la palma en la central de abastos y empezamos a tejerla desde ayer". El costo de una palma labrada oscila entre los 5 y 10 pesos, trabajo que lleva de siete a 15 minutos realizar. "Muy poca gente valora esta artesanía, sólo los que saben lo laborioso y cansado que es", comenta González, mientras sus dedos, ásperos y ajados, no dejan de tejer las hojas a una velocidad asombrosa y con una creatividad privilegiada.

Jesús es representado este año por Pedro Reyes, un joven de 26 años que lleva más de dos meses preparándose y ensayando su papel. Acompañado por los apóstoles y el séquito de nazarenos, vírgenes y feligreses, a las 10:30 horas arribó a la iglesia de San Lucas. Miles de palmas se agitaron para recibir al rey de los judíos. Cuando Jesús llegó a la iglesia, la misa, que estaba programada a las 10, ya había empezado, por lo que el cortejo tuvo que esperar en el atrio hasta que acabara.

A las 11, Jesús y todos sus seguidores entraron en la iglesia y, por primera vez en la historia de esta tradición, no hubo párroco para celebrar la misa. Los sacerdotes tienen compromisos en otras capillas y Jesús de Nazaret llegó tarde. Los representantes del Comité Organizador ofrecieron disculpas a los feligreses y anunciaron que al día siguiente hablarían con el obispo. Tito Domínguez, encargado del comité organizador comentó: "Con el padre Trejo, que ahora está enfermo, jamás se había presentado una situación así, él siempre había respetado nuestra tradición y, si se hacía tarde, retrasaba la misa. Mañana tendremos una reunión con el señor obispo y le diremos que es importante respetar nuestra tradición porque representa nuestras raíces".

Invaden mercaderes la Cuevita

Tras el incidente, el público aceptó las disculpas sin el menor reparo y comenzaron las representaciones en el atrio de la iglesia. Ciegos y tullidos reconocieron a Jesús como el hijo de Dios, y agradecieron sus milagros y curaciones. En la explanada de Quetzalcóatl, Jesús curó a unos miserables antes de entrar al templo. Judas le reclamó a Jesús su actitud humilde, poco adecuada de un futuro rey de Israel.

Cuando Jesús llegó al santuario de la Cuevita, lo encontró lleno de mercaderes. Panes, naranjas, hierbas, vacas, ovejas, gallinas, caballos, palomas y becerros se hallaban en la escena. Enfurecido, Jesús corrió a los mercaderes del templo gritándoles que es un lugar de oración y no de comercio. La escenificación provocó tanta pasión en el Mesías, que se rasguñó la mano derecha causándose una herida. Jesús no se inmutó por el accidente y siguió su actuación.

Fuera del santuario, Cristo montó en un asno y fue guiado por el apóstol Pedro por las calles de Iztapalapa en un procesión que duró alrededor de tres horas, donde todos, iztapalences y foráneos, siguieron a Jesús por los barrios de la delegación, finalizando el primer día de esta tradicional y apasionada fiesta religiosa.

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